FOTO: V.GUTIERREZ

❐ MARTA ALMELA / L.B.| 26.05.2023

Numerosos valencianos y devotos de la patrona de Valencia pasaron por la Basílica de la Virgen de los Desamparados para participar en el besamanos público que tuvo lugar el miércoles 24, un acontecimiento este año muy especial porque tuvo lugar tras la reciente celebración y clausura del Año Jubilar del Centenario de la Coronación Canónica de la Mare de Déu.
La Basílica abrió sus puertas a las 6:40 horas, porque ya había un grupo de personas esperando, y desde entonces, pese a la lluvia de las primeras horas -aunque no fue intensa- “el paso de los devotos no se detuvo ni un solo instante”, afirmó el presidente de la Hermandad de Seguidores de la Virgen, José Luis Albiach.

Por su parte, el rector de la Basílica, Melchor Seguí, señaló que “después de todo un año de fiesta, del año jubilar con motivo del Centenario de la Coronación de la Virgen de los De- samparados, el besamanos que cada año cierra el mes de celebración adquiere un carácter especial como colofón del Año Santo”. Este año, “marcado más que nunca por la acción de gracias por todo lo que hemos vivido y todos los frutos que vamos a recibir y ya estamos recibiendo de este año mariano, tanto para la diócesis como en el corazón de todos los valencianos”. “Se trata de un acto al que acude mucha gente, pero a la vez es el acto más íntimo, donde cada devoto, cerca de la patrona, le ofrece su ruego o gratitud”, indicó.

Y cesó la lluvia
Al mediodía, y al haber cesado la lluvia, la plaza de la Virgen se encontraba llena de fieles que “están haciendo una hora y media de espera, aproximadamente”. A mediodía, ya habían sido entregadas 7.000 de las 25.000 estampas de la Mare de Déu que fueron editadas para el Besamanos.

Los Seguidores de la Virgen estuvieron colaborando en la organización y control de acceso en el besamanos, al igual que la Corte de Honor y los Eixidors del Trasllat.

Como es habitual, en el exterior de la Basílica se instalaron vallas para organizar y ordenar el paso de los fieles. La entrada general se realizó por las Puertas de Bronce y se reservó otro acceso para personas con movilidad reducida.

La imagen original de la Virgen de los Desamparados que preside el altar mayor quedó girada hacia su camarín, donde tuvo lugar el culto ordinario durante toda la jornada. Igualmente, los donativos que se recogieron a lo largo de la jornada en el besamanos, se destinarán a la obra social que impulsa la Basílica.

A lo largo de la mañana, se acercaron al besamanos numerosos niños, con sus padres, que acudieron antes de la entrada en los colegios, y muchos ancianos y personas enfermas. Precisamente, entre ellos, figuraba un centenar de acogidos en la residencia de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados, que fueron acompañados por las religiosas. Se desplazaron en vehículos y en sillas de ruedas, para no perderse esta cita a la que acuden todos los años.

Quien vivió el día del besamanos “con mucha ilusión” fue la camarera de la Mare de Déu, Mª Dolores Alfonso, a quien ver el sol después de la lluvia le hacía estar “resplandeciente”, según sus propias palabras, “aunque no tanto como Ella”, reconocía en referencia a la Virgen de los Desamparados. Mª Dolores Alfonso explicó que en esta jornada, la Virgen estrenó “un manto precioso de la falla Ribera-Convento Santa Clara”. Se trata de “un espolín de seda muy bonito, que le sienta de maravilla, confeccionado por Pedro Arrúe con tela de Álvaro Moliner”.

“Estamos muy contentos de verla tan guapa y tan resplandeciente”, manifestó la camarera de la Virgen, quien reconocía que el Año Jubilar por el Centenario de la Coronación estaba ya dando frutos.

“En la Corte de Honor de la Virgen somos unas 2.000 mujeres y, después de todos los actos conmemorativos que hemos tenido estos días, se han presentado unas 25 o 30 solicitudes más para formar parte de la Corte”, manifestaba con evidente emoción. “Al acercarnos a la gente, nos conocen y nos quieren, porque estar cerca de la Virgen siempre da una gran satisfacción porque todos nos sentimos desamparados en algún momento y Ella nos da la protección que nos hace falta. Estamos un ratito con ella y salimos renovados, muy felices”. “Esto es un placer, un regalo de vida”, concluía la camarera de la Mare de Déu.

Fundación maides
Al besamanos también acudieron representantes y miembros de la Fundación Mare de Déu dels Innocents i Desamparats -MAIDES- dedicada a la atención integral de personas con enfermedad mental crónica y en situación de pobreza y exclusión social.

Precisamente, el obispo auxiliar de Valencia, monseñor Arturo Ros, ha sido nombrado nuevo presidente de la Fundación MAIDES, en sustitución de José Máximo Lledó, fallecido en 2022.

Su vicepresidente, Salvador Arnau. aseguró que “nuestro objetivo es apoyar y ayudar a las personas con un trastorno mental grave y en riesgo de exclusión, que son los destinatarios principales de todos nuestro esfuerzos”, añadió. Con la participación en el besamanos “queremos expresar nuestra voluntad de hacer Iglesia en Valencia, participando en los actos conjuntos y sobre todo, atender la que es nuestra segunda finalidad: sensibilizar a la sociedad con el tema de la salud mental”. Una realidad, añade, “que gracias a Dios cada vez está más presente y la sociedad más concienciada”.

“Nosotros ponemos todo de nuestra parte, pero el verdadero motor que empuja la fundación es la Mare de Déu”.
Precisamente, Leo es un ejemplo de la labor de MAIDES. Tiene 23 años, nació en Maldonado, Uruguay, pero desde los siete años vive en España. Su infancia fue muy difícil, como él mismo cuenta “mi vida ha sido muy dura, pero ahora estoy en una de las viviendas de MAIDES y estoy muy contento”. Desde la Fundación Mare de Déu del Inocents i Desamparats (MAIDES), “he conseguido muchos cambios en mi vida, la vida en las viviendas es una pasada, te enseñan a seguir un camino y sobre todo te animan a conseguir y lograr tus propias metas y te demuestran que se puede seguir adelante, a pesar de las dificultades”
El joven, que ya participó en la ofrenda de flores a la Mare de Déu las pasadas fallas junto a sus compañeros, con la comisión Santa María Micaela-Martín el Humano, volvió con alegría e ilusión a la Basílica para participar en el besamanos, “significa mucho para mí, yo tenía una madre, que se llamaba María y que perdí cuando era muy pequeño”, cuenta emocionado.
“Hoy le doy gracias a la Mare de Déu porque me ayuda y le pido poder encontrarme con Ella cuando llegue mi momento, Ella significa mucho para mí, como cristiano”, añade.

Miles de gracias
Sin lugar a dudas, este día es momento para dar gracias a la Madre de los valencianos. Un momento ante Ella en el que los sentimientos se desbordan.

Patricia acudió al besamanos cuando nació su hijo Marcos y fue muy emocionante. Tras el nacimiento de Bruno, en plena pandemia, no pudo repetir la experiencia. Este año decidió acudir con los dos para darle gracias a la Mare de Déu, seguir pidiendo su amparo y pedirle salud y felicidad para ellos.

Daniel era un asiduo al besamanos, pero a causa de una enfermedad, llevaba seis años sin poder asistir, ya que su cita con el médico se repetía cada miércoles, día de la semana que se celebra el tradicional besamanos a final de mayo. Ha vuelto seis años después con la alegría de encontrarse con la Virgen y la emoción de hacerlo acompañado de su nieta Carla, que asistió a su primer besamanos también junto a su madre, Pilar, y su abuela, Vicenta.

Por los niños y por la familia es una de las peticiones que más se le hacen a la Mare de Déu. Elena suele participar con su madre en el besamanos, viven en Puerto de Sagunto y siempre que visitan Valencia, la parada en la Basílica es obligada. Precisamente esta semana operaban a su madre, por lo que decidió acudir como cada año, para pedir que todo saliera bien y acompañada, en esta ocasión, de su amiga María.

Gema y José querían darle las gracias a la Virgen por “las dos bendiciones que nos ha dado con nuestros hijos, Jorge y Pablo”. Con emoción y los ojos cargados de lágrimas continuaban la tradición familiar de asistir al besamanos, esta vez con sus pequeños de cuatro meses, a los que le piden a la Madre que proteja con “salud para cuidarlos y que crezcan felices y en familia”.