Mons. Francisco Cerro en la Facultad de Teología. FOTO: V.GUTIÉRREZ

L.B. | 7.10.2020

El arzobispo de Toledo y primado de España, monseñor Francisco Cerro Chaves, señaló en Valencia que en la crisis sanitaria y económica, “nuestra esperanza reside en vivir este tiempo desde la fe mirando al Corazón vivo de Jesús”, porque de esta manera “puede convertirse en un don”. De lo contrario “no encontraremos sentido a nada”.

Con motivo de la celebración del Año Jubilar de la Basílica del Sagrado Corazón de Jesús de Valencia, monseñor Cerro ofreció una conferencia sobre ‘El Corazón de Jesús, fuente de esperanza para una humanidad en pandemia’, en la Facultad de Teología de Valencia, el pasado viernes 2.

Su ponencia partió de una frase de Etty Hillesum (1914–1943), joven judía que murió que en el campo de concentración de Auschwitz: “Me doy cuenta de que donde quiera que haya seres humanos hay vida”. “Esto es lo que estamos viviendo ahora, un tiempo de crisis que nos ha puesto contra la pared a todos”, reconoció Mons. Cerro. Pero para vivir con esperanza este tiempo “debemos poner nuestra mirada en el Corazón de Jesús, devoción central en el cristianismo porque presenta a Cristo totalmente humano y totalmente divino”, señaló.


Claves para la esperanza
Mons Cerro ofreció cuatro claves para poder vivir con esa esperanza cristiana. En primer lugar, tener en cuenta que “todo lo humano es digno de ser vivido, también el dolor y la enfermedad. Y todo lo ha vivido Cristo”. Y destacó cómo en este tiempo hemos podido ver la generosidad de sacerdotes, religiosos y laicos en hospitales, “que han estado al pie del cañón con esta clave: todo lo humano es digno de ser vivido y hay que vivirlo desde el Corazón de Jesús”. “Sabemos que podemos acudir a Él, que es ternura, misericordia”, añadió.

Como segunda clave, indicó el reto de convertir los obstáculos en dones. “Estamos viviendo una situación muy difícil, como quizás nunca antes la haya vivido la humanidad, pero la sociedad se ha concienciado del valor de la persona: de los mayores, de los niños, a los que se ha tenido que cuidar especialmente por ser más vulnerables”, manifestó.

Y puso el ejemplo de tantas personas que se han ofrecido a llevar comida, visitar o llamar por teléfono a los mayores, a gente que estaba sola. “Muchos en la soledad han descubierto el valor de las cosas pequeñas que tenemos y a las que normalmente no damos importancia: poder ir a la playa, visitar a los abuelos…”.

También destacó el Primado de España que éste es un tiempo de gracia. “Estamos viviendo la historia de salvación y no podemos salir igual. Ésta es la esperanza del cristiano. De todo esto hemos de salir mejore, más entregados”, subrayó.
Mons. Cerro animó a pasar de la queja al agradecimiento, como tercera clave para vivir la esperanza. “Podemos pasar el día quejándonos, pero alguien que se instala en la queja no puede ser feliz ni hacer felices a los demás. Claro que tenemos una situación difícil, pero como cristianos hemos de vivirlo con un planteamiento más esperanzado, desde la confianza en el Corazón de Jesús, en el amor de Dios”, indicó. “Esta sociedad es la nuestra, nos toca vivir este tiempo, este desierto de la vida (paro, enfermedad, pobreza…), pero podremos superarlo bebiendo de la fuente de la salvación, del corazón traspasado. El Corazón de Jesús es fuente de salvación”, aseguró.

Paz y alegría
Por último, animó a hacer memoria y a olvidar para poder encontrar paz y alegría en nuestra vida. “El Corazón de Jesús, en este tiempo de pandemia, puede hacernos traer a la memoria todos los beneficios del Señor y olvidarnos de lo que no vale la pena”. E hizo hincapié en que “esto pasará, pero no pasará la madurez, la vivencia, el amor, el crecimiento que hayamos vivido. El Corazón de Cristo cuida de nosotros”.
La tarde del mismo viernes, Mons. Cerro ofreció también una meditación jubilar en la Basílica del Sagrado Corazón de Jesús, de Valencia, en el marco de la celebración de su Año Jubilar. La sesión llevó por título ‘La ternura de Dios’.