REDACCIÓN | 11.03.2021
El Palacio de Colomina acogió el primer ‘Dies Academicus’ del año, organizado por el Servicio de Pastoral de la Universidad CEU Cardenal Herrera. Un nuevo encuentro para la reflexión que contó con la presencia del arzobispo de Burgos, Mario Iceta, quien profundizó en el documento de la Conferencia Episcopal Española (CEE): ‘Sembradores de esperanza: acoger, proteger y acompañar en la etapa final de esta vida’.
Ante el cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, junto a sus obispos auxiliares Javier Salinas y Arturo Ros, y el rector de la CEU-UCH, Vicente Navarro de Luján, vía ‘online’, durante su intervención, el arzobispo de Burgos explicó cómo surgió el documento de la CEE y cuáles son sus objetivos. Mons. Iceta, que es doctor en Medicina y Cirugía, con una tesis doctoral sobre Bioética y Ética Médica, destacó la necesidad de impulsar una “ética del cuidado de los enfermos: dignidad, salud, enfermedad”. Así, afirmó que “hablar de dignidad como don, da lugar al modo de expresar el valor insustituible de cada persona”. Asimismo, destacó que la vida de cada persona “es un entramado de relaciones, y no se entiende sin la de otros”, al compartir el sufrimiento de un familiar, o incluso la relación que establece el médico con el enfermo, “humana y de confianza para luchar contra la enfermedad y buscar el bien común de recuperar la salud del paciente”.
Monseñor Iceta también tuvo crísticas hacia el concepto distorsionado que se emplea actualmente de la atención al usuario como mercancía del producto que se intercambia, y mencionó a san Juan Pablo II cuando hablaba del misterio del dolor y sufrimiento. “Lo que podemos hacer es paliar o disminuir el dolor, no eliminar. Es natural tener miedo a morir, ya que para el ser humano la muerte se presenta como una ruptura traumática”, apuntó.
Aliviar el dolor
Durante su exposición, Iceta abordó la idea actual de medicina paliativa ante la enfermedad terminal, así como las necesidades que posee el enfermo: físicas, psíquicas, espirituales, familiares y sociales. “Puede haber enfermos incurables, pero no incuidables. La tarea del profesional sanitario es aliviar los efectos del dolor físico, consolar y acompañar”, resaltó. En este sentido, el arzobispo de Burgos no dudó en afirmar que la recientemente aprobada ‘Ley de la Eutanasia’ es “la antítesis de la Medicina, pues va a introducir una novedad nunca conocida: eliminar a pacientes”.
Iceta no rehusó hablar en este ‘Dies Academicus’ sobre lo éticamente inaceptable que es la eutanasia y el suicidio asistido. “Lo lícito es eliminar el sufrimiento del que sufre. La compasión no significa eliminar la vida del enfermo”, recalcó. De esta forma, expuso que una persona que mata a otra, se convierte en un homicida, además de que la eutanasia provoca una “ruptura interna y oscurece la justicia del bien”.
Por ello dio a conocer algunos medios para paliar el dolor como son el hecho de aliviar las molestias, acompañar o mejorar la situación vital, entre otros.
Propuesta cristiana
Su intervención la concluyó incentivando a los presentes a tener y vivir una “experiencia de fe y propuesta cristiana” centrándose en “la providencia amorosa de Dios puesto que la vida es el regalo que Él nos ofrece”. Asimismo, resaltó que el hombre “está llamado para la plenitud de la vida y que, por ello, Dios se acerca a los enfermos”, indicó. Sus últimas reflexiones y palabras fueron del papa Francisco, el cual siempre ha destacado que la Pascua “es la fiesta en la que Dios quita las piedras contra las que se estrellan las esperanzas y expectativas: la muerte, el pecado, el miedo… Hoy descubre que aquella vida es Jesús que ha resucitado y esto ilumina toda nuestra historia y los momentos de dolor, soledad…. igual que el final de nuestra vida y los enfermos terminales”, finalizó.
Acompañaron en la mesa a Mons. Iceta José Francisco Castelló, capellán mayor de la UCH-CEU, quien dio la bienvenida al acto, y Luis Sánchez, capellán de la universidad, quien se encargó de presentar el perfil del ponente.
Las charlas formativas ‘Dies Academicus’ pretenden armonizar la fe, la razón y la vida con asuntos que afectan al ser humano, además de procurar inspirar a todos los profesionales y estudiantes los valores del Evangelio.