BELÉN NAVA | 12.12.2019

Partirán con sus maletas cargadas de ilusión el 26 de diciembre rumbo a Senegal y a buen seguro que vol­verán con ellas repletas de emociones y vivencias inolvidables. Miguel, María y Del­phine son parte del grupo de profesores y alumnos del colegio Sagrada Familia -PJO (Patronato Juventud Obrera) que vivirán, este año, unas Navidades muy especiales junto a los pequeños y sus familias del colegio de Djikesse (región de Casamance en Senegal).
La ruta aérea les llevará de Valencia a Oporto y desde allí a Gambia donde, a poco más, de una hora de trayecto en autobús, llegarán hasta la pequeña aldea de la región de Bignona. Cuando lleguen, comprobarán, in situ, la evolución de la construcción de tres aulas del colegio Albert Ballerini financiada gracias a las donaciones de la gran familia que compone el colegio (personal administrativo y educativo, padres y alumnos).
Pero, ¿por qué pasar estas fechas tan entrañables a más de tres mil kilómetros de distancia? “La culpable -señala Delphine, profesora de francés de Secundaria, Bachillerato y Ciclos- es María. En el colegio hacemos intercambios lingüísticos y María, medio en broma medio en serio planteó la posibilidad de establecer un intercambio con Senegal…Fuimos dándole forma a la idea hasta que surgió este viaje”.
La relación del colegio con la escuela de Djikesse nació por una colaboración con la asociación GUP una ONG que trabaja por los más desfavorecidos en Benimaclet, en especial con proyectos socio-educativos. Así, GUP, hace cierto tiempo, trajo a Valencia a un pequeño para que fuera sometido a diversos tratamientos médicos. Fue escolarizado en el colegio Sagrada Familia y a partir de ahí se creó un vínculo con el proyecto que GUP llevaba a cabo en la aldea de procedencia de este niño. Tanto es así, que Albert, el director del colegio senegalés, visitó Valencia e impartió a los chavales diversas charlas para explicar la realidad de su pueblo en Senegal. Cuentan, que una de las cosas que más le llamó la atención fue el ver “cómo los niños podían beber agua de una fuente del patio”, señala José Luis Ferrando director del ‘Patronato’. “Allí es impensable”, puntualiza a la vez que propone que el próximo proyecto, tras la construcción de las aulas, sea excavar un pozo que abastezca a la población de agua.
Pero volviendo al presente. María sonríe cuando escucha hablar a Delphine, ella, a sus 17 años, es una de las más entusiastas de este viaje y asegura que es una gran oportunidad “para dedicar nuestro tiempo a los otros…es el mejor viaje que puedo hacer”. El participar de esta experiencia “surge de una motivación emocional, del sentimiento más puro. Estamos para entregar nuestra vida al prójimo y esa donación es gratuita”, puntualiza Miguel, profesor de Primaria y completamente expectante ante la experiencia de la que va a formar parte en breve.

Colegio Albert Ballerini
Albert Ballerini llegó a Senegal en 1997 y realizó su vocación de misionero allí hasta su fallecimiento en 2014. Cuando Albert llegó a Casamance (Senegal), el país estaba sumido en una serie de conflictos armados que dejaron a la población civil en la pobre­za. Albert gastó una buena parte de su pequeña pen­sión, unos 420 euros al mes, de modo que algunos niños tuviesen una guardería y sus familias dispu­sieran de un huerto cooperativo donde poder cul­tivar hortalizas para su propio consumo y vender sus excedentes en los mercados locales. Después de la muerte de Albert, y al ver que la ayuda era aún más necesaria en este momento, GUP asumió la responsabilidad y se convirtió en el mayor apo­yo para estas aldeas del sur de Casamance. De ahí surge el proyecto de una guardería y un colegio.
Estas Navidades, profesores y alumnos del ‘Patro­nato’, miembros de GUP y un grupo de odontólo­gos, viajarán hasta allí para “como buenos cristianos dar ejemplo de solidaridad y «echar una mano». En definitiva, para materializar lo abstracto”, asegura Mi­guel.  
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