❐ L.B. |01.12.2022
Cientos de valencianos llenaron el pasado domingo 27 por la tarde la catedral de Valencia para participar en la misa de acción de gracias por los ocho años de episcopado del cardenal Antonio Cañizares. Media hora antes de comenzar la eucaristía ya no quedaba sitio en los bancos y prácticamente se llenaron también los pasillos laterales de la Catedral con las sillas plegables que se habían preparado. La emoción se palpaba en el ambiente. Todos querían acompañar a su pastor en su despedida de la diócesis.
El Cardenal llegó a la catedral procedente de la Basílica de la Virgen. Al entrar en la sacristía fue recibido con un gran aplauso por parte de los sacerdotes que allí le esperaban.
Javier Salinas: “Un pastor atento al Dios vivo y también al ser humano”
La eucaristía comenzó con unas palabras de agradecimiento del obispo auxiliar Mons. Javier Salinas, en las que aseguró que “don Antonio ha sido un pastor atento al Dios vivo y verdadero” y por ello mismo también “ha estado atento a todo ser humano, nada humano le ha sido ajeno, porque nada divino ha estado ausente de su mirada”.
Sobre el cardenal Cañizares, el obispo auxiliar destacó que “ha sabido hacer suya la oración de santa Teresa: quien a Dios tiene, nada le falta, sólo Dios basta”. Porque “su santo y seña ha sido hacer la voluntad de Dios. Ha sido su lema episcopal, el hilo de oro que ha tejido toda su vida episcopal”.
Card. Cañizares: “Ha sido un tiempo corto pero muy intenso”
En su homilía, el cardenal Antonio Cañizares, administrador apostólico de la Archidiócesis de Valencia, dio las gracias y pidió perdón a todos los valencianos. “Os agradezco conmovido vuestra presencia en esta eucaristía y cuanto habéis hecho conmigo”, manifestó.
En el transcurso de una emotiva homilía, el cardenal Cañizares expresó su “hondo agradecimiento” a “sacerdotes, diáconos, religiosos y religiosas, vida contemplativa y consagrados” pero también “a todos los fieles laicos, autoridades, al ayuntamiento y la ciudad de Valencia, a todos los pueblos de Valencia y la Comunidad Valenciana”, y saludó especialmente a los fieles de “Utiel, Sinarcas, Requena y la comarca”. A todos ellos agradeció las “ilusiones y esfuerzos, ya que habéis sido colaboradores míos en la obra del Evangelio”.
Sobre sus ocho años de episcopado, Antonio Cañizares señaló que “han sido cortos, pero muy intensos”, y que “han sido años de inmensos dones de Dios que sólo Él conoce, que nos desbordan y que merecen toda alabanza y acción de gracias”. Durante este tiempo, señaló el Cardenal, “me he gastado y desgastado sencillamente por la Iglesia, hasta la extenuación”. Del mismo modo, pidió a los valencianos por todo aquello que “ejerciendo el ministerio episcopal, haya conllevado roces, omisiones e incomprensiones; por todo lo que pudo haber ofendido a Dios o a vosotros” porque, aseguró, “no quiero separarme de vosotros sin vuestro perdón, sin el abrazo de la paz y de la reconciliación con todos vosotros”.
Por último, don Antonio quiso finalizar con dos palabras como su testamento espiritual. “Sólo Dios”, unas palabras que emulando las de santa Teresa de Jesús “han sido mi horizonte y que seguirán siéndolo en mi retiro en Moncada, donde dedicaré el tiempo sólo a Dios, siempre con la verdad, con la valentía que es obra del Espíritu Santo”, explicó. A toda la diócesis de Valencia le pidió en su despedida: “Permaneced en la fe, no olvidéis la misión, sed una Valencia evangelizada y evangelizadora”.
La homilía del cardenal Cañizares finalizó con unas palabras para el Arzobispo electo. “Estad en comunión con don Enrique Benavent, mi sucesor y amigo”, para quien pidió “que la Virgen María lo cuide, lo acompañe y proteja, como ha hecho siempre conmigo.
Arturo Ros: “Gracias por enseñarnos con su vida a buscar y amar a Dios en todas las cosas”
Antes de la bendición final, el obispo auxiliar de Valencia Mons. Arturo Ros dedicó unas palabras de agradecimiento al cardenal Cañizares. “Gracias, don Antonio, por enseñarnos con su vida esa hermosa lección: buscar, hallar y amar a Dios en todas las cosas, es el legado más hermoso”, manifestó.
Visiblemente emocionado, Ros afirmó que “esta diócesis admirable, tierra de santos, regada con la sangre de los mártires, acariciada permanentemente por la Mare de Déu dels Innocents, poblada de personas buenas, acogedoras y serviciales, ha tenido el privilegio de tener como pastor a don Antonio Cañizares. Gracias querido padre, gracias muy querido hermano. Sabemos que nos quiere. Nosotros a usted también”.
Finalmente, el obispo auxiliar incidió en que “no nos despedimos, no nos decimos adiós, porque estaremos siempre unidos en el altar. Y le decimos como los discípulos de Emaús: quédate con nosotros, seguiremos juntos recorriendo el camino de la vida, el camino de la Iglesia”. Terminadas sus palabras, la asamblea le dedicó un fuerte aplauso y todos los obispos saludaron y abrazaron personalmente al cardenal Cañizares.
Imagen de la Virgen
Finalizada la Eucaristía, el vicerrector de la Basílica de la Virgen, Álvaro Almenar, le entregó al cardenal Cañizares en nombre de toda la archidiócesis una réplica de la imagen de la Virgen de los Desamparados, que el Cardenal besó. En ese mismo momento recibió una gran ovación de todos los presentes.
La Eucaristía de acción de gracias por el episcopado del cardenal Cañizares, coincidente con el primer domingo de Adviento, fue concelebrada por los obispos auxiliares de la archidiócesis de Valencia, Javier Salinas, Vicente Juan Segura y Arturo Ros, así como por los obispos de la provincia eclesiástica valentina, y por Esteban Escudero, obispo auxiliar emérito. Participaron en la eucaristía los miembros del Consejo Episcopal y los sacerdotes que don Antonio Cañizares ha ordenado durante su episcopado. Los cantos de la celebración fueron interpretados por el Coro del Seminario.
La ceremonia concluyó con el Himno de la Coronación. A continuación, autoridades y fieles formaron una larga cola y fueron pasando, durante más de una hora, para despedirse del Cardenal y agradecerle sus años al frente de la archidiócesis de Valencia.