B.N. | 24-07-2019
Más de 40 jóvenes procedentes de distintas parroquias y movimientos de la diócesis están ya ayudando durante sus vacaciones de verano a varios misioneros que actualmente ejercen su labor en Perú, Ecuador, Honduras, Mozambique o Cuba, entre otros países, después de haber recibido formación preparatoria durante este curso en la delegación de Misiones del Arzobispado.
De esta manera, los jóvenes conocerán a numerosos misioneros y colaborarán con ellos en el anuncio del Evangelio, en catequesis, en la realización de juegos con valores para niños así como en hogares que acogen a personas desfavorecidas.
La primera salida con jóvenes fue el pasado 4 de julio a Honduras, y también el domingo, 7 de julio, un grupo con cuatro valencianos que viajaron a Mozambique.
Siete valencianos, con destino a Perú
Así, a Perú, viajan 7 jóvenes para ayudar en el colegio Santo Tomás de Valencia que actualmente cuenta con cerca de 700 niños de los barrios pobres surgidos en los cerros del norte de la capital. Allí, ofrecerán su apoyo en las aulas por las mañanas, realizando tareas de refuerzo escolar por las tardes, y colaborarán con las labores pastorales propias del colegio. Además, el colegio es parroquial, y en la parroquia ayudarán también en la catequesis tanto de niños como de jóvenes.
Honduras
Igualmente, en Honduras, las Hermanas del Sagrado Corazón acogen de nuevo a seis voluntarios: dos jóvenes en julio y, cuatro, en el mes de agosto. Allí, prestarán su ayuda en Nuevo San Juan, una colonia formada tras el paso del huracán Mitch en 1998, “donde las hermanas, llevan a cabo el proyecto ‘Casa de la esperanza’ que apoya a los colectivos más desfavorecidos y afectados por la pobreza del lugar -principalmente niños, jóvenes y mujeres-”. Los voluntarios colaborarán principalmente con la pastoral juvenil y de infancia, “pero también acompañarán a las hermanas y sacerdotes a algunas comunidades más alejadas; colaborarán con el dispensario médico así como con el comedor que llevan las religiosas”.
República Dominicana
Otro grupo de cinco jóvenes partirá, a finales de julio, a tierras dominicanas, más concretamente a la diócesis de San Juan de la Maguana, en donde se vincularán los primeros días a la parroquia de Nuestra Señora de los Remedios, en Azua.
Allí, colaborarán en un centro educativo de La Bombita y realizarán actividades y catequesis para niños y jóvenes. Después, acudirán al centro educativo ‘Aventura’ donde colaborarán en labores educativas así como acompañando a los estudiantes, familias y profesorado del colegio.
Once jóvenes en Mozambique
La parroquia de Nuestra Señora de la Merced de Xai-Xai de Mozambique es una parroquia extensa con once comunidades, en la que se mantiene un comedor donde desayunan y comen más de doscientos cincuenta niños y adolescentes que acuden a la escuela.
En el ‘Barrio 2013’, ha sido abierta una guardería donde se atiende a alrededor de cien niños entre tres y cinco años. Además, los mercedarios ya cuentan con tres «casas da criança» donde acogen a niños y adolescentes que viven en la calle, con la ayuda de algunas mujeres.
A esta misión acudirán ocho jóvenes entre julio y agosto, cuatro de las cuales ya están en el país africano desde el pasado 7 de julio.
Además, otros tres jóvenes repetirán experiencia en el barrio de Ontupaia, en Nacala, para colaborar en labores educativas con las Hijas de la Caridad. Desde Valencia se llevan maletas llenas de material escolar y ropa para los pequeños.
Seminaristas valencianos
Igualmente, el delegado de Misiones de Valencia, Arturo García, viajará a Ecuador también este año junto a seis jóvenes -cinco de ellos seminaristas- primero al Vicariato Apostólico del Puyo y luego a la ciudad portuaria de Manta, donde durante más de un mes prestarán su apoyo a la labor que realiza el misionero valenciano Ramón Peris.
Cuba
Asimismo, tres de los seminaristas que en otros veranos han acudido a Ecuador, se han decidido a participar el próximo mes de agosto en las misiones de la diócesis de Santa Clara, en Banau. Los jóvenes acudirán a las comunidades, acompañados de un seminarista o religiosa cubanos. Se trata de una misión «puerta a puerta», en la que “se invita a la gente a participar en las celebraciones que organizan o en encuentros formativos; se hacen catequesis y juegos con valores para niños y visitas a enfermos”.