María José Fraile | 13-02-2013
“He decidido renunciar al ministerio que el Señor me ha confiado el 19 de abril de 2005”. Con estas palabras y entrecortado por aplausos, el papa Benedicto XVI recordaba este pasado miércoles día 13 la decisión que había anunciado a los cardenales el lunes 11 de febrero. Así, durante la primera audiencia general que ha mantenido tras su renuncia, y consciente de la importancia de su acto el Papa explicó que ha dado este paso en plena libertad por “el bien de la Iglesia”, después de “haber rezado mucho y haber examinado delante de Dios mi conciencia”. En esta su primera intervención dijo ser “consciente de no estar capacitado para desempeñar mi ministerio petrino con la misma forma que esto requiere”. Antes de finalizar, agradeció el amor y la oración “con la que me habéis acompañado” y que, según él, ha llegado a sentir “casi físicamente” en estos días no fáciles.
Conmoción y sorpresa
Días después de que el Papa, a sus 85 años, hiciera pública su renuncia, el mundo entero sigue impresionado. La noticia llegó durante el consistorio del lunes día 11 en el que se trataba la canonización de nuevos santos. Benedicto XVI muy concentrado y con voz serena leía en latín que había llegado a la certeza de que, “por la edad avanzada”, ya no tenía fuerzas para ejercer “adecuadamente” el ministerio petrino.
A este respecto, el cardenal Angelo Sodano recordó en un discurso muy conmovido que los cardenales habían escuchado al Papa “con un sentido de casi incredulidad” y recordó cómo le había dicho a Benedicto XVI, en nombre del Senado Apostólico, que están -los cardenales- con él “más cerca que nunca, como lo hemos estado en estos ocho años del pontificado”.
En relación a este hecho, el jefe de la sala de prensa del Vaticano, Federico Lombardi, ha dejado claro que la decisión de Benedicto XVI “no obedece a motivos de salud” y que en los últimos meses, ha visto un “declive en el vigor, tanto de su cuerpo como de su espíritu”, dijo Lombardi a periodistas. Además, y en este sentido, Lombardi ha recordado que Benedicto XVI lleva un marcapasos desde antes de que comenzara su pontificado, al que hace tres meses se le ha cambiado una batería. En palabras del jefe de la sala de prensa, se trató de una intervención absolutamente normal, “de rutina”, que “no tiene nada que ver con la decisión del Papa de renunciar”.
El Papa también tiene artrosis, ve mal del ojo derecho y tiene problemas de movilidad. Por eso, en 2011 comenzó a utilizar una plataforma móvil para desplazarse dentro de la Basílica de San Pedro y utiliza normalmente bastón.
Canon 332
Según publica el diario vaticano ‘L’Osservatore Romano’ el Pontífice sopesó detenidamente su renuncia “después del viaje de México y Cuba”. Finalmente, ésta se hará efectiva el próximo jueves 28 de febrero a las 20:00 horas. A partir de ese momento, la silla de San Pedro se queda vacía hasta el próximo conclave.
Ésta no ha sido la única que ha ocurrido a lo largo de la historia de la Iglesia. Para encontrar una similar a la del actual pontífice hay que remontarse a finales del siglo XIII cuando Celestino V abandonó el pontificado en 1294 con intención de volver a su vida de ermitaño.
Como se recoge en el Código de Derecho Canónico, la renuncia del papa Benedicto XVI se acoge rigurosamente al Cánon 332 y en concreto al párrafo 2: “Si el Romano Pontífice renunciase a su oficio, se requiere para la validez que la renuncia sea libre y se manifieste formalmente, pero no que sea aceptada por nadie”.
Ya en el año 2010, el Papa afirmó al escritor Peter Seewald, en el libro-entrevista ‘Luz del mundo’ que se puede dimitir “en un momento de serenidad o cuando ya no se puede más” pero no se puede huir “precisamente en el momento del peligro”.
“Una huella imborrable”
“Valencia tiene un agradecimiento especial hacia Benedicto XVI porque realizó uno de sus primeros viajes como Pontífice a Valencia con motivo del V EMF de 2006. Al comunicar su renuncia, se demuestra la grandeza de un ser humano excepcional. El momento es de una emoción singular porque las palabras del Santo Padre demuestran la talla espiritual, intelectual y humana de este hombre de Dios que ha dirigido la nave de Pedro”, aseguraba el arzobispo de Valencia, monseñor Carlos Osoro tras ser conocedor de la noticia.
Discurso íntegro traducido
Queridísimos hermanos,
Os he convocado a este Consistorio, no sólo para las tres causas de canonización, sino también para comunicaros una decisión de gran importancia para la vida de la Iglesia.
Después de haber examinado ante Dios reiteradamente mi conciencia, he llegado a la certeza de que, por la edad avanzada, ya no tengo fuerzas para ejercer adecuadamente el ministerio petrino. Soy muy consciente de que este ministerio, por su naturaleza espiritual, debe ser llevado a cabo no únicamente con obras y palabras, sino también y en no menor grado sufriendo y rezando.
Sin embargo, en el mundo de hoy, sujeto a rápidas transformaciones y sacudido por cuestiones de gran relieve para la vida de la fe, para gobernar la barca de San Pedro y anunciar el Evangelio, es necesario también el vigor tanto del cuerpo como del espíritu, vigor que, en los últimos meses, ha disminuido en mí de tal forma que he de reconocer mi incapacidad para ejercer bien el ministerio que me fue encomendado.
Por esto, siendo muy consciente de la seriedad de este acto, con plena libertad, declaro que renuncio al ministerio de Obispo de Roma, Sucesor de San Pedro, que me fue confiado por medio de los Cardenales el 19 de abril de 2005, de forma que, desde el 28 de febrero de 2013, a las 20.00 horas, la sede de Roma, la sede de San Pedro, quedará vacante y deberá ser convocado, por medio de quien tiene competencias, el cónclave para la elección del nuevo Sumo Pontífice.
Queridísimos hermanos, os doy las gracias de corazón por todo el amor y el trabajo con que habéis llevado junto a mí el peso de mi ministerio, y pido perdón por todos mis defectos.
Ahora, confiamos la Iglesia al cuidado de su Sumo Pastor, Nuestro Señor Jesucristo, y suplicamos a María, su Santa Madre, que asista con su materna bondad a los Padres Cardenales al elegir el nuevo Sumo Pontífice.
Por lo que a mi respecta, también en el futuro, quisiera servir de todo corazón a la Santa Iglesia de Dios con una vida dedicada a la plegaria.
Edición especial de PARAULA con:
– ¿Qué va a pasar ahora? La sede vacante y la cuenta atrás para el nuevo Papa
– Reacciones y opiniones ante la histórica renuncia del Santo Padre
– Su legado en Valencia: V Encuentro Mundial de las Familias
– Artículos de opinión de: Vicente Cárcel, Alejandro Cifres, Juan Cotino, Juan de Dios Larrú, Jaime Sancho y David López