L.A. | 19.12.2019
La fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (Aid to the Church in Need-ACN España) presentó en Valencia su campaña de este año ‘Yo contigo, Venezuela’, en la que el obispo venezolano de Acarigua-Araure, monseñor Juan Carlos Bravo, afirmó que en este país la Iglesia ha tenido que convertirse en una auténtica “tienda de campaña” ante la “crisis que vivimos en todos los niveles” pero “en medio de ella no hemos perdido la esperanza”.
Así, “ante esa realidad de hambre, de desnutrición, de desamparo, de abuso de poder y manipulación del pueblo políticamente, en Venezuela, las parroquias se han convertido en lugares de encuentro, para la acogida de los más pobres; en comedores sociales, donde se reparte la comida, y en hospitales de campaña, para la atención de los enfermos”, según el obispo.
Según los datos presentados por Ayuda a la Iglesia Necesitada, al menos el 15 por ciento de la población, es decir, unos 4,5 millones de personas, ha huido de Venezuela; el 30 por ciento de los niños sufre problemas de desnutrición y el 60 por ciento de las familias busca alimento en la calle.
Sin embargo, conforme apuntó el obispo, “en medio de esta crisis, celebramos lo bonito, la experiencia de que no hemos perdido el sentido del humor, ni la alegría ni la esperanza, que son valores del Reino, y que sabemos -y que Dios mismo sabe- que si no los tenemos jamás vamos a poder superar toda esta situación”.
Iglesia en salida
Durante la presentación de la campaña en Valencia, y acompañado por el cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, monseñor Bravo aseguró, no obstante, que la ayuda más urgente que necesitan es la oración y la escucha para conocer el testimonio de los que sufren- y la sensibilización de la sociedad, además de las aportaciones económicas que se canalizan a través de la Ayuda a la Iglesia Necesitada.
Igualmente, en ese sentido, el obispo de Acarigua-Araure recordó que “lo principal es ser ‘Iglesia en salida’ -como nos dice el papa Francisco promover la cultura del encuentro” y “llevar la Palabra de Dios a todos para ser una Iglesia evangelizadora”. Para monseñor Bravo, “eso es un reto: pasar de una Iglesia sacramentalista a una Iglesia evangelizadora, la Iglesia de Jesús”.
Así, la tarea de la Iglesia es la evangelización y “si la Iglesia da de comer a los pobres no es porque son pobres sino porque tienen una opción por Jesús, – Jesús mismo es el que ha estado al lado de ellos, de los huérfanos, de los hambrientos, de los niños, de las viudas,- y nadie puede decir que quiere a Jesucristo si no está al lado de los preferidos de Jesucristo”.
Ante esta situación de crisis, “muchas personas dicen que hemos de tomar las armas o ir a la violencia o ir por otro camino que no sea el camino de la Iglesia, pero creo que cuando nosotros empezamos a cultivar sentimientos de odio o de venganza, Dios desaparece de nuestra vida”. En este sentido, monseñor Bravo destacó que “Dios es el príncipe de la paz, y la paz es la búsqueda de la verdad y de la justicia”. La Iglesia “está para anunciar el Reino, eso es la misión y el fin de la Iglesia”, añadió.
El Arzobispo hace una llamamiento para “no ser indiferentes ante el llanto de Venezuela”
Con motivo de la presentación de la campaña de ACN en Valencia y la presencia del obispo venezolano, el cardenal arzobispo, Antonio Cañizares, hizo un llamamiento a toda la diócesis para “acoger, de verdad, en nuestro corazón, el llanto de Venezuela” y a “no ser indiferentes” ante la crisis que padece.
Así, el Cardenal aseguró que “la llamada desde Venezuela, el gemido o llanto de un pueblo que sufre- como el llanto del niño Jesús al nacer- hay que escucharla de verdad, permanentemente” .
“No podemos desatender ese ruego”, según el Arzobispo que invitó a “ayudar a nuestros hermanos” en la desnutrición de los niños, en la falta de medicinas y “hacerles llegar por los medios que sean posibles el dinero que necesitan para atender necesidades primarias”.
Asimismo, el cardenal Cañizares manifestó su deseo de que “los venezolanos aquí se sientan como en su propia casa y que aquellos desplazados puedan retornar a sus propias casas con las condiciones favorables”. Por ello, animó a “sensibilizar también a la gente, en las parroquias, en los colegios, en los centros educativos, de la grandísima necesidad que tiene en estos momentos Venezuela”.
Igualmente, durante la presentación de la campaña de Ayuda a la Iglesia Necesitada, tomó parte el sacerdote valenciano Vicente Amargós, natural de Benicull y misionero durante los últimos 7 años en Venezuela, a donde partió con 83 años tras sentir la llamada misionera. Actualmente, es acompañante espiritual de seminaristas en el Seminario de Ciudad Bolívar, “donde también se sufre la situación de crisis que estamos viviendo en el país, de pobreza, de carencia y dificultades”.
Monseñor Bravo: “La olla que tenemos con más sabor a Dios,
la de los pobres que no tiene ni proteínas”
Monseñor Bravo reconoce que lo que está viendo en Venezuela le está haciendo ‘redescubrirse’ como sacerdote y como obispo. “Nada me mantiene más que sentarme en la calle con los pobres”.
Los datos son dramáticos: un 15 por ciento de la población que ha huido, un 30 por ciento de los niños que sufren malnutrición, un 60 por ciento de familias que comen de la calle. ¿Cómo es el día a día en esta situación?
Mucho peor de lo que reflejan esas cifras. Porque en el día a día, ves a personas que comen de las basuras, que mueren por que no hay alimentos, que van a hospitales colapsados llevándose desde su casa las sábanas, los medicamentos y a veces hasta a los propios médicos que conocen porque los especialistas han huido… Y, sin embargo, a pesar de esta tremenda crisis ni hemos perdido el humor, ni el sentido de la alegría ni la esperanza. Y eso es por la fe.
¿De qué manera la fe ilumina la creatividad de los venezolanos para hacer frente a esas carestías tan dramáticas?
En muchas parroquias de mi diócesis cuando hacemos la olla comunitaria para dar a comer para todos, lo más grande es lo que traen los pobres son las verduras que pueden cultivar en sus viviendas. La comida compartida aportada desde la pobreza tiene mucho más sabor a Dios aunque no tenga proteínas. La gente es muy creativa, en la medida que ven que la olla no tiene proteínas, algunos han empezado a pensar criar si pueden pollos o gallinas. Uno sólo tiene una gallina y la comparte. No hay una sola parroquia de Venezuela dónde no haya una sensibilidad a compartir comida con la gente que menos tiene y que también dan y aportan. Lo mismo pasa con los medicamentos. Hay familias dónde se muere alguno de sus integrantes y llevan corriendo los medicamentos que utilizaba para Cáritas y que puedan ser útiles para otras personas.
Y en estas circunstancias parece increíble que haya quiénes antes que la comida tan necesaria, antes de lo más básico, lo que pidan es una Biblia, piden buscar la Palabra de Dios porque les alimenta más.
En Ayuda a la Iglesia Necesitada se asombraban porque antes que comida, muchos dan más importancia a tener una Biblia. Les decía una mujer superviviente de un cáncer: ‘Es que yo he encontrado en la Palabra de Dios herramientas más necesarias que la quimioterapia, lo que me ha salvado es la relación con Jesucristo porque me ha ayudado a comprender el dolor’.
Otra mujer, que se llama Matilde en un barrio muy pobre, que comparte la lectura del evangelio en la calle y cuyo hijo que se suicidó hace un año por no poder mantener a su familia, indicaba que ‘en la Biblia yo he encontrado la fortaleza’. Lo que más me entusiasma ahora mismo es que lo que más estamos llevando desde la Iglesia es la Palabra de Dios, la misión especifica de la Iglesia.
¿Cómo viven estos días de preparación de la Navidad en este ambiente?
Si hay algo que no se pierde en Venezuela es la Navidad, ni la alegría ni el entusiasmo ni la esperanza, a lo mejor no tenemos comida pero tenemos alegría, y no tenemos bebida, pero tenemos fe. En Venezuela tenemos las “misas de aguinaldo”, del 16 al 24 de diciembre, cada día a las 4, 5 o 6 de la madrugada, toda la comunidad se reúne en estas misas que son con villancicos. La gente suele llevar café para compartir al final de la misa pero el año pasado ya no quedaba café en muchas parroquias y ahora llevan las hierbas que tienen que las transforman en té. Todos llevan algo para compartir, por muy pobres que sean.
¿La ayuda que más necesitan?
La ayuda que necesitamos, en primer lugar, oración, pero oración sincera a Dios para contemplar dónde está el paso de Dios presente en este momento en Venezuela. Luego la escucha de los testimonios… ¡ qué bueno sería que cada uno aquí en Valencia se pusiera como meta escuchar a un venezolano que contara lo que está pasando y compartir esa escucha…! ¡Que eso sensibiliza para reconocer que son hermanos que sufren!. Y luego ejercer una caridad organizada, que es la que se hace a través de AIN. A nosotros nos han ayudado a convertir casas parroquiales en escuelas por ejemplo, o a comprar algún pequeño coche para que los curas puedan desplazarse, que allí ahora es imposible, a comprar Biblias, nos ayuda para los comedores, también para tener espacios de encuentro.