BELÉN NAVA | 21-04-2017

Quico Catalán recibió a PARAULA en el Estadio Ciudad de Valencia. (Foto: Victor Gutiérrez)
Con una gran tradición vicentina arraigada en su familia, el presidente del Levante U.D. sonríe cuando asegura “si alguien quiere encontrar a Quico Catalán los días de san Vicente en algún sitio sólo tiene que ir a Ruzafa y ahí estará él con su familia”.
La devoción por san Vicente Ferrer arranca en el matrimonio formado por Pedro Catalán Hurtado y Concepción Aznar Mocholí. Pedro, el bisabuelo de Quico, fue persona notable en el ambiente cultural valenciano y así lo constatan sus numeroso cargos públicos que ostentó: concejal del Ayuntamiento de Valencia, cavaller jurat, miembro de la Cofradía del Santo Cáliz… Esto sentó una base profunda en sus hijos que, como él, se vincularon al altar de Russafa… a sus nietos, y a la hoy cuarta generación que todavía sigue. “Es una tradición familiar que año tras año se perpetúa”, asegura Quico.
Su padre, sus tíos, sus primos, sus hermanas y, hoy en día, sus hijos han formado parte del cuadro actoral de ‘els miracles’ que se representan en el altar. Una experiencia, tal y como explica a PARAULA que dota a los niños de una “oportunidad de conocer la vida de san Vicente, lo que hizo y lo que supone para esta tierra, así como sus milagros y las tradiciones valencianas. Cuando los niños por primera vez conocen la fiesta por dentro y se impregnan de ella y colaboran en la preparación, en los ensayos, en hablar en valenciano, en recitar en verso…y todo eso bajo el paraguas de la tradición. Ahí se empieza a dar a conocer una tradición autóctona, nuestra, valenciana, religiosa, de la figura de un señor que fue tan importante para nosotros, para el pueblo valenciano”. Porque “san Vicente -afirma- fue un hombre valiente, atrevido y avanzado a su tiempo. Con un talante conciliador, con una garra y un espíritu que hizo posible cosas que otros no pudieron. Es un santo que, para la historia de este país, ya supuso ser un referente por todo lo que hizo en un momento determinado”.
Caballero jurado de san Vicente Ferrer desde el año 2011, Quico destaca la vigencia del discurso vicentino frente a la unidad de España. “Yo creo que su papel fue fundamental en aquel momento y vivimos un momento en el que podríamos encontrarle algún paralelismo lógicamente. Ante situaciones como estas necesitas hombres de verdad y hombres que puedan afrontar los problemas de frente y de cara con sus habilidades con su don de gentes. Con su mensaje conciliador y por otro lado recto, sin dobleces. En alguna ocasión que he hablado de él siempre he dicho que él usaba el blanco y el negro, en su cabeza no entraba el gris. Es un hombre que en estos momentos podríamos llamarle, emprendedor, líder, referente”.
Mantenedor, hace poco más de un mes, de la clavariesa mayor, Mª Amparo Crespo Flor, del altar vicentino de la Playa, Quico Catalán reconoce que le gusta que se utilice en estos momentos “mi faceta profesional para transmitir aquellas cosas que de otra manera no se darían a conocer. Que a través de mí, por la repercusión que tiene el cargo que yo ostento en estos momentos me parece fenomenal y siempre estoy predispuesto a dar a conocer esta fiesta centenaria, preciosa y en donde se conjugan muchísimas cosas como la cultura, el conocimiento, la formación de los niños, la música, el arte valenciano. Es una fiesta religiosa en el amplio sentido de la palabra”, afirma.
