AVAN | 13-02-2014
El obispo auxiliar de Madrid y ex secretario general de la Conferencia Episcopal Española, monseñor Juan Antonio Martínez Camino, ha asegurado en Valencia que los mártires de la Iglesia del siglo XX son “fuerza motriz” de la nueva evangelización y que “no habrá nueva evangelización fecunda y completa mientras no haya un conocimiento, un amor y un culto adecuado a todos ellos”.
El prelado pronunció esas palabras durante la conferencia inaugural del ciclo ‘Diálogos de Teología de Almudí’, organizados por la Facultad de Teología ‘San Vicente Ferrer’ de Valencia y la Biblioteca Sacerdotal Almudí.
Monseñor Martínez Camino aseguró, recordando palabras del papa Juan Pablo II, que “la sangre de los mártires del siglo XX está llamada a fecundar la evangelización del tercer milenio, al igual que los mártires romanos de los tres primeros siglos fueron, sin duda, la semilla básica de la que brotaron los frutos de la evangelización de Europa en el primer milenio”.
Más mártires que nunca
En su ponencia ‘Testimonio de los cristianos en el mundo’, el prelado realizó un recorrido previo por la situación de persecución religiosa sufrida en distintos países, en Europa y en todo el mundo. Así, destacó el caso España, con un total de 1.523 mártires elevados a los altares desde la primera beatificación que impulsó el papa Juan Pablo II, de los cuales once han sido declarados ya santos y el resto beatos.
El obispo auxiliar de Madrid recordó cómo el papa Francisco, en su exhortación apostólica ‘Evangelii gaudium’, afirma que los mártires “nos ayudan con su ejemplo y su intercesión a no ser cristianos de barniz, sino cristianos sustanciales”, expresó.
Los mártires del siglo XX “son personas de la misma fibra espiritual y humana que los de los primeros siglos y todas las épocas, aunque en el siglo XX, en número, han sido más que los de todos los siglos anteriores de la Iglesia juntos”. Se trata de cristianos “que se han mostrado capaces de no anteponer nada a su fidelidad a Jesucristo, ni siquiera la vida y que prefirieron morir a traicionar su fe”.
Nueva forma de dictadura
Por eso, los mártires “están llamados a ser actores principales de la nueva evangelización” porque “nos ayudan a entender cómo crece la Iglesia”. El Evangelio “no prende en el corazón de los hombres a base de discursos, doctrinas o palabrería cargada de tópicos y modas de la sociedad, de la política o de la misma Iglesia, sino que atrae en virtud del testimonio de los santos”, y “sin testigos no hay evangelización”.
En este sentido, monseñor Martínez Camino puntualizó que “la intercesión de los mártires del siglo XX es de la máxima actualidad porque el ateísmo sigue secando la vida espiritual y cultural de nuestra Europa y de España en nuestros días, ahora bajo la forma, tal vez dominante, del relativismo hedonista, pero de otras muchas formas, que van camino de imponerse a los pueblos como una nueva forma de dictadura y que ya están poniendo de nuevo en cuestión derechos humanos fundamentales”.
Actualmente “se pretende olvidar a los mártires porque en este contexto resultan testigos molestos de la verdad del Evangelio y de la verdad del ser humano”, ha indicado. Sin embargo, “los mártires se convirtieron y son verdaderos hombres nuevos, capaces de salir de sí mismos, capaces de generosidad y de ir al encuentro del otro con un gesto de perdón”.
La sesión de apertura del ciclo ‘Diálogos de Teología de Almudí’ fue presidida el arzobispo de Valencia, monseñor Carlos Osoro.
Sobre el aborto por violación: “una injusticia no justifica cometer otra”
Antes de su conferencia en la Facultad de Teología de Valencia, monseñor Juan Antonio Martínez Camino aseguró, en declaraciones a los medios de comunicación respecto a los casos de aborto por violación, que “una mujer violada es una mujer que ha sido objeto de un crimen tremendo y hay que apoyarla y ayudarla en todo lo que se pueda”.
“Ahora bien, ser objeto de una injusticia no justifica cometer otra”, precisó, “y una mujer que ha sido objeto de una injusticia sangrante y gravísima, a la larga, no se va a sentir mejor cometiendo ella otra injusticia”.
El prelado manifestó también que a una mujer víctima de una violación “hay que ayudarla para que supere el trauma y la violencia y para que no cometa ella otra violencia”. Asimismo, indicó que “eliminar a un niño que va a nacer, que es un ser humano inocente que no tiene ninguna culpa, no es una buena solución para nadie, ni para el niño ni para la madre”.
Igualmente, monseñor Martínez Camino defendió que “todos aquellos que colaboran directamente en un aborto que realmente se realiza, y cuya colaboración ha sido necesaria, que puede ser el marido o el compañero que obliga a la madre, o los técnicos que lo realizan, tienen una pena de excomunión `latae, sententiae´, es decir, ipso facto, porque la Iglesia quiere defender a los débiles, no porque esté en contra de las mujeres”.
Lea la entrevista a monseñor Martínez Camino en la edición impresa de PARAULA