EVA ALCAYDE | 18.6.2020
Cáritas Diocesana de Valencia atendió el pasado año a 19.555 personas y un total de 49.523 se beneficiaron de su labor en 2019. La entidad ha presentado esta semana su memoria anual, que ha estado marcada por los datos de las atenciones registradas a lo largo de la pandemia.
Así, durante los meses de confinamiento, con motivo del estado de alarma por la covid-19, Cáritas Valencia atendió a 11.528 familias, muchas de ellas, (el 32%), no habían solicitado ayuda antes.
El incremento de personas se debió, fundamentalmente, a la pérdida del empleo por causa de los despidos o los ERTES realizados por las empresas o a la pérdida del empleo informal en muchas familias (venta ambulante, empleo doméstico no declarado, economía sumergida…).
Perfil de atendidos
Respecto a las personas atendidas por Cáritas, antes de la crisis el perfil mayoritario era mujeres solas con hijos, parejas jóvenes con hijos, personas mayores de 65 años solas, persona extranjera en situación administrativa irregular y un 36 % menores de edad, lo que ofrece un indicativo del auge de la pobreza infantil.
A estos perfiles se han añadido, tras la covid-19, las personas que han perdido su empleo o que se han visto implicadas en un ERTE y las personas que han dejado de realizar la actividad laboral que realizaban.
A lo largo de estos meses de confinamiento, las 435 Cáritas parroquiales han realizado acciones de acompañamiento, orientación e información y de atención a necesidades básicas, con reparto de alimentos y productos de higiene básicos, de vales de compra para supermercados e hipermercados o tarjetas solidarias.
Además, durante la pandemia, muchas Cáritas parroquiales han incrementado el habitual trabajo de coordinación con las instituciones públicas y privadas de su entorno (servicios sociales, policía y protección civil, otras entidades y ONG) para poder acompañar mejor a las familias.
Así, las Cáritas parroquiales han invertido 431 653 solo en estos dos meses, sumados a los más de tres millones de euros que gastaron el año pasado en la atención a las personas en situaciones de mayor vulnerabilidad de la diócesis. Este dinero se une a los 883 990 euros que ha invertido Cáritas Diocesana que se han destinado, además de en el apoyo al trabajo de las Cáritas parroquiales, en el mantenimiento de sus programas y proyectos de atención a las personas.
Sociedad frágil
En su comparecencia, el director de Cáritas Valencia, Ignacio Grande mostró su preocupación por las personas que ya integraban la denominada “sociedad frágil, familias que van a requerir mucha atención durante mucho tiempo, debido a su situación previa y posterior a la crisis sanitaria” y recordó que ya en 2018 los indicadores advertían que el 40 % de la sociedad no podría hacer frente a un imprevisto.
El director de la entidad se refirió también a la creciente “inseguridad y desigualdad” de la sociedad, con familias que han pasado de la vulnerabilidad a la exclusión. “Esa polarización de la desigualdad se ha agudizado con la crisis”, subrayó y lamentó que “tener trabajo no es garantía para salir de la pobreza. Hay que recordar que el empleo digno es un derecho no un privilegio, al igual que acceder a una vivienda”.
Entre los retos para el futuro Ignacio Grande destacó “la urgencia de generar empleo digno, impulsar políticas de acceso a la vivienda, apostar por políticas de protección social y fomentar la creación de espacios de convivencia y buena vecindad que tejan redes de solidaridad.
Respecto al futuro Grande también señaló que hay “más incertidumbres que certezas”, pero augura que “los números de 2020 serán mucho mayores que los este”.
En la rueda de prensa también intervino el obispo auxiliar Arturo Ros que destacó la labor de Cáritas durante la pandemia. “Me faltan palabras para agradecer el trabajo entregado que se está haciendo en Cáritas Diocesana y en las Cáritas parroquiales, buscando el bien de la persona y luchando por la justicia”, aseguró Ros que también resaltó la colaboración directa con las autoridades municipales y autonómicas.