❐ EVA ALCAYDE | 18.11.21
Como una experiencia única y un día histórico. Así ha calificado el reponsable de la Asociación Apostolado de la Divina Misericordia de Valencia, Pedro Miret, el jubileo para los pobres, que se organizó el pasado fin de semana en la parroquia San Francisco de Borja, con motivo de la V Jornada Mundial de los Pobres y en el marco del Año Jubilar que vive la parroquia.
El sacerdote ha destacado que la iniciativa contó con muchísima participación de personas de diferentes nacionalidades y religiones y familias enteras con niños en situación de sin hogar.
La celebración comenzó a las 12 horas con la eucaristía. Previamente todas las personas que lo desearon pudieron asearse, cambiarse de ropa y hacer uso de las duchas especiales, que se habian instalado para la ocasión en los locales parroquiales.
Tras la misa, en la que los pobres pudieron obtener la indulgencia plenaria, personas sin hogar, voluntarios de la asociación y fieles de la parrqoquia compartieron una comida de fraternidad en un ambiente festivo y agradable.
“El objetivo era hacer que estas personas se sientieran como en casa y creo que ha cumplido con creces, porque se creó un gran ambiente familiar con mucha participación y realmente fue una experiencia única y un día histórico para la parroquia”, ha señalado A PARAULA el sacerdote Pedro Miret.
Al final se sirvieron más de un centenar de raciones de paella y la sobremesa fue agradable ya que todas las personas sin hogar pudieron compartir tertulia, mientras los niños jugaban en la terraza.
La tarde también fue de lo más entretenida, ya que los jóvenes voluntarios habían preparado diversas actividades lúdicas, con bailes y karaoke.
Primero se realizaron juegos y dinámicas de grupo para presentarse unos a otros, ya la Asociación Apostolado de la Divina Misericordia conoce a todas personas sin hogar, a las que visita todas las semana, pero entre ellos no se conocían.
Una vez se rompió el hielo inicial y se creó un ambiente festivo y familiar, los participantes se arrancaron a cantar y a bailar canciones de las diferentes nacionalidades, como venezolanas, argentinas, colombianas, guineanas, rumanas, itailianas y españolas.
La jornada se prolongó hasta pasadas las seis de la tarde, cuando las personas sin hogar abandonaron, no sin pena, la parroquia. Se llevaron consigo, además de la agradable experiencia, una bolsa del peregrino como regalo del jubileo, que cotenía una muda completa de ropa, una manta nueva a estrenar y un lote de productos de higiene de primera necesidad, con cepillo de dientes y dentífrico, jabón y colonia.