M.J. Fraile | 28-05-2015
Este domingo, 31 de mayo la Iglesia celebra la solemnidad de la Santísima Trinidad pero también la Jornada de la Vida Consagrada Contemplativa, este año, dentro del Año de la Vida Consagrada y del Año jubilar teresiano por el V Centenario del nacimiento de santa Teresa de Jesús (1515-1582), fundadora de la orden de las Carmelitas Descalzas.
Por este motivo, PARAULA se acerca a los conventos de clausura de nuestra diócesis que rigen estas carmelitas en Godelleta, Serra, Villar del Arzobispo y Puçol, declarados templos jubilares en el V Centenario. Hablando con ellas se descubre a mujeres de nuestro tiempo, integradas en la sociedad y que se sirven de su trabajo manual para sacar adelante sus ‘casas’, eso sí, sin perder por el camino su profunda espiritualidad y vida contemplativa.
Ellas encarnan en este mundo tecnológico modelos de vida más humanos y son el rostro de aquella monja inquieta, andariega y luchadora que fue Teresa de Cepeda y Ahumada, la santa de Ávila, madre espiritual de la nueva reforma de los Carmelitas Descalzos, quien a pesar de su mala salud y escasos recursos económicos llegó a fundar 17 conventos antes de morir en Alba de Tormes (Salamanca).
A través de los modelos de vida de las carmelitas descalzas resuena el verso teresiano ‘Solo Dios basta’, este año lema de la jornada, y en el que se recoge la esencia de todas las órdenes contemplativas, y como las monjas de Godelleta, no dejan de recordarnos con cariño que “Dios es lo único necesario en la vida y que tratar de conocerle y amarle nos incumbe a todos”.
Lea een la edición impresa de PARAULA cómo transcurre la vida en los conventos de las Carmelitas Descalzas en la diócesis