E.A./ L.A. | 25.02.2021
“Cuando fueron a intubarle los médicos, por segunda vez, para intentar salvarle la vida, tenía tan firmemente agarrado el rosario entre sus manos que ni aún con los fármacos, que eran relajantes musculares, que le suministraron para facilitar el procedimiento, podían retirárselo fácilmente… les fue en verdad muy difícil”.
Lo cuenta a PARAULA, impresionado, el sacerdote y también médico Luis Sánchez, delegado diocesano de Pastoral de la Salud, que atendió en los primeros momentos de su enfermedad al capellán de hospital Robert Ramírez, de 50 años, fallecido el pasado miércoles 17 de febrero, sólo tres semanas después de ingresar en el hospital Arnau de Vilanova de Valencia, contagiado de un coronavirus cuyas primeros síntomas habían aparecido seis días antes.
Robert Ramírez Mayorga, nacido en Venezuela, era el actual párroco de Nuestra Señora de la Esperanza del valenciano barrio de Benicalap y capellán hospitalario del centro Ernest Lluch -antiguo hospital La Fe de Valencia-. Fue allí donde contrajo el virus atendiendo a enfermos y falleció a los 50 años de edad, en lo que bien pudiéramos calificar de “acto de servicio”.
“No dudó un momento en aceptar el ofrecimiento que le hicimos para ser capellán de hospital, a pesar de que el centro Ernest Lluch que le asignamos estaba empezando a recibir enfermos también de covid”, recuerda Luis Sánchez. No hay constancia cierta de en qué momento contrajo el coronavirus, pero lo cierto es que su “entrega total e incansable” hacia los enfermos caracterizaba la vida de este sacerdote, alto, deportista, siempre jovial, con sentido del humor, que se desvivió en atender a los enfermos y a sus feligreses de su parroquia de Nuestra Señora de la Esperanza, de Valencia, como lo hizo en todos sus destinos anteriores.
“Era, como se dice ahora, una ‘pasada’ su disponibilidad abierta para todos, y en especial para aquellos matrimonios que atravesaban problemas conyugales, y de hecho formó grupos con otros matrimonios para poder ayudarles”, nos cuenta Nuria, una valenciana que con su marido, Salva, colaboraba con él.
“Muy capacitado”
Para el sacerdote Antonio Vargas, párroco de Nuestra Señora del Carmen, de L’Eliana, donde Robert Ramírez fue vicario, ha sido “una pérdida trágica por la edad, una muerte prematura”.
“Entramos juntos en la parroquia hace dos años. Robert era una persona muy capacitada, que hizo una gran labor, especialmente en los centros de culto de las periferias”, afirma el párroco muy afectado por su fallecimiento.
Según ha explicado a PARAULA el sacerdote venezolano logró dinamizar en dos años el culto en las capillas de otras zonas de L’Eliana, que suelen doblar el número de fieles durante el verano y épocas de vacaciones, por la gran cantidad de chalets que concentran.
Vargas también ha querido destacar el lado solidario del sacerdote fallecido, ya que además de ser capellán hospitalario, “era una continua correa de transmisión de solidaridad con su país, Venezuela, donde siempre estaba enviando medicinas y alimentos no perecederos a familias necesitadas”.
Tres años en Valencia
Ramírez, nacido en la localidad venezolana de Nutrias y había llegado a Valencia en septiembre de 2017 para ampliar estudios en el Pontificio Instituto Juan Pablo II.
Fue entonces adscrito a las parroquias de San Isidro Labrador, de Villar de Olmos; Nuestra Señora del Carmen, de El Pontón; Nuestra Señora del Rosario, de El Rebollar; y San Nicolás, de Requena, así como administrador parroquial de San Antonio Abad, de Los Isidros; Nuestra Señora del Milagro, de Los Ruices; Inmaculada Concepción, de Casas de Eufemia; y San Isidro de Campo Arcís.
Un año después, en septiembre de 2018, fue nombrado adscrito a la parroquia Nuestra Señora del Carmen, de L’Eliana, donde permaneció hasta 2020. En junio de ese mismo año se firmó el Acuerdo Fidei Donum entre la diócesis de Barinas y la archidiócesis de Valencia por un periodo de tres años.
Ya en julio de 2020, fue designado párroco de Nuestra Señora de la Esperanza de Benicalap en Valencia, y en enero del presente año fue nombrado capellán del centro Ernest Lluch del departamento de Salud La Fe, de Valencia.
La misa exequial por su eterno descanso fue presidida por el cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, en su parroquia, la de Nuestra Señora de la Esperanza. Posteriormente sus restos mortales fueron incinerados en Torrent y sus cenizas serán repatriadas a su diócesis de origen en Barinas (Venezuela), donde su fallecimiento ha causado también una honda conmoción. De hecho, la misa exequial fue transmitida en ‘streaming’ por YouTube para que pudiera ser seguida por los fieles de aquella diócesis en cuya catedral se oficiará proximamente un solemne funeral por el eterno descanso de Robert Ramírez Mayorga.