E.M. | 2-02-2014
Hoy tocaba hablar aquí de fútbol. Estaba previsto repasar la afición al deporte rey de Jorge Mario Bergoglio, aprovechando la celebración del Mundial de Brasil. Y no es que no lo vayamos a hacer esta semana porque a España la han eliminado, contra pronóstico, a las primeras de cambio. No es exactamente porque el tema pierde fuerza sin La Roja en liza (que perder, pierde, no nos vamos a engañar); es, sobre todo, porque este bendito papa Francisco da continuos motivos para hablar sobre su vida… y, claro, se acumulan (no es ni mucho menos la primera vez que cambiamos de planes ante ese constante y fantástico aluvión de gestos del Obispo de Roma).
“Párate. Aquí hay un ángel que te espera”
Lo que ha pasado en esta última semana no deja de maravillarnos, por más que tengamos todos ya bien calado al Santo Padre. Transitaba el papa Bergoglio por una carretera de Calabria durante su viaje apostólico a esa zona del sur de Italia, cuando mandó detener su coche. Había visto las pancartas que la familia de una joven discapacitada había desplegado a su paso: “Párate. Aquí hay un ángel que te espera”. Ese ángel era Roberta Leonardi, una muchacha de 21 años con una fuerte discapacidad desde su nacimiento.
Francisco bajó del auto entre la estupefacción, los gritos y los aplausos de los vecinos. Le acercaron a Roberta en una silla de ruedas. Él la acarició y la besó; hizo lo mismo con otra niña; y saludó y bendijo al resto, mientras una mujer exclamaba una y otra vez: “Bravo, papa Francesco!”. Un vecino grabó todo ello en vídeo,  lo publicó en internet y a los pocos minutos se convirtió en un viral.
La carretera secundaria, asfaltada pero rural, rural, entre campos; el vehículo utilitario del Sumo Pontífice, un Ford Focus para más señas; el vídeo doméstico, tembloroso, espontáneo; la emoción en los rostros de la gente sencilla… Todo es maravilloso en ese vídeo, que también parece bajado del cielo, directo a esta tierra que tantas veces olvida a los más pequeños.
Ya hablaremos de fútbol la semana que viene, que aún queda Mundial. Eso sí, si el papa Francisco nos ‘deja’.