M.JOSÉ CERVERA | 26-09-2019
“Cuanto más cerca estamos de los indígenas más experimentamos que ‘Dios no nos abandona’”, según Eugenia Lloris, que participará en la llamada ‘Tienda de la Casa Común’, durante el Sínodo de la Amazonía, convocado por el papa Francisco del 6 al 27 de octubre próximo, en el Vaticano, junto con otros misioneros y representantes indígenas.
La misionera Eugenia Lloris a su paso por Valencia. (FOTO: V.GUTIÉRREZ)
La misionera valenciana Eugenia Lloris, religiosa perteneciente a la Fraternidad Misionera Verbum Dei, que lleva más de 23 años en Brasil, forma parte de un equipo itinerante de misioneros en la Amazonía que “sale al encuentro” de los pueblos indígenas “para junto con ellos y en medio de ellos llevarles el Evangelio, experimentar la presencia de Dios, defender su territorio y cultura, y asegurar los derechos humanos”.
Así, cada día recorre durante horas las comunidades indígenas, ribereñas, o quilombolas junto a sus compañeros, -“como hacía Jesús, de pueblo en pueblo y de ciudad en ciudad”- con una simple mochila, despojada de enseres- visitando áreas ribereñas del río Acre en la triple frontera de Brasil, Bolivia y Perú.
“Estar junto a ellos es la mejor manera de descubrir el valor de sus vidas y de la nuestra”, asegura la misionera.
“Plantamos con ellos la mandioca, hacemos la harina, comemos los mismos alimentos y colgamos la red como ellos para dormir; nos bañamos en los ríos, y llevamos la vida que ellos llevan”. Según Eugenia Lloris, a simple vista puede parecer que se trata de una labor “no religiosa”, -expresa-, pero “¿acaso la defensa de la vida no es la primera evangelización que estamos llamados a vivir?”
Igualmente, el equipo itinerante ofrece también talleres sobre derechos humanos, o sobre legislación “o cualquier otro asunto que sea de su interés y que pueda afectarles, facilitando la comunicación y conexión entre las comunidades e instituciones, u órganos de gobierno”.
Recuperar la itinerancia en la misión
Eugenia Lloris integra este equipo itinerante, impulsado hace ahora 20 años por el religioso jesuita de origen italiano Claudio Perani, al cual pertenecen también religiosos de otras congregaciones y nacionalidades. Entre los españoles, hay dos valencianos más, un sacerdote y una laica. Y, a pesar de las “duras condiciones” que sufren, como la falta de comunicación o de atención médica, “no hay nada que me dé mayor felicidad: estar donde nadie quiere estar, como nadie quiere estar”, explica la misionera.
Precisamente, la esencia del equipo “es salir al encuentro del otro”, estar en los lugares más alejados, y entre los más olvidados, como nos recuerda el Papa Francisco: “estar en las periferias existenciales y geográficas”. Según la religiosa “hay que apostar por recuperar esa itinerancia muchas veces olvidada, sin importarnos el lugar o la condición”.
La movilidad del equipo responde, además, “a la movilidad de nuestros días, de la vida misma”, y de los propios nativos que viven al ritmo de la subida o bajada de las aguas del río, buscando las mejores tierras fértiles para plantar sus cultivos. “Así es que en un mismo día, puedo estar por la mañana en Brasil, por la tarde en Perú y por la noche, por qué no, en Bolivia”, asegura.
Poblados amenazados por la industria extractora
La misionera valenciana en la Amazonía donde desarrolla su labor evangelizadora.
Entre los “graves problemas” presentes en la Amazonía, la misionera denuncia el “espíritu dominador” de quienes quieren “explotar” esta región. Así, tribus y territorios están “siendo amenazados y desplazados diariamente” por los latifundistas, por empresas madereras y mineras “que arrasan sin control”, desplazando a pueblos enteros: “robándoles sus territorios, su forma de vida, su hábitat, causando serios problemas sociales: sin-casa, sin-tierra, sin-identidad, etc”.
Toda esta problemática provoca violencia “que llega de los desplazados de sus lugares a las grandes ciudades con mucha fuerza porque estamos en un corredor de drogas, y de tráfico humano; donde emigrantes arriesgan su vida para buscar mejor suerte, de manos de coyotes, para garantizar los derechos que hasta ahora tuvieron negados”. “Es la violencia en forma de genocidio, de pueblos y culturas, porque destruyendo la naturaleza, explotando la Amazonía sin control, estamos matando los pueblos y culturas que allí viven, su modus vivendi”, afirma.
La misionera estuvo recientemente en Valencia donde también tiene otra misión: cuidar de su madre enferma e impartir charlas sobre lo que allí sucede, pero viaja con frecuencia a la Amazonía donde pasa largos periodos de tiempo.
En la ‘Tienda de la Casa Común’ del Sínodo de la Amazonía
Precisamente, la misionera valenciana Eugenia Lloris participará en la ‘Tienda de la Casa Común’, durante el Sínodo de la Amazonía, convocado por el papa Francisco del 6 al 27 de octubre próximo, en el Vaticano, junto con otros misioneros y representantes indígenas.
Este espacio, ‘la Tienda de la Casa Común’, que será ubicado en la iglesia Traspontina en la Vía della Conziliacione, acogerá diferentes actividades como charlas, seminarios, exposiciones, momentos de espiritualidad misionera y amazónica, talleres de teatro y cultura, impartidos por líderes comunitarios, “para aproximar esta realidad y vivencia hasta nosotros”.
De esta manera, para el Sínodo, “están siendo invitados representantes de diferentes comunidades religiosas, que por su experiencia de misión y compromiso en estas áreas, puedan enriquecer el debate y las propuestas”, asegura la misionera.
La finalidad de estar allí presentes es “dar a conocer la vida y la riqueza de las culturas y saberes amazónicos”, según la misionera.
Tras la celebración del Sínodo para la Amazonía, está previsto que Eugenia Lloris con los representantes del Equipo Itinerante y líderes indígenas visiten algunas diócesis españolas, entre ellas, Valencia, -durante la primera quincena de noviembre-, “para poder compartir de primera mano, lo vivido en el Sínodo”.
“Tenemos mucha esperanza en el Sínodo porque servirá de altavoz a todo lo que está pasando en la Amazonía y también enriquecerá la Iglesia de aquí”, según la misionera valenciana, que afirma que “nunca he dudado de mi vocación, tampoco de querer dar mi vida a los demás”.