Con todos los problemas que está trayendo la pandemia del covid 19, se han retrasado las vacaciones y el turismo: probable y desgraciadamente es posible que ni lleguen para muchos tales y tan necesarias y anheladas vacaciones veraniegas y que no venga el turismo que ya habría llegado otros años.
No obstante son muy necesarias, y tal vez este año aún más, sentimos necesidad de unas reconfortadoras vacaciones. Muchas familias, en efecto, toman o tomaban sus vacaciones en estos meses. Todos necesitamos, cada cierto tiempo, un periodo de prolongado reposo físico, y psicológico y espiritual. A cuantos tienen la fortuna de poder gozar de ese espacio les deseo unas buenas vacaciones. Este deseo se dirige especialmente a vosotros, los que, desde los diferentes lugares de España, de Europa o de otras partes, llegáis durante este tiempo a nuestras ciudades costeras y a nuestras playas, buscando ese descanso y reposo. Bienvenidos seáis; sentíos como en vuestras casas. A todos, y este año con mayor y exquisito esmero, deseo la mejor de las acogidas de parte de la diócesis de Valencia y de sus Obispos. A los que seáis personas de fe, las parroquias de los lugares donde paséis las vacaciones, están a vuestra entera disposición; en ellas podréis encontrar el servicio, la ayuda, la atención que requiráis. Acudid a ellas.
Que paséis muy buenos días entre nosotros y que Dios bendiga a vuestras familias. Los sacerdotes, como es acostumbrado en vosotros, esmerad esta acogida y atención pastoral, porque muchos llegarán hasta vosotros con los desgarros y heridas de la pandemia, atended con la misma solicitud pastoral que estáis demostrando durante el confinamiento. Cuidad también pastoralmente a cuantos, a causa de esta pandemia, y por las crisis sociales y económicas, han visto rotos, suspendidos, en todo caso muy afectados sus negocios, normalmente pequeños o medianos negocios, y ayudad desde vuestras comunidades a tantas familias que se están viendo tan afectadas por esta crisis. Levantad, sobre todo, el ánimo de estos hermanos nuestros y que se encuentren con una Iglesia que los acoge, los comprende, está a su lado y hace por ellos cuanto puede. Que hallen en la Iglesia ánimo, aliento, esperanza, consuelo y ayuda.
Muchísimas gracias a todos, especialmente a vosotros, queridos hermanos sacerdotes, que estáis ofreciendo un verdadero signo de Iglesia samaritana, de hospital de campaña, de hogar para todos. Ofreced con vuestras comunidades y vuestros feligreses de todos los días, el tesoro de la Iglesia, que es Jesucristo, su Palabra, la Eucaristía, los sacramentos, la oración…; que vuestras iglesias o vuestros templos estén abiertos en señal de esa Iglesia a la que llegan y los acoge, y a esa Iglesia en salida que va a ellos, -turistas, veraneantes, trabajadores, empresarios…- para mostrarles el gran amor, que es Dios con nosotros y no nos deja jamás, y de cuyo amor nada ni nadie podrá separarnos. Infundid alegría y esperanza, reposo y consuelo, el de Aquel que nos dijo : “Venid a mí, los que estáis cansados y agobiados, que yo os aliviaré”. ¡Ah, y no dejéis queridos sacerdotes, y personas consagradas, no dejéis de recomendar la visita y la estancia en monasterios, donde podrán encontrar el verdadero descanso, e incluso a tales monasterios podrá venirles bien para su sostenimiento. Muchas gracias, buen verano, bonísimas y reconfortadoras vacaciones. Y que Dios os pague todo, como sólo él hace y sabe hacer.