L.A. | 22-11-2018
Imagen de Jakob Gapp.Manuel Cabo es un joven valenciano de 35 años, formado en realización de audiovisuales, y que hace apenas un año no tenía ni idea de quien era Jakob Gapp o Santiago Gapp. Pero un día cayó en sus manos un libro en viñetas con el asombroso caso de este marianista austriaco que fue decapitado por el régimen nazi en Berlín en 1943 tras localizarlo la Gestapo en Valencia. Manuel se quedó boquiabierto.
Quiso saber más de él, a través de la preciosa biografía que publicó el inolvidable P. José María Salaverri, recientemente fallecido. Y le cautivó tanto la historia de este héroe que se puso en contacto con el provincial de los marianistas en España, el padre Miguel Angel Cortés, y acordaron coproducir la Compañía de María y su firma, MC Audiovisuales, un documental sobre su vida. ¡Apenas tendría cinco meses para escribir el guion y rodarlo!
Tras los pasos del héroe hasta su ejecución
Manuel se fue cámara en ristre tras las huelas de Jakob Gapp al pueblecito del Tirol austríaco donde nace este religioso, que se alista muy joven en el ejército para la Primera Guerra Mundial, y es condecorado por su valor, resulta herido y cae prisionero de los italianos… Jakob, de vuelta a Austria, siente la vocación a la vida religiosa, profesa como marianista, y ya sacerdote, al ser anexionada Austria por Hitler, proclama desde el púlpito que es incompatible la ideología nazi con la fe católica, porque, hay que amar a todos, también a los judíos. Es 1938 y aquello le cuesta ser denunciado ante la Gestapo, la temible policía secreta nazi, y empieza la huida perseguido por sus agentes en su recorrido por Alemania, Bélgica y Francia hasta llegar a España.
Los espías de la Gestapo le localizan en 1941 en Valencia, refugiado en el Colegio del Pilar, entonces en la calle Caballeros, 39, donde da clases. Allí un día se presentan ante él dos jóvenes alemanes que apenas chapurrean castellano. Aseguran ser judíos perseguidos por el régimen hitleriano, y se ganan la amistad y confianza de Gapp sobre todo cuando le piden que los bautice. Es entonces cuando le convencen para ir con ellos a San Sebastian para recibir a unos familiares que iban a llegar desde Inglaterra para la celebración y cuando paseando por la costa donostiarra, le invitan a recorrer la frontera con Hendaya. Al penetrar unos metros en el territorio ya francés -de la Francia ocupada- es inmediatamente detenido por la Gestapo, que le esperaba y a la que pertenecían aquellos dos supuestos judíos. Jakob Gapp es conducido a Berlín, interrogado en la sede de la Gestapo por uno de sus agentes, un ex pastor protestante (que colaboraría 60 años después con su testimonio en la beatificación de Gapp a la que acudió) y finalmente juzgado por el temible Tribunal del Pueblo, presidido por el siniestro juez Roland Freisler, que lo manda a la guillotina. Ejecutado el 12 de agosto de 1943 en la prisión de Plötzensee. Horas antes se había despedido en dos cartas una a su familia y otra al superior de su congregación, que constituyen un auténtico tesoro y el mejor legado para comprender la fuerza que le impulsó al martirio, a decir del P. Miguel Angel Cortés, que participó en el documental y en estreno también en el propio Colegio del Pilar, de Valencia.
El pasado jueves, en el salón de actos del colegio Nuestra Señora del Pilar de Valencia, abarrotado, tenía lugar la “premiere”, el estreno del documental, “Santiago Gapp, el sacerdote que se enfrentó a Hitler” en 30 minutos que supieron a poco a todos. Acogida con una ovación, la proyección del documental fue seguida de un interesantísimo coloquio con el autor, Manuel Cabo, y con el provincial de los marianistas para España, Miguel Angel Cortés, que apoyó la iniciativa desde el primer momento y participó en el propio documental. Preguntas y respuestas que respondieron de la siguiente manera:
Cartel de la película que describe la captura del mártir austríaco.– ¿Cómo surge la idea inicial de este documental sobre Santiago Gapp?
– Manuel Cabo (MC).- No tengo ninguna vinculación ni con el colegio del Pilar, ni con los marianistas, no tenía ni idea de quien era Gapp. Yo quería hacer un documental, me leí la novela gráfica suya, averigüé cosas de él. Hice un esbozo de las ideas y luego me iba enterando de cosas nuevas con las entrevistas a la gente. Su vida da para un largometraje, sin duda. Con 30 minutos sé que me he quedado muy corto. Me hubiera gustado entrar más en detalles en el juicio y sobre todo en el interrogatorio que le hicieron en la Gestapo y que es muy elocuente. Pero sólo podía hacerlo en 30 minutos.
– ¿Satisfecho?
– (MC) Mucho. Esto da para una segunda parte. Ha sido un proceso largo y laborioso porque mucho de él lo he tenido que hacer yo sólo.
– Estamos ante una vida de auténtica película. Si llegara a alguna gran productora de Hollywood o de Europa podría interesarle mucho….
– P. Miguel Angel Cortés. (P. MAC) Totalmente de acuerdo. De hecho el P. Salaverri envió su libro a una productora proponiéndole hacer una película sobre Santiago Gapp, porque su vida es de auténtica película pero no lo consiguió. Si una productora se animara con ello sería fenomenal.
– ¿Qué hacía el P. Gapp en Valencia exactamente?
(P. MAC).- Básicamente, era capellán y profesor, y atendía a la comunidad de habla alemana en Valencia. El oficiaba todos lo domingos una misa en el colegio de las Teresianas, que entonces estaba en la calle Cirilo Amorós, y hoy está en el Vedat de Torrent. A Gapp le costaba mucho dar clases, no hablaba bien español, los chavales se le sublevaban. Y luego también le granjeó dificultades en aquel ambiente germanófilo su rechazo al nacionalsocialismo, que entonces estaba aceptado en España por la mayoría.
Gapp se había dado cuenta del gran engaño social que había en el nazismo. En las hebillas de todos los cinturones de los soldados nazis estaba inscripción “Dios con nosotros”. Y él denunció, como había hecho el Papa Pío XII con la encíclica “Mit Brenender Sorge” -prohibida en la Alemania nazi- que esa ideología es incompatible con la fe cristiana.
– ¿Cómo fue denunciado?
-(MC).- Gapp fue traicionado por primera vez en Wattens cuando fue denunciado por gente de su misma familia al explicar en una catequesis que el “amor al prójimo” incluía también a los judíos. Luego, ya en Valencia, por alguien de la colonia alemana a la que iba a oficiar misa y que contactó con la Gestapo y enviaron aquí a los dos falsos judíos.
– (P. MAC) De hecho, en el colegio del Pilar, conocimos a un religioso que vivió en aquella época, Don Desiderio, y que le decía a Gapp: “te están engañando, no te vayas con ello”. Lo que llama la atención es cómo la Gestapo, con todo su poder y su organización tan enorme y tan tecnificada estaba tan interesada por Gapp. Era un sacerdote sin ninguna relevancia. Pero le siguen desde 1938 y en el interrogatorio que le hacen en Berlín le muestran por escrito todo lo que él ha dicho contra la ideología nazi por todos los lugares por los que pasó hasta llegar a Valencia, o sea por Burdeos, Lequeitio, Sevilla, Cádiz, incluso con entrecomillados de lo que decía en las homilías. Le habían seguido todo el tiempo.
– Y para ti a nivel personal, Manuel, ¿qué te ha supuesto hacer la película, cómo ves ahora a Santiago Gapp?
– Yo hice el documental para que gustara, pero me di cuenta enseguida de que era una figura que trascendía. No me consideraba yo una persona muy religiosa, pero me ha aportado mucho conocerle, porque me he dado cuenta de que en los problemas diarios nos venimos abajo muy pronto muchas veces. Este hombre se enfrentó al régimen nazi y tan solo unas horas antes de ser guillotinado seguía dando ánimos a la familia. Para mí, se ha convertido en todo un referente.
– P. Cortés¿ Cual es el legado que nos deja este héroe a los cristianos de hoy?
– El mensaje de Gapp, es doble: por una parte, cómo de la debilidad sale la fuerza, porque él era psicológicamente débil, le costaba la vida en comunidad allí donde estaba, pero de esa debilidad surgió una fortaleza espiritual titánica como se puede comprobar en las actas de los interrogatorios. Los santos no son perfectos pero supieron asentar su vida sobe una roca firme y ése es el caso de Gapp. La roca firme es Dios, la fe católica y durante el interrogatorio de Berlín lo repite como un mantra: la fe católica es incompatible con el nazismo.
Por otra parte, me quedo también con las palabra finales de su carta antes de ser ejecutado al superior de los marianistas. “Todo pasa, sólo el cielo permanece”. Dándole vueltas a su vida, veo una clave muy interesante. Él vive, desde que nace hasta que muere, acontecimientos históricos fortísimos, el imperio austrohúngaro, la exaltación patriótica, la guerra donde sufre masacres, vive el entusiasmo y posterior decepción de la Revolución Comunista, la anexión nazi… y atraviesa todos esos acontecimientos con plena consciencia de lo que está viviendo, sabiendo lo que eso supone y tomando postura. Esa frase, “Todo pasa, solo el cielo permanece”, no se puede interpretar como una especie de huida al cielo. Es lo contrario, en el cielo está la vida plena, el amor, y eso hay que manifestarlo aquí en la tierra en cualquier circunstancia histórica, contra viento y marea. Pase lo que pase, guerra mundial o nazismo o comunismo.
– Manuel, ¿qué ha sido lo más complicado de este documental?
– Encajar todas las piezas de la vida de Gapp en tan poco tiempo. Sólo tuve 5 días para grabar en Austria, Alemania y Francia.
– ¿Y ahora qué?
– Ahora tenemos que difundirlo al máximo y que el público lo disfrute. Para circuitos comerciales está sometido a derechos de autor. Queremos presentar este documental al festival de cortometrajes y que llegue lo más posible, exhibirlo en un principio en los centros marianistas y más adelante ponerlo a disposición de parroquias y colegios. Ha valido mucho la pena este esfuerzo.