Momento del traslado de la Virgen. (Foto: M.Guallart)
L.B. | 19-05-2017
Un año más ha quedado demostrado que los valencianos llevan a su patrona, la Virgen de los Desamparados, en el corazón. Fueron miles los que acudieron a la ‘missa d’Infants’ el pasado domingo 14, en una mañana primaveral.
Miles de valencianos fueron llegando a lo largo de toda la noche en grupos que desde las localidades cercanas acudieron andando a la capital. También por la mañana seguía llegando gente. Las calles próximas a la plaza, como Caballeros, Navellos, Miguelete, Almudí,… eran como ríos que desembocaban en la plaza que se llenó más temprano que ningún año. Media hora de empezar la celebración era casi imposible moverse. La gente ya había ocupado todos los espacios posibles. Muchos sentados en las sillas blancas que se repartían para la misa; otros, en las sillas plegables que traían desde casa; y muchos otros se quedaban de pie.
La alegría y la emoción se palpaba en el ambiente y se leía en el rostro de los valencianos. La mañana soleada, que comenzó con una temperatura suave, obligó un poco más tarde, cuando ya empezó a dar el sol de lleno en la plaza, a sacar los abanicos que se veían moverse entre los fieles, así como en los balcones de los edificios que rodean la plaza que, adornados con banderas, tapices y flores, acogían también a numerosos fieles.
Los jóvenes y las familias
Puntualmente, a las ocho de la mañana, entró la procesión de los concelebrantes, que venía desde la Catedral pasando por la plaza de la Almoina. Un total de doce arzobispos y obispos concelebraron con el cardenal Antonio Cañizares. Además de los tres obispos auxiliares de Valencia, monseñores Esteban Escudero, Javier Salinas y Arturo Ros, concelebraron también los obispos de Orihuela-Alicante, monseñor Jesús Murgui, de Segorbe-Castellón, Mons. Casimiro López; de Ibiza, monseñor Vicente Juan; de Tortosa, Mons. Enrique Benavent; y de Málaga, Mons. Jesús Catalá. Igualmente concelebraron los arzobispos eméritos de Mérida-Badajoz, de Burgos y de Zaragoza, monseñores Santiago García-Aracil, Francisco Gil Hellín y Manuel Ureña, respectivamente, y el obispo emérito de Lleida, Mons. Juan Piris.
En su homilía, el cardenal arzobispo de Valencia, pidió la ayuda de la patrona para “defender los derechos humanos inviolables y fundamentales” que “no son fruto de consensos políticos o económicos”, como el derecho “a la enseñanza y libertad de educación, claramente amenazados en nuestra tierra”. Además, pidió su intercesión por todos los jóvenes, por los que están “sujetos a adicciones como droga, alcohol o sexo”, por los que son “instrumentalizados por intereses inconfesables, rebajándoles a objetos”.
Asimismo, invocó a la Virgen de los Desamparados en ayuda de los jóvenes que buscan trabajo, así como los que “son manejados por ideologías tan engañosas y llenas de mentira por legislaciones ideológicas en el campo de la enseñanza”. E imploró a la Virgen de los Desamparados por “las familias del todo el mundo”, especialmente “las que sufren en sus países de origen y en los campos de refugiados”, víctimas de “la violencia y la guerra”.
Durante la comunión, los sacerdotes se distribuyeron por toda la plaza y se colocaron en puntos señalados con paraguas amarillos y blancos. Tanto los copones como las sombrillas utilizadas eran los que se usaron durante la misa que san Juan Pablo II presidió en el paseo de la Alameda durante su visita a Valencia en 1982.
La misa de los niños
Y un año más, los niños fueron los protagonistas de esta misa. Los de la Escolanía de la Virgen hicieron las moniciones a las lecturas y leyeron las oraciones de los fieles. Y aunque la Escolanía siempre es la encargada de cantar en las misas de la Virgen, sin embargo, en la ‘missa d’Infants’ cede el privilegio a los niños de la Coral Infantil Juan Bautista Comes, que entonaron los cantos de la celebración.
Precisamente, muchas de las obras que se interpretaron durante la ceremonia habían sido compuestas o adaptadas por el canónigo prefecto de música sacra de la catedral de Valencia, José Climent, fallecido el pasado mes de febrero, cuyo recuerdo estuvo de este modo muy presente a lo largo de toda la celebración.
Al terminada la misa, la fallera mayor infantil, Clara Mª Parejo, en nombre de todos los niños de Valencia, leyó una oración a la Virgen compuesta por el que fuera arzobispo de Valencia, Marcelino Olaechea.
A continuación, Clara Mª y las niñas de su corte de honor hicieron una ofrenda de flores a la Virgen. Una a una fueron subiendo al altar donde el cardenal arzobispo de Valencia les recibía y, tras saludarle, le entregaban el ramo para la Virgen. Con un gesto muy cariñoso, antes de entregar los ramos, besaron las flores como si de este modo, mandaran un beso a la Virgen
Toda la celebración fue traducida al lenguaje de signos para que pudiera ser seguida por los sordos, quienes en en algunos momentos aplaudieron moviendo con alegría sus manos levantadas.
La ‘missa d’Infants’ fue una celebración llena de sentimiento. En algunos momentos, los fieles no pudieron reprimir las lágrimas. Y la emoción se desbordó con el himno de la Coronación, que fue acompañado por las campanas de la Catedral y los vítores de todos los presentes.
El susto por la caída de la puerta no restó fervor al traslado
Cientos de personas se agolparon a las puertas de la Basílica y en la plaza de la Virgen para participar en el tradicional traslado de la imagen de la Virgen de los Desamparados desde su templo hasta la Catedral, donde se celebró la solemne misa de pontifical.
A su paso, las manos se levantaban para tocar por un momento el manto de la Virgen o besarlo. No llega a doscientos metros la distancia que ha de recorrrer la imagen hasta llegar a la Puerta de los Hierros de la Seo, pero fue casi media hora lo que tardó en recorrerlos.
La puerta de la Basílica
La jornada estuvo marcada por un inesperado sobresalto. Poco antes de comenzar el traslado, cuando se abrieron todas las puertas de la Basílica que durante la ‘missa d’Infants’ permanecen cerradas, una de las dos situadas a los pies del templo con relieves de bronce la Basílica de la Virgen de los Desamparados sufrió la rotura de sus bisagras ante el empuje de los devotos que querían entrar en el templo antes del traslado de la imagen de la patrona, lo que hizo que cayera lateralmente sobre la otra.
El incidente, que provocó una herida leve a una mujer mayor, se produjo minutos después de las 10 de la mañana cuando al abrir las puertas de la Basílica situadas en la parte recayente a la Catedral, en el pasaje Emilio María Aparicio, la presión exterior de los cientos de devotos que se agolpaban hizo que una de las puertas golpease violentamente contra la pared y se rompieran las bisagras.
La puerta, de 5 metros de alto y 1.100 kilos de peso, cayó lateralmente sobre la otra quedando apoyada en ella, aunque también por el golpe, “esta segunda puerta ha sufrido algunos daños y la rotura de las bisagras”, según indica el rector de la Basílica, Juan Bautista Antón.
Inmediatamente, efectivos de la Policía Local con ayuda de la Hermandad de los Seguidores de la Virgen despejaron la zona que fue acordonada con vallas metálicas. Por su parte, los bomberos inspeccionaron la zona y la estructura de la puerta.
El rector indicó que ya se había puesto ya en contacto con un herrero para que cuanto antes pueda reponer las bisagras afectadas.
Dado que la puerta afectada es por la que entra a la Basílica la procesión de la tarde con la Virgen de los Desamparados que parte de la Catedral, en esta ocasión, tuvo que entrar por la puerta de la Basílica recayente a la plaza de la Reina.
Las dos puertas fueron instaladas en mayo de 2005 e incluyen los ocho relieves en bronce que el escultor valenciano Octavio Vicent (1913-1999) donó a la Basílica un año antes de su fallecimiento, colocadas en la entrada de la Basílica recayente a la Catedral de Valencia, en el Pasaje Emilio María Aparicio.
Protocolo de seguridad
El cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, ha encargado la elaboración de un protocolo de actuación en la organización de la festividad de la Virgen de los Desamparados, para velar por la seguridad de los fieles participantes en los actos festivos y evitar consecuencias o daños personales o materiales.
El Arzobispo ha señalado la importancia de que se pueda disfrutar de esta fiesta sin que entre en riesgo la seguridad de los fieles, ni en el templo ni en el traslado de la Virgen.
Tabique temporal
Por otra parte, según fuentes de la Basílica, a primera hora de la mañana del lunes se iniciaron los trabajos para reponer la puerta que se desprendió. Al cierre de esta edición de PARAULA se esperaba que la puerta estuviera arreglada en pocos días.
Los operarios de una empresa especializada en cerraduras de grandes dimensiones comenzaron a trabajar a primera hora del lunes en la puerta de la Basílica, que permanecía apoyada a la entrada al templo y vigilada por un servicio privado de seguridad contratado por la Basílica.
El martes comenzó la instalación de un tabique temporal para independizar y aislar los trabajos de reparación del espacio de culto, que permanece abierto con toda normalidad y conforme a las previsiones de celebraciones para el mes de mayo.
El tabique se construye de forma provisional a base de puntales y placas de cartón-yeso.
Los bancos y sillas que tuvieron que ser retirados tras el incidente volvieron a colocarse y el culto no se ha visto alterado en ningún momento.
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