❐ BELÉN NAVA | 29.07.2022
Cada verano, muchos jóvenes dedicen compartir su tiempo libre con los que más lo necesitan. Por unos meses se convierten misioneros y dedican sus vacaciones estivales a marcharse a los territorios para vivir un #VeranoMisión, o lo que es lo mismo, una experiencia con los misioneros que les transformará la vida.
Este año son 16 los valencianos que han decidido vivir este #VeranoMisión. “Los grupos de jóvenes que este verano vivirán una experiencia en misión son valientes y con toda la fuerza del Espíritu para ser Buena Nueva y dejarse impregnar por cada realidad que descubran”, aseguran desde la delegación de Misiones del Arzobispado de Valencia.
Perú, Honduras, República Dominicana y Mozambique son los países de destino de estos jóvenes misioneros que se entregarán en cuerpo y alma en ayudar al prójimo.
Todos ellos han recibido formación a lo largo del curso con encuentros que los preparan para vivir la misión de la mejor de las maneras posibles.
PERÚ
Este año han marchado rumbo a tierras peruanas tres jóvenes que ya se encuentran en Lima. Allí van a prestar su ayuda en el colegio Santo Tomás de Valencia en el colegio que cuenta con cerca de 700 niños de los barrios pobres surgidos en los cerros del norte de la capital peruana.
Allí, ofrecerán su apoyo en las aulas por las mañanas, realizando tareas de refuerzo escolar por las tardes, y colaborarán con las labores pastorales propias del colegio. Además, el colegio es parroquial, y en la parroquia ayudarán también en la catequesis tanto de niños como de jóvenes.
El próximo lunes 25 dos seminaristas acompañarán al delegado diocesano, Arturo García, al Vicariato Apostólico de Requena, en Perú, donde realizarán una labor pastoral.
Desde hace años la archidiócesis de Valencia colabora con este vicariato.Allí destaca la parroquia San José Obrero, ubicada en el pueblo de Jenaro Herrera y que cuenta con un comedor infantil donde alimenta a 167 niños, muchos de ellos desnutridos, a los que, además, ofrece refuerzo escolar con la ayuda de voluntarios.
REP.DOMINICANA
Hasta la República Dominicana viajarán cuatro jóvenes, entre ellos un matrimonio que repite del año pasado, para realizar campamentos de niños en las comunidades de la parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe de Sabaneta.
Esta parroquia forma parte de la diócesis de San Juan de la Maguana, la cual está compuesta por tres provincias que integran la Sub-Región de El Valle y por sus municipios correspondientes (Elías Piña, San Juan y Azua).
Situada al norte de la ciudad de San Juan de la Maguana -a unos 20 kilómetros-, es un distrito municipal de Juan de Herrera.
Las familias que viven en estas zonas son extremadamente pobres. La práctica totalidad se dedican a la agricultura, una agricultura nada tecnificada y dependiendo totalmente de la lluvia o de la sequía, con el agravamiento económico que ello supone en estos años que se arrastra una notable sequía.
HONDURAS
Raquel y Patricia, fundadoras de la Asociación LUMA, ya se encuentran en Honduras, más concretamente en en Nuevo San Juan, una colonia que se formó después del paso del huracán Mitch con familias que lo habían perdido todo. Allí prosiguen con su labor en el proyecto ‘PsicoHonduras’ cuyo principal objetivo, a través de un psicólogo del lugar, proporcionar asistencia psicológica a todas aquellas personas que lo soliciten. De esta manera, “pretendemos impulsar la promoción humana en los usuarios, incidiendo en su salud mental, y acompañar a todas estas personas en su situación”.
En estos días, Raquel y Patricia han podido asistir, más de cerca, a una terapia ocupacional organizada por su psicólogo Óscar en el asilo de ancianos.
Durante la misma, los residentes plantaron unos árboles frutales, los cuales cuidarán y disfrutarán de su proceso de crecimiento. “Ellos y ellas están super felices, y nosotros más aún de seguir haciendo todo esto posible”, aseguran desde Honduras.
MOZAMBIQUE
Hasta Mozambique se han desplazado las jóvenes iniciadoras del ‘Proyecto Ontupaia’, un proyecto que nació en el año 2017 para ayudar desde Valencia a las Hijas de la Caridad y su labor educativa y de acogida a niños y familias, y también al centro de salud Akumi que rigen las religiosas en Nacala donde atienden a mujeres embarazadas y niños que, en su mayoría, son portadores del VIH, y también enfermedades como la malaria, el tifus y la tuberculosis.
El pasado mes de junio organizaron una carrera virtual para recaudar fondos para la reconstrucción de escuelas infantiles en el barrio de Ontupaia que quedaron arrasadas tras el paso del huracán tropical Gombe el pasado mes de marzo.
La tormenta tropical “arrasó la ciudad de Nacala, la ‘escolinha’ y las casas de muchos profesores que son para nosotros familia”, explica Mireia García, profesora de Religión en Benetússer, que ha viajado cuatro veces a Mozambique y que este año repite experiencia.