Nosotras seguiremos desarrollando nuestra misión. Las Religiosas Siervas de la Pasión, fundadas en 1886 por la venerable madre Teresa Gallifa Palmarola, nos dedicamos a la ayuda a las madres en dificultades y a sus hijos, en diversas ciudades de España y en otros países. Salvar la vida de los concebidos y facilitar a sus madres todo el apoyo necesario es nuestra obligación siguiendo nuestro carisma. Con nuestro trabajo queremos hacer que todos los niños engendrados sepan lo que es la vida, lleguen a nacer y sus madres recobren la ilusión para seguir viviendo a pesar de las dificultades. Y esto lo venimos haciendo en Valencia desde 1935. Son ya muchas décadas de trabajo a favor de la vida, la mujer y la maternidad, y siempre sin distinción de cualquier estado civil, nacionalidad, religión, situación personal o condición, sea cual sea su situación personal de dificultad (falta de recursos y apoyos, malos tratos, situaciones de riesgo social, conflictos, falta de preparación para la maternidad, etc.)
En estos últimos días se ha hablado mucho de decisiones políticas, de leyes, de incumplimientos. Como defensoras de la vida estamos muy tristes. Muy tristes y muy preocupadas por el futuro de nuestra sociedad, que parece estar dispuesta a desentenderse de los problemas de las madres en dificultades. Nosotras no entendemos de política, y menos de la política de partidos. Nuestra única ‘política’ es ser fieles a nuestra vocación y cumplir fielmente nuestra misión. Lo que queremos es que las leyes sean justas y humanas, y en la cuestión del aborto solo hay justicia y humanidad si se protege siempre y en toda circunstancia al concebido y a su madre. La política se la dejamos a los políticos, nosotras nos quedamos con el amor a la vida, pero no podemos dejar de denunciar las leyes injustas y que no se corrijan cuando hay posibilidades y cuando se ha hecho una promesa a los votantes.
[su_pullquote align=»right»]“La defensa de la vida no es una cuestión de religión o de creencias. Es una cuestión de humanidad, de ciencia y de conciencia”[/su_pullquote]
Estamos hablando constantemente de madres, y no solo de mujeres en general. Claro, es que la mujer desde el primer momento de su embarazo, desde la concepción, desde la primera célula ya es madre y ya lleva un hijo en su interior. No tiene que esperar unos días o unas semanas para ser madre: ya lo es desde el inicio. Tiene que esperar unos meses para poder abrazar a su hijo y tenerlo en sus brazos, pero puede quererlo y cuidarlo desde el inicio. Esta es la maravilla de la maternidad. Y por eso creemos que no es justo que la sociedad deje desamparadas a las madres y les prive de ese derecho –que esto sí que es un derecho, la maternidad-, por simples cuestiones económicas o ideológicas. Ningún euro está mejor invertido socialmente que el que se utiliza en apoyar la maternidad y la familia. Los hijos son una riqueza para toda la sociedad, son el futuro de la humanidad. Una sociedad sin hijos es una sociedad que se agota y envejece, sin alegría y que llena de sombras e incertidumbres su propio futuro.
Por eso en la situación actual, como desde hace décadas, seguiremos trabajando por las madres y sus niños, aunque lamentemos profundamente la decisión adoptada por el Presidente del Gobierno de mantener la actual legislación del aborto al retirar el Anteproyecto de modificación. Nosotras, como todos los voluntarios provida de las diversas asociaciones, comprobamos día a día cómo las madres en dificultades, cuando encuentran una mano amiga que les ofrece ayuda y protección, que les permite decidir en libertad y no presionadas para abocarlas al aborto, se deciden en la inmensa mayoría de los casos por la maternidad y la vida de sus hijos. La vida humana seguirá siendo protegida por la sociedad civil, sean cuales sean las dificultades, con más o menos dificultades según las ayudas institucionales, pero siempre con compromiso, ilusión y amor sin medida.
Queremos invitar a toda la sociedad a comprometerse activamente en la defensa de la vida, la mujer y la maternidad por todos los medios a su alcance: la movilización, el compromiso, el testimonio, el acompañamiento, la ayuda material y económica y, para los que somos creyentes, la oración. Es importante señalar que la defensa de la vida, frente a lo que habitualmente dicen y pretenden imponer algunos, no es una cuestión de religión o de creencias. Al contrario, es una cuestión de humanidad, de ciencia y de conciencia. Los creyentes podemos tener “un par de razones más para rechazar el aborto”, como dijo Julián Marías.
El papa Francisco dijo esto mismo, recientemente, en un discurso ante los ginecólogos católicos participantes en el encuentro promovido por la Federación Internacional de las Asociaciones de Médicos Católicos: “Queridos amigos médicos, ustedes son llamados a ocuparse de la vida humana en su fase inicial, recuerden a todos, con hechos y palabras, que esta es siempre, en todas sus fases y todas las edades, sagrada y siempre de calidad. ¡Y no por un discurso de fe –no, no– sino de razón, de ciencia!”.
Por todas las razones expuestas, y porque amamos la vida humana como don de Dios y como derecho humano fundamental, seguiremos trabajando por ella, por las madres y sus hijos, aportando nuestro pequeño grano de arena hasta conseguir que no haya un solo aborto en Es