L.B. B.N. | 14.05.2020
Dos fueron las imágenes más llamativas de la celebración de la fiesta de la Mare de Déu de este año. La primera de ellas fue, sin lugar a dudas, el manto color morado que lucía la imagen peregrina de la Virgen cuando se asomó a la puerta de la Basílica para bendecir la ciudad como signo de dolor y luto por la víctimas del coronavirus.
Se trata del mismo manto que llevó por última vez en el año 1949, en unas jornadas penitenciales. Fue tejido al terminar la Guerra Civil por los talleres Burillo, “utilizando tela de seda natural y oro fino procedente de una casulla tejida a mano con un dibujo de estilo imperial de principios del siglo XIX”, según precisaron fuentes de la Basílica. Y es que, la fábrica de tejidos de seda y ornamentos sagrados de Justo Burillo era una empresa especializada en la confección de mantos, ornamentos de seda y bordados finos en hilo de oro, con un enorme prestigio.
Este manto de un vivo color morado y bordados en delicado hilo de oro “solo lo ha llevado la Virgen en ocasiones muy puntuales y con este sentido penitencial y de rogativas”, puntualizaron las mismas fuentes.
Crespón negro
La otra imagen que nos deja esta celebración es la del crespón negro que lució, por primera vez en su historia la imagen original de la Virgen de los Desamparados como signo de duelo por las personas fallecidas por la pandemia. El crespón está situado bajo el Niño Jesús sostenido por la Virgen, y simboliza “su duelo por sus hijos fallecidos y por todos los que sufren las consecuencias de la pandemia”, según el rector de la Basílica, Jaime Sancho Andreu.
El lazo de tela negra con pedrería que conforma el crespón fue confeccionado por la Camarera de la Virgen de los Desamparados, María Dolores Alfonso. “Creo que ha quedado muy bonito, ha tenido mucha aceptación, y representa todo lo que estará sintiendo nuestra Mare de Déu que siempre nos acoge, sobre todo, a tantas personas que han fallecido y a tantas familias que no han podido pasar el duelo que se merecían sus seres queridos”, expresó su autora.
El crespón ha sido colocado sobre el conocido como “manto de los dragones” que viste actualmente la patrona de Valencia, creado en acción de gracias por la familia Burillo tras la Guerra Civil. La pieza, que ha sido restaurada, estaba previsto que se estrenara en la procesión de la Mare de Déu que se hubiera celebrado este año si no fuera por el estado de alarma que vive el país debido a la pandemia provocada por el coronavirus.
Más de 6.800 horas de intervención fueron necesarias para volver a darle el esplendor que en su día tuvo este manto también conocido como el de ‘los cardos y las quimeras’.