❐ C.A. | 04.11.2021
La relación de la Virgen de los Desamparados con el mundo de las Fallas es muy estrecha. Y así se pudo volver a vislumbrar el pasado fin de semana con la visita que la imagen procesional de la Virgen de los Desamparados realizó al barrio valenciano de Ciutat Fallera. Allí, como ya hizo hace dos años, volvió a recorrer las calles y los talleres donde los artistas falleros dan forma a los ‘ninots’ que formarán los monumentos falleros de las Fallas de 2022. Así, llegó al epicentro de esta visita, la parroquia San José Artesano, para unirse a diferentes celebraciones como son el Año San José y el décimo aniversario de los ‘Exidors’ de la Virgen, muy vinculados al barrio y a su parroquia.
El día de su llegada, el viernes por la tarde, la ‘Peregrina’ ya recibió la bienvenida y el calor de numerosos vecinos del barrio. En su primer recorrido entró en el interior del taller del artista fallero, Manolo Algarra, donde el párroco de San José Artesano, Jesús Belda realizó algunas peticiones a la Mare de Déu. También fue recibida en el Museo Fallero por su directora.
El sábado la imagen de la Virgen visitó el hogar del jubilado, donde se rezó especialmente por los mayores en este tiempo de pandemia. Asimismo, entró en el parque de Benicalap, donde se rezó la oración de la ‘Laudatio Si’. Ese mismo día los ‘Eixidors’ organizaron la eucaristía en el templo parroquial y la Virgen recorrió en procesión el barrio.
Con los inmigrantes
Con esta visita la Virgen también ha querido estar cerca de las personas que integran el proyecto interreligioso de la parroquia, en el que se acoge a cerca de 20 personas. Esta espíritu ecuménico estuvo presente a través de los signos de las grandes religiones como la cruz y la media luna, que fueron realizadas por el autor de la cruz de Lampedussa, que visitó la parroquia en 2019. “La Virgen es punto de encuentro para todos. Desde Ella salimos al encuentro de todos los que sufren, ya que María y José sufrieron como hoy sufren mucho al salir de su tierra”, señala el párroco.
La visita de la Mare de Déu, como explica el párroco, también ha sido una invitación “a madurar la fe y a que no se quede en pequeños signos de devoción”.