REDACCIÓN | 03.12.2020
La parroquia de la Virgen de la Buena Guía de Valencia, situada frente al mar, en la playa del Cabanyal, conmemoró el pasado fin de semana a su patrona por primera vez tras la ampliación del templo, que dará servicio ahora como ‘capilla marinera’ también a migrantes y turistas.
Según indica el párroco, Imanol Bacaicoa, “la capilla permanece abierta durante las tardes del martes al sábado y los domingos por la mañana”, dispone de una zona de oración, desde la que se puede contemplar la imagen de la Virgen de la Buena Guía, que también se puede ver desde la calle y con “la presencia del Santísimo en el sagrario, para que todo el que entre pueda rezar ante Él”.
La iglesia ha sido decorada con motivos marineros azules y blancos, y las obras han sido financiadas con la colaboración de los feligreses y el Arzobispado. Además, hay prevista una segunda fase de arreglo y pintura de la fachada y apertura de ventana/puerta para una mayor iluminación de la capilla. “Pretende ser un espacio para rezar y venerar a la Virgen de la Buena Guía, una devoción de las más antiguas de Valencia, que se remonta al siglo XIII”, añade.
Estaba previsto que la parroquia acogiera misas en diferentes idiomas para dar servicio a la afluencia de turistas en verano “pero la situación de emergencia sanitaria ha aplazado el proyecto”. Aún así, “esta capilla está teniendo una gran acogida por las gentes del mar cuya patrona es la Virgen de la Buena Guía, en la iglesia más cercana a la playa”.
La imagen de la Virgen, de madera de pino policromada y con una altura de 1’80 metros, “se venera en la parroquia desde que fue bendecida, el 1 de diciembre de 1960, aunque en Valencia existió una imagen anterior, que desapareció y que se veneraba ya en el siglo XVIII, en una capilla dedicada a Nuestra Señora de la Buena Guía o ‘Bona-vía’, en la iglesia de San Andrés, ubicada en el barrio de los pescadores”.
La celebración de los actos en honor de la patrona de los pescadores y marineros en los barrios del Grao, La Malvarrosa, Cabanyal y Canyamelar “fue recuperada en los años 60 del siglo XX por el sacerdote Vicente Castelló, primer párroco de la Buena Guía, aunque la devoción en Valencia se remonta al siglo XIII y anteriores.