EVA ALCAYDE | 21.10.21
Hay cosas que se transmiten de generación en generación. La fe, y con ella, la solidaridad, la empatía y las ganas de ayudar al prójimo son algunas de ellas.
Esto es algo que sabe bien Desiré Serrano Torondel, que forma parte de una estirpe de voluntarias que va ya por la tercera generación, a punto de llegar a la cuarta.
Desiré es directora de la Cáritas parroquial de Villanueva de Castellón. Su madre, Clotilde Torondel, también ha sido voluntaria en Cáritas de Bicorp. Y su abuela, Clotilde Veniel, ha sido durante muchos años la voluntaria más veterana de Cáritas en toda España hasta que falleció a la edad de 107 años.
Desiré siempre ha estado involucrada en la parroquia la Asunción de Nuestra Señora de Villanueva de Castellón. Ha sido catequista con los niños de infancia, que luego han crecido y ha tenido en la comunión, una tarea que considera “gratificante” y que siempre ha disfrutado mucho.
Por su trabajo, tanto en el juzgado de paz, como en el instituto La Murta de Alzira, donde es profesora de Ciclos Formativos de Formación Profesional Básica, ha estado en contacto con Aaalumnos con necesidades afectivas y personas vulnerables. “Me doy cuenta de que la gente confía en mí, me busca y siempre me encuentra. No se si esto es algo innato en mi, es por imitación a mi madre y a mi abuela, o es porque Dios me pone en el camino”, afirma Desiré con una voz dulce que inspira confianza al instante.
Desiré empezó hace años clasificando ropa y organizando alimentos en la Cáritas parroquial. “En Villanueva tenemos un equipo muy potente de Cáritas. Cuando hubo que elegir nuevo director yo hice campaña por una persona muy cualificada y muy válida para ese puesto. Pero me eligieron a mi”, explica Desiré que asegura que en su vida las cosas salen así “de forma natural, sin pretenderlo y sin esfuerzo”. “Siento que me han puesto el camino fácil para servir a los demás”, añade.
Su abuela, un referente
Desiré reconoce que su abuela Clotilde ha sido siempre un referente para ella. “Mi abuela era una persona muy normal, pero hacía cosas extraordinarias. Ella tenía un don para tratar a la gente y me enseñó que todas las personas tienen una dignidad que hay que cuidar”.
Su abuela Clotilde, además de ayudar a fundar en 1989 la Cáritas parroquial de Bicorp, fue una voluntaria activa que recogía ropa usada, recaudaba fondos para las personas sin recursos y visitaba a los enfermos.
“Su casa era siempre un reguero de gente. Compartía con ellos su alegría y su tiempo, se esforzaba en transformar a la gente y en hacerles sentir bien y por eso todo el mundo buscaba su compañía. Mi abuela me dejó como tarea rezar por todos ellos cuando ella no estuviera” explica Desiré, que a veces cree que tiene “un imán para la gente como ella”. “Yo apuesto por las personas, por hacerles conscientes de que valen mucho, que pueden conseguir lo que se propongan, y hago que vean que jugamos con ventaja porque tenemos al Señor detrás ayudando”.
Desiré sabe que ha heredado de su abuela su alegría, su vitalidad y el hecho de encontrar siempre la parte positiva de las cosas, aunque también reconoce que no es tan optimista como ella, “eso es imposible de alcanzar, pero si me transmitió el volcarse en la entrega a los demás”.
La labor de Clotilde no pasó desapercibida y en 2019 fue galardonada con la Orden al Mérito Civil por el rey Felipe VI en un acto solemne que tuvo lugar en el Palacio Real de Madrid.
Desiré tiene ahora 48 años y tres hijos. Y está convencida que los dos pequeños seguirán de algún modo sus pasos. “Mi hijo mayor tiene 18 años, estudia biotecnología y es muy pragmático, pero mi hija de 13 años creo que seguirá nuestros pasos porque es muy entregada. El pequeño, que tiene 10 años, siempre está ayudando también a los demás y, pese a su edad, es capaz de percibir las necesidades del otro”, asegura Desiré, que está convencida que el testimonio personal deja huella en los demás.