EVA ALCAYDE 26-10-2016
Vista de una de las calles del Cementerio General de Valencia. A.SAIZ
Ayer falleció José, uno de los abuelitos de la Residencia de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados de Valencia. Las religiosas dicen que no tenía familia. Vivía allí desde hacía muchos años y nunca nadie fue a visitarlo. ¿Qué ocurre, entonces, cuando alguien fallece y no tiene familiares que se hagan cargo?
En el caso de José, las Hermanitas se encargaron de todo. “Si muere en la casa, las madres nos encargamos de amortajarlo y arreglarlo como Dios manda. Tenemos un pequeño tanatorio y se le vela 24 horas y si hace falta nos encargamos de comprar un nicho”, señala una de las religiosas de los Ancianos Desamparados.
Según explica, los ancianitos, aportan su pensión al hacer el ingreso en la residencia y en su ficha se anota si tienen familia y seguro de decesos. “Si ellos tienen un seguro, nosotras seguimos pagándolo y, llegado el momento, es la compañía la que se encarga de avisar a la funeraria. Si no lo tienen, pero disponemos de los datos familiares, les avisamos y la familia se hace cargo. Pero si, como José, no tiene a nadie, nosotras nos ocupamos de todo y además se hace una Santa Misa por el ancianito”, explica la religiosa.
Entierros de beneficencia
Hoy en día, en Valencia, se entierra a todas las personas que fallecen, salvo aquellas que expresamente han donado su cuerpo a la Ciencia.
“Nadie se queda sin enterrar”, dice Benjamín Zorrilla el capellán del Cementerio General de Valencia, y asegura que últimamente están aumentando lo que se denominan “entierros de beneficencia”. Son casos de ancianos, personas sin recursos, o que han fallecido solas y no han sido reclamadas por ningún familiar. También personas sin hogar, transeúntes ó indigentes que fallecen en la calle. “En esos casos el Ayuntamiento es quien se encarga de realizar el entierro y la Capellanía del Cementerio de organizar un funeral. En realidad es la sociedad, a través de las instituciones, quien se encarga de que nadie se quede sin enterrar”, explica Benjamín Zorrilla.
En los últimos años, en la ciudad de Valencia se han llevado a cabo más de 350 entierros de beneficencia, a través del servicio de retén fúnebre. Este servicio, que es completamente gratuito, comprende la provisión del féretro, el transporte del cadáver hasta el Cementerio municipal y su posterior inhumación en un nicho de pared.
Lea el reportaje íntegro y el artículo ‘La comunión de los santos’ de Benjamín Zorrilla, capellán del Cementerio General de Valencia, en la edición impresa de PARAULA