Proyecto Hombre Valencia aumentó en 2020 las atenciones a jóvenes relacionadas con el mal uso o el abuso de las nuevas tecnologías. ¿Tenemos sobrepeso digital? ¿Somos adictos a las pantallas? ¿Cuánto tiempo es demasiado cuando hablamos de estar conectados? La experta Mª Amor Fernández, coordinadora del Área de Prevención de Proyecto Hombre, nos enseña cómo detectar el mal uso, los problemas del sobrepeso digital y cómo ponernos a dieta.

EVA ALCAYDE| 08.07.2021

La pasada semana Proyecto Hombre dio a conocer su memoria anual donde se reflejaba un aumento del 5% en las atenciones a jóvenes relacionadas con problemas conductuales y el uso abusivo de las tecnologías.


Este aumento, que la entidad considera “preocupante”, se ha producido, en parte, por la pandemia, el tiempo de confinamiento y las restricciones de movilidad, que han hecho que durante mucho tiempo las pantallas hayan sido la única ventana al mundo.


“El uso que hicimos entonces de las tecnologías fue mucho mayor, para las tareas laborales y académicas, pero sobre todo para los momentos de ocio. En las familias, las normas referentes al uso de los dispositivos en sus hijos se volvieron más laxas, por lo que los jóvenes hicieron un uso más elevado. Luego llegaron las restricciones que se siguieron llenando con las tecnologías”, explica Mª Amor Fernández, coordinadora del Área de Prevención de la Fundación Arzobispo Miguel Roca – Proyecto Hombre, que asegura se han incrementado notablemente los problemas relacionados con el abuso de los dispositivos, aumentando el número de familias que han recurrido a Proyecto Hombre con esta problemática.


Sin embargo, la experta deja claro que las tecnologías y las pantallas “no son tóxicas”, sino que lo que es perjudicial es el mal uso que se hace de ellas. “Las pantallas están aquí para facilitarnos la vida, y son una herramienta para el trabajo y los estudios. El problema surge cuando se convierten en algo que interfiere con el resto de nuestra vida y dejamos de hacer cosas para estar conectados ocupando gran parte de nuestro tiempo libre”, apunta.


De hecho, explica que el Manual Diagnóstico de Trastornos Mentales y la Organización Mundial de la Salud consideran como adicciones comportamentales el gaming (adicción a los videojuegos) y gambling (adicción a juegos de apuestas) y no considera otro tipo de usos como adictivos.


¿Cuánto tiempo es demasiado?

Y pregunta del millón: ¿cuánto tiempo es demasiado? Es difícil para los expertos determinar la cantidad de tiempo a partir de la cual el consumo de pantallas comienza a tener efectos secundarios para la salud, pero, según Mª Amor Fernández “existen estudios que mencionan que para que las redes sociales no nos causen problemas psicológicos es mejor que el uso no exceda de las 2 horas diarias. Un uso de 5 a 7 horas podría ser dañino. Y esto podría extrapolarse al uso de videojuegos u otro tipo de utilidades”.


Lo que sí tienen claro los expertos es que esta adicción depende mucho de cada persona y de cómo el uso de las TIC interfiere con el resto de responsabilidades y áreas de su vida.


El abuso de las pantallas no afecta igual a todas las edades. La niñez es la etapa de mayor vulnerabilidad seguida de la adolescencia.


Para la experta de Proyecto Hombre Valencia, las propias características de los jóvenes pueden ser un factor de riesgo “su impulsividad y la búsqueda de sensaciones, la motivación y la búsqueda de satisfacción personal, la necesidad de conformidad intra-grupal y de socialización, la susceptibilidad frente a las presiones del entorno, la necesidad de transgresión y de reafirmación, la sensación de invulnerabilidad, la escasa percepción del riesgo y su utilización como vía de escape, pueden aumentar el riesgo”.


A su juicio tampoco se pueden obviar otro tipo de riesgos, además de la dependencia, que conlleva el abuso de las TIC, como el acoso o la pérdida de intimidad y el acceso cada vez más creciente a contenidos inapropiados como los pornográficos, violentos o racistas, los proclives a la anorexia, al suicidio o a la comisión de delitos, además del notable incremento a los juegos de apuestas o a videojuegos, que comparten características estructurales con estos juegos de azar.


Sobrepeso digital
Cada vez se escuchan más los conceptos de ‘sobrepeso digital’ y ‘dieta digital’, por su analogía con la nutrición y es que cada vez preocupa más la ‘salud digital’ ¿Es una moda pasajera o estamos ante un trastorno real, como la obesidad, al que hay que prestar una atención seria? ¿Cómo podemos hacer dieta en lo digital?


Para Mª Amor Fernández de Proyecto Hombre, “todo aquel comportamiento o conducta que pueda suponernos un riesgo para nuestra salud requiere que le prestemos una atención seria”. Por ello, recomienda algunas conductas para tener una mejor salud digital, como ponernos límites de tiempo en el uso de las TIC, no utilizarlas mientras comemos o mientras descansamos, aumentar los momentos que estamos sin utilizar una pantalla y desactivar las notificaciones automáticas en el móvil u otros dispositivos para evitar que llamen nuestra atención.


Cuando hablamos de “obesidad digital” o “sobrepeso digital”, nos referimos a un abuso de las tecnologías, a estar completamente conectados, hasta el punto de que este comportamiento nos pueda suponer una serie de problemas físicos, psicológicos o sociales.


Estos problemas se pueden reflejar en una disminución del rendimiento académico o laboral, dificultades de autocontrol, baja autoestima y reducción de las habilidades sociales, problemas de conducta, conflictos familiares como consecuencia de la dificultad de controlarse a la hora de intentar poner límites o normas relacionadas con el uso de las TIC, aislamiento social, insomnio, ansiedad, estrés, problemas musculo esqueléticos, problemas cardiovasculares, problemas endocrinos, falta de concentración o fatiga visual.


En ocasiones, el problema para controlar nuestro consumo de horas frente a las pantallas se agrava precisamente porque los contenidos a los que accedemos están concebidos para ser consumidos sin medida.


Por ejemplo, las redes sociales no tienen fin y en ellas se puede realizar scroll infinito o las plataformas de streaming reproducen capítulos de series sin parar. Si queremos podemos estar 24 horas y 365 días al año en conexión porque la red no para y el contenido es ilimitado.


Por ello, además de las medidas anteriores, para la coordinadora del Área de Prevención de Proyecto Hombre Valencia, lo mejor es la autolimitación “ponernos normas en cuanto a su uso, y dedicar tiempo a otras áreas de nuestra vida como a fomentar las relaciones sociales, hacer deporte, compartir tiempo en familia, dedicar tiempo a nuestras obligaciones académicas o laborales y todo ello sin utilizar las tecnologías”.


Para lograr un equilibrio entre el mundo digital y el no digital, especialmente entre los jóvenes, Mª Amor Fernández señala que “es completamente imprescindible la educación que reciben”.


“Las familias juegan un papel fundamental por lo que es muy importante que tengan conocimientos sobre los usos y riesgos de las TIC, sobre cómo aplicar normas y límites a sus hijos, que aprendan a gestionar los conflictos que puedan derivarse de ello, que conozcan las apps, redes sociales y videojuegos que utilizan los menores y sobre todo, que tengan en cuenta que ellos mismos son modelos de referencia, por lo que el uso que hagan las familias de las tecnologías será un ejemplo para sus hijos”, asegura Mª Amor Fernández.