E.A. | 23-10-2013

Sor Rosa, feliz en la profesión perpetua de sus votos como religiosa.

Era lunes por la mañana, pero la capilla de la Casa General de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados de Valencia estaba repleta como si se tratase de un fin de semana.
Y es que el lunes 14 fue un gran día de fiesta. El obispo de Ibiza, el valenciano monseñor Vicente Juan Segura, presidió la profesión de votos perpetuos de otra valenciana, sor Rosa Parra Morera, natural de Oliva.
Su pueblo se volcó con la celebración y tres autobuses con parientes, vecinos y feligreses de Oliva, acudieron para acompañar a sor Rosa en un día tan especial. Sus amigos y los jóvenes de la parroquia tuvieron su particular fiesta el sábado anterior, cuando acudieron al convento a ofrecerle una serenata, siguiendo la costumbre local de ir a cantar a las novias que se van a casar.
Y así, como una boda, lo vivió la familia de sor Rosa, que estuvo arropada por sus padres, Salvador y Rosa, y sus tres hermanos, Ernest, Jordi y Toni, que acudieron también con sus mujeres e hijos, Ferran, Pau, Mercé y Pol.
Los niños mayores, con gran naturalidad, disfrutaron haciendo fotos durante toda la ceremonia con el objetivo “de regalarle un álbum a la tía”.
Y los padres se emocionaron en diferentes momentos, sobre todo en el ofertorio, en el que participó toda la familia. “Estamos muy felices, porque esto es lo que ella quiere”, decía el padre, después, enjugándose las lágrimas.
Todos fueron testigos de como sor Rosa respondía a la llamada con voz clara y serena: “Aquí estoy Señor, tú me has llamado para servir a Jesucristo en esta congregación, todos los días de mi vida”. Después, vinieron los abrazos y las felicitaciones. Sor Rosa, más relajada y con una amplia sonrisa, afirmaba: “estoy muy contenta, esto es muy especial y, además, es el Año de la Fe”.