L.B. | 12.11.2020

Decenas de feligreses despidieron a los religiosos en la parroquia Ntra. Sra. de la Esperanza, de Valencia.

Los Agustinos Recoletos han clausurado la última comunidad que tenían en la diócesis de Valencia y que atendía la parroquia Nuestra Señora de la Esperanza, de la capital valenciana.


Decenas de personas acompañaron a los frailes en la misa de despedida celebrada el pasado 31 de octubre. Todos ellos despidieron emocionados a los religiosos y les mostraron su agradecimiento por la labor desarrollada durante casi 40 años. También como gesto de agradecimiento, el arzobispo de Valencia, cardenal Antonio Cañizares, entregó a la orden el pasado 29 de octubre una réplica del Santo Cáliz que se venera en la Catedral.


Los feligreses de la parroquia han sentido la marcha de los Agustinos Recoletos. La feligresía está compuesta mayoritariamente por emigrantes, tanto españoles como extranjeros. “Tras la Guerra Civil, el barrio de Benicalap fue habitado por familias con pocos recursos que vivía en edificios construidos por el Arzobispado durante la posguerra”, indica el agustino recoleto Felipe Sada. Por su parte, Luis Martínez reconoce el cariño que han recibido de los fieles, quienes a su vez “han sentido la cercanía de los religiosos”.


La decisión de cerrar esta comunidad está motivada por la edad avanzada de los religiosos -Luis, Fermín, José Antonio y Enrique-, que han sido reubicados en otras comunidades.


En 1981 los Agustinos Recoletos establecieron una comunidad en la iglesia anexa al convento de las Agustinas Recoletas Contemplativas para atender la labor pastoral de Benicalap y del nuevo templo, que recibió el nombre de Nuestra Señora de la Esperanza. Esta comunidad se sumó a otras tres que ya existían en Benigànim -la primera de las fundaciones en la diócesis-, la casa de formación en Torrent y en el barrio valenciano de Patraix.


Tras 40 años de historia, los religiosos se llevan un grato recuerdo. Luis Martínez fue uno de los religiosos que fundaron en 1965 la comunidad de Benigànim, la primera en Valencia, y ahora era el prior de la última comunidad. “Son muchas las cosas positivas que se han hecho en todos estos años”, afirma.