Imagen de archivo de las Agustinas de Benigànim.

L.B. | 17.09.2020

En Benigànim, la única localidad de la Comunidad Valenciana confinada por la pandemia, se está produciendo un hecho sorprendente. El monasterio de vida contemplativa de las Agustinas Descalzas es un no parar de actividad frenética. Eso sí, con un buen ánimo y una sonrisa en todas las hermanas que llama la atención. Sobre todo, por el motivo:
“Desde el principio de la pandemia recibimos por correo electrónico muchas cartas de médicos y enfermeras, que ni conocemos, pidiendo nuestra oración porque estaban desbordados. Se sentían hundidos”. Nos lo cuenta la madre Dolores, priora del monasterio de la Purísima, San José y la Beata Inés, que reconoce que fue tal el aluvión de peticiones que tuvieron que organizarse las hermanas de una forma muy singular para poder dar abasto y atender todas las peticiones.


“Como eran tantos los correos los repartimos entre todas las hermanas y cada una personalmente se preocupó de pedir de forma particular por una familia, un médico… Las que manejamos internet contestamos a todos. Y luego nos han dicho que desde que recibieron nuestras cartas, se sentían más fuertes, más unidos a nosotras, y les dábamos ánimo para seguir luchando. Porque es un sufrimiento muy grande ver cómo se van las personas, cómo mueren, y se sienten impotentes”, comenta la M. Dolores.


La religiosa asegura que aún ahora están a disposición de todo el que necesite su ayuda espiritual, su atención.
Las Agustinas Descalzas del monasterio de Benigànim reconocen que todos los días rezan para que acabe la pandemia y piden por todos los fallecidos y sus familias, e imploran para ello “la intercesión protectora de la beata Inés” (Benigànim, 1625-1696).


La comunidad de vida contemplativa está formada en la actualidad por nueve religiosas y “todos los días pedimos a Dios en las misas por el fin de la pandemia, también en el Oficio divino diario, en las preces, en los laudes, en las vísperas y en la letanía de los santos, y rezamos por todas las personas que han fallecido, por sus familias, y por todos los enfermos”, confirman desde el monasterio.


“Que no paremos”
Además, son muchas las personas que les llaman por teléfono para ver qué necesitan ellas o saber si están bien y, también, para pedirles que intensifiquen su oración. “Nos llama mucha gente no sólo de Benigànim sino de muchos sitios y nos piden que, por favor, no bajemos los brazos, que estemos rezando porque lo necesitan todos mucho”, explica la madre Dolores.
Y aunque las religiosas normalmente no ven la televisión, desde que comenzó la pandemia “hemos de estar al día de todo lo que pasa para rezar más y pedir a la beata Inés que proteja a todos. Y lo hacemos con alegría, sabiendo que la beata también está intercediendo por nosotros desde arriba”.


La superiora de la comunidad destaca que ellas no tienen miedo ante esta situación. “Estamos en las manos de Dios y hemos de confiar. Estamos convencidas del poder de la oración. Sabemos que sin salir de nuestro monasterio, la oración llega a todos. Ésa es nuestra vocación, nuestra manera de vivir”, subraya.


Casa Recuerdos
Desde el comienzo del estado de alarma, en el mes de marzo, cerró sus puertas al público la ‘Casa Recuerdos Beata Inés de Benigànim’, instalada en el monasterio, con objetos relacionados con la vida y obra de Josefa Teresa Albiñana Gomar, conocida como la beata Inés de Benigànim, que fue la primera mujer valenciana declarada beata hace 130 años.


“Todos quieren venir a ver a la beata, pero les decimos que en estos momentos no puede ser y que recen desde sus casas. Les pedimos que tengan paciencia, que la beata les oye. Cuando todo esto pase, volveremos a abrir la Casa Recuerdos”, añade la religiosa.


También son muchas las personas que les preguntan cómo será la fiesta de la beata el año que viene “y decimos que eso hay que dejarlo en manos de Dios. Según estén las cosas, nosotras actuaremos. Prudentemente y guardando todas las medidas establecidas”.