L.B. | 27-04-2017
El pequeño monasterio ‘Lumen Crucis’ acoge a la primera fraternidad de Hermanitos del Cordero en nuestra diócesis. (Foto: Alberto Sáiz)Vale la pena llegar hasta allí a pesar de lo tortuoso del camino. Y no sólo para poder disfrutar de un precioso paisaje, sino por la paz que lo inunda todo y el silencio que ‘se escucha’ en el pequeño monasterio ‘Lumen Crucis’ (Luz de la Cruz) de los Hermanitos del Cordero, cerca de Navalón (en el término municipal de Moixent).
El monasterio, que acoge a la primera fraternidad de Hermanitos del Cordero en nuestra diócesis, será bendecido este sábado 29, a las 12:30 horas, en una ceremonia presidida por el cofundador de la fraternidad el hermanito Jean-Claude. Tras la eucaristía, los asistentes podrán compartir comida bajo los pinos y, por la tarde, los asistentes tendrán la oportunidad de tener un tiempo para compartir impresiones con los fundadores de la Comunidad.
‘Lumen Crucis’ ha sido construido muy cerca del pequeño monasterio de la Transfiguración de las hermanitas del Cordero. Las religiosas llevan cerca de quince años en Valencia. Empezaron con una fraternidad en la ciudad pero construyeron el monasterio en un lugar más apartado para tener un lugar de formación, acogida y encuentro con Dios. Fue precisamente durante la bendición del pequeño monasterio de la Transfiguración cuando el entonces arzobispo de Valencia, don Carlos Osoro, llamó a los hermanitos para fundar también en Valencia.
A partir de ahí, comenzó todo. La fraternidad de hermanitos decidió venir y empezar a buscar un terreno cerca de las hermanitas porque, teniendo vidas separadas, hermanitas y hermanitos se reúnen para celebrar la Eucaristía diaria y los oficios litúrgicos de los domingos y solemnidades.
En 2012, después de muchos contactos una familia de Valencia les donó un terreno de cinco hectáreas.
Con los más pequeños
El siguiente paso fue encontrar agua porque sin ella hubiera sido imposible fundar. Una vez asegurada el agua, el arquitecto Francisco Prats realizó el proyecto junto con un hermanito. Entonces ya empezaron a pedir. “Empezamos pidiendo oración para tener un buen soporte”, comenta el hermanito Antonio. Así, fueron a presentar su proyecto a muchos colegios y también a la cárcel. “Queríamos mucha oración, especialmente de los más pequeños”, añade.
Y junto con la oración fue llegando el dinero. “Nosotros no tenemos fondos. Somos mendicantes y vivimos de la Providencia. Pedimos y con lo que se nos da vamos viviendo”, explica. “No ha habido grandes donaciones sino muchas pequeñas. Es bonito ver cómo un proyecto así mueve a tanta gente. Y eso que nos encontrábamos en plena época de crisis. A pesar de todo, nunca nos ha faltado nada y siempre hemos tenido para dar el siguiente paso”, añade. Fueron también muchos, sobre todo empresas, los que donaron material para la construcción o, incluso, árboles para embellecer los alrededores.
“Con todo nuestro corazón damos las gracias a quienes nos han dado el terreno y material, y a todos los que han subido alguna vez a ayudarnos”, manifiestan.
En la actualidad, ‘Lumen Crucis’ cuenta con cuatro edificios muy sencillos y humildes pero de gran belleza. Son casas de una sola planta construidas con materiales también sobrios porque con su forma de vida, los hermanitos intentan transmitir la sencillez y belleza del Evangelio.
El centro del monasterio lo constituye una capilla, a la que se añade otro edificio para la vida de los hermanitos con celdas y zonas comunes; otro, para las instalaciones de electricidad, bomba de agua, etc; y por último, una casa de acogida para grupos, con capacidad aproximada para unas 20 personas. A estos edificios se añaden dos ermitas aisladas para hacer retiros los propios hermanitos. Y próximamente comenzará a construirse un edificio sólo para celdas, con el que quedará terminado el proyecto.
Fin de semana de acogida
La Comunidad del Cordero fue fundada el 6 de febrero de 1983 por Mons. Jean Chabbert, arzobispo de Perpiñán, y el 16 de julio de 1983 fue reconocida como parte de la Familia de Santo Domingo. Utilizan los diminutivos -hermanitos y hermanitas- para tener siempre presente que es en la pequeñez donde, según el evangelio (Mateo 11), se revela el Señor.
Los hermanitos emplean la mayor parte de su tiempo en el trabajo, la oración y la formación. Pero el fin de semana lo dedican a la acogida de familias y jóvenes. “Cuando vienen a pasar un fin de semana, a los jóvenes les proponemos vivir como nosotros, en celdas, silencio y oración”. Con las familias que acuden buscando un lugar donde pasar el domingo, comparten la liturgia -celebran la eucaristía los domingos a las 12- y comida.
“Deseamos que éste sea siempre un lugar de luz y de paz dónde los que vengan reciban y experimenten el amor de Dios”, destaca el hermanito Antonio.
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