CAROLA MINGUET | 21-06-2019
La filósofa española Adela Cortina. (FOTO: R.F.)La filósofa española Adela Cortina impartió la conferencia inaugural de la conferencia anual de EBEN en la UCV, donde incidió en los desafíos éticos de una Europa que “debe asumir y promocionar la industria 4.0”.
“Es una obligación hacer frente a la digitalización y la inteligencia artificial con ética, porque Europa se está quedando detrás de China y de EE.UU y se está condenando a la irrelevancia. Nuestro continente tiene la mejor propuesta que se pueda hacer a nivel mundial, que es la de una economía social de mercado; así, lo más grave no es que pierda económicamente, sino que pierda fuerza su propuesta. Europa tiene la obligación de ser relevante económicamente y, para ello, las empresas son clave”, argumentó Cortina.
En este sentido, esta experta apeló a las empresas “a sumarse al mundo de la digitalización y de la inteligencia artificial y alcanzar así los objetivos del desarrollo sostenible”, un reto en el que “la ventaja competitiva de Europa será la ética y la confianza, la clave: hay que crear una sociedad confiable”, subrayó.
Para ello, “las legislaciones no bastan, porque hecha la ley hecha la trampa. Hace falta la ética también, que no se puede imponer pero sí recordar para que las empresas se convenzan de que deben ser agentes de justicia, de que la ética es rentable y fecunda”.
En definitiva, la ponente lanzó la invitación a todas las organizaciones “a asumir la ética porque una buena sociedad ha de contar con buenas empresas y porque para ellas es rentable vivir con ética”.
En la apertura también participaron el rector de la UCV, José Manuel Pagán; el Director General d´ Economia, Emprenedoria i Cooperativisme, Francisco Álvarez Molina; y los presidentes del Congreso, Ginés Marco; de EBEN Europa, Geert Demuijnck; y de EBEN España, José Luis Retolaza.
Marco subrayó que este encuentro “pretende evaluar a corporaciones e instituciones desde múltiples parámetros, como pueden ser el respeto al medio ambiente, las condiciones dignas en los puestos de trabajo o las políticas de conciliación. La sociedad mira a la empresa y demanda que ésta no se centre en los beneficios económicos sino que preste un servicio a la sociedad”.
Por su parte, Retolaza incidió en que “hay una demanda ética creciente, tanto de la sociedad como de las empresas y administraciones, por lo que nuestra responsabilidad es mayor. Antes clamábamos en el desierto pero ahora se nos escucha, por lo que hemos de ser capaces de responder a las expectativas que se están generando, de transferir conocimiento y encontrar soluciones que puedan funcionar desde la perspectiva de la centralidad de la persona; ser pilares de una nueva narrativa que se quiere construir y no barcas que se mueven con el viento”, aseguró.
Demuijnck agradeció a Marco la organización del evento y manifestó la importancia de esta cita, en la que “se va a reflexionar sobre la misión de las partes implicadas en las organizaciones, con el propósito de trascender la frontera de la ética y llevar el debate z cómo las empresas pueden servir a la sociedad”.
Finalmente, Álvarez Molina apeló a “recuperar el sentido de la palabra economía. La gente la identifica con IPC, PIB o mercado financiero, pero su significado original es la gestión de recursos escasos, la gestión de la casa”.
“Hablar de economía social es un pleonasmo: la economía ha de ser social, y la empresa también. En este sentido, es fundamental la educación en valores”, expresó.