❐ L.B. | 15.09.2022
Ante los numerosos fieles que prácticamente llenaban la Catedral, el arzobispo de Valencia, el cardenal Antonio Cañizares, presidió la toma de posesión de los nuevos canónigos de la Seo valentina, los sacerdotes Benjamín Martínez Galvañ, Fernando Enrique Ramón Casas, José Máximo Lledó López-Cobo y Juan José Garrido Zaragozá.
La toma de posesión de los nuevos canónigos comenzó en la Sala Capitular de la Catedral, donde se inició la sesión capitular. Desde allí y acompañados por sus padrinos y el Cabildo catedralicio, se dirigieron en procesión hacia el altar mayor. En el templo les esperaban sus familiares, así como los numerosos amigos y feligreses de las parroquias en las que han prestado su servicio pastoral los nuevos canónigos, que quisieron acompañarles en este momento tan especial para ellos. También se encontraban presentes un buen número de seminaristas, dado que Fernando Ramón, Máximo Lledó y Juan José Garrido, son los rectores del Seminario Mayor La Inmaculada, La Presentación y santo Tomás de Villanueva, y Corpus Christi, respectivamente.
Tras las palabras de José Francisco Castelló manifestando la alegría del Cabildo y dando la bienvenida a los nuevos miembros, Jorge Miró leyó los cuatro nombramientos, en los que se designaba a Fernando Ramón canónigo lectoral, a Benjamín Martínez canónigo prefecto de Pastoral, y a Juan José Garrido y Máximo Lledó canónigos de honor.
Después de ser proclamadas las lecturas de la liturgia de la Palabra, el Arzobispo, en su homilía, manifestó también su alegría por las nuevas incorporaciones al Cabildo y agradeció a los nuevos canónigos “todo lo que son y hacen”, así como que hayan aceptado este cargo, “con verdadero sentido de servicio sacerdotal y con el ánimo de que el Cabildo sea enriquecido por sus aportaciones”.
Asimismo, agradeció al Cabildo el que “sea realmente un grupo de hermanos sacerdotes que expresan la realidad de la comunión diocesana”, y que mejoren la celebración “siendo un modelo para todo el presbiterio por su confianza mutua, comunicación y vocación”.
Por último, les animó a seguir llevando adelante su labor evangelizadora y a que la Catedral sea un modelo como lugar de culto y evangelización para todas las iglesias. “Sed signo de fraternidad sacerdotal. Dad a todos testimonio de una vida de fe y de esperanza para renovar nuestro mundo y nuestra Iglesia. Una Iglesia de vida y de santidad, experiencia viva de un Dios que es amor”, manifestó.
Tras la homilía, los nuevos canónigos realizaron la profesión de fe y el juramento de fidelidad a la doctrina y moral de la Iglesia así como a los estatutos y costumbres del Cabildo, órgano colegial responsable de la administración y la pastoral de la Catedral. En el caso de José Máximo Lledó, que no pudo asistir a la ceremonia, actuó como Procurador el también canónigo Juan Damián Gandía, quien realizó todos los ritos en su nombre.
A continuación, los nuevos canónigos ocuparon sus correspondientes asientos en el coro de la Catedral desde donde pronunciaron unas palabras. Juan Damián Gandía destacó de Máximo Lledó, el ser “un hombre de Dios, contemplativo de su ministerio y forjado en el espíritu de santo Tomás de Villanueva”, así como de “gran caridad, que acompaña, sostiene y ayuda a muchos sacerdotes”.
Juan José Garrido subrayó “el honor que constituye formar parte de la Iglesia Madre” y mostró su agradecimiento al Cardenal, los canónigos, sus compañeros, seminaristas, familiares y amigos.
Por su parte, Benjamín Martínez, tras hacer un recorrido por las parroquias en las que ha ejercido su ministerio, manifestó sentirse “un simple párroco que ha intentado ejercer su ministerio de la mejor manera. He sido muy feliz en todas las parroquias y con el contacto con todos los feligreses”.
Femando Ramón dio gracias a Dios por su familia, “la iglesia doméstica en la que aprendí el servicio y verdadero amor”, por los amigos, por los rectores y formadores del Seminario y por “todos los sacerdotes y seminaristas que han pasado por ahí”.
Por último, el deán, Vicente Fontestad, en nombre del Cabildo, manifestó su alegría por “contar con vosotros para cumplir mejor nuestra misión: ofrecer el culto solemne a Dios”.
La ceremonia concluyó en la Capilla de San Pedro, donde se trasladaron los nuevos canónigos para tomar posesión del sitial correspondiente.