Momento de reflexión para el inicio del proceso sinodal celebrado el pasado 9 de octubre.

Queridos hermanos diocesanos:
Me dirijo a todos —sacerdotes, religiosos, fieles cristianos laicos— pidiéndoos vuestra participación en una convocatoria universal, venida del Papa, que la gran mayoría ya sabéis: el santo Padre, Papa Francisco, ha convocado a toda la Iglesia, a todas las diócesis, a un Sínodo Universal sobre la “sinodalidad, la participación y la misión de la Iglesia”, que muestre a la Iglesia toda, caminando juntos, participando en la misión eclesial de anunciar el Evangelio.

El Papa quiere consultarnos a todos, incluso a los alejados y, por ello, nos convoca a este Sínodo, que lleve a la Iglesia, en lo sucesivo, a un estilo de sinodalidad, inherente a la naturaleza de comunión que la constituye, en diálogo y participación de todos los fieles.

El Papa, al convocarnos, nos dice que este Sínodo seguirá, cuando menos, tres fases: una diocesana —en todas las diócesis del mundo—, otra nacional —en todas las conferencias episcopales—, y la fase final —fase universal—; quiere, además, consultarnos en concreto sobre 10 preguntas.

Aquí en la Diócesis, coincidiendo más o menos con la aprobación y publicación del Sínodo diocesano y el final del Año jubilar del Santo Cáliz y el final del Congreso diocesano del Laicado, se hará la consulta diocesana a todos, siguiendo un estilo sinodal, consultando a los Consejos diocesanos de Pastoral, del Presbiterio y de Vida Consagrada, y al Colegio de Arciprestes, en la forma concreta que se comunicará en su momento. Os ruego encarecidamente que participéis y os tomés en serio esta convocatoria, la primera que se hace en la historia de la Iglesia.

Tal vez alguno pueda decir: “Otra vez,… pero si acabamos de tener un Sínodo en Valencia”, y hasta encuentre un tanto de cansancio o de fastidio; no hay colisión entre nuestro Sínodo diocesano y el universal: uno es local, el otro de ámbito mundial eclesial; uno y otro se plantean qué hay que hacer para evangelizar en este mundo nuestro en que vivimos para que los no creyentes crean, qué hay que hacer para anunciar a Jesucristo hoy. No se sabe si habrá o no un documento final, pero, en todo caso, lo importante es meter o llevar a la Iglesia por caminos de sinodalidad y participación en orden a la misión.

La apertura de la fase diocesana, como en el resto de las Diócesis españolas, será en la Catedral, la iglesia más representativa, el día 17 de octubre, a las 12 horas. Os espero.

Pido a todos que, con alegría y responsabilidad eclesial, participéis con la oración y en la consulta que se os haga; y que, como acabo de deciros, quienes podáis, participéis en la Eucaristía de apertura.
Muchísimas gracias y que Dios os pague.
Con mi bendición y afecto.