Mis Reyes os harán felices: tomad conciencia y vivid que sois Familia Cristiana. Hemos celebrado la fiesta de la Epifanía del Señor y hemos tenido la gracia de ver cómo el Señor se manifiesta a los hombres y se hace presente en nuestras vidas, el encuentro con él nos hace ver y vivir de una manera tan nueva que no tenemos palabras para expresarlo, pero sí una alegría inmensa que inunda nuestra vida y hace que, para los demás, seamos hermanos. Nos pasa como a los Magos, que después de verlo y adorarlo, el viaje de retorno lo hacemos por otro camino, el que nos marca el Señor. Por eso, tomad conciencia del regalo que ya tenéis, aunque, quizá, no lo sabemos valorar: tenemos una familia, vivimos en una familia. Mi regalo es que descubráis con la gracia del Señor ese don que es la Familia Cristiana. Descubrid lo que son las entrañas de una familia en la que todos los miembros se quieren como se querían en la Familia de Nazaret.
Nos dice la Escritura que al llegar los Magos a Belén “entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre, y cayendo de rodillas la adoraron” (Mt 2, 11). ¡Qué momento más profundo y esperado! Se trata del encuentro con Jesús. “Entraron en la casa”: esta casa en cierto modo representa la Iglesia. Y es que, para encontrar al Salvador, hay que entrar en la casa que es la Iglesia. Este es mi regalo: “entrad en la casa”, en la familia, en la “iglesia doméstica”.
Descubrid la Familia Cristiana. Los Santos Padres nos dicen que veamos en ella la “iglesia doméstica”. Experimentemos en ella cómo es Jesucristo, quien revela la originalidad, el cometido y la fuente de la que vive. A vosotros abuelos, padres e hijos os invito a que acojáis este regalo inmenso que os hace el Señor. Acoged y vivid lo que es la Familia Cristiana; encontraréis en ella una escuela para aprender a vivir el verdadero humanismo, la fe y el amor.
Os invito a las Familias Cristianas a que seáis “lugar” donde se descubra lo que hace Jesucristo en vosotros y donde todos experimenten la cercanía de la Iglesia madre y maestra. Cuando los Magos depositaron ante el Señor oro, incienso y mirra, la Sagrada Familia hubiera tenido necesidad de algo distinto y más útil, pero este gesto de parte de los Magos significaba algo muy profundo, reconocían a Jesús como Dios y Rey, tomaban al Señor como dueño y reconocían su autoridad. Por eso vuelven por otro camino, el camino del Señor, que lo es de amor, de comunión, de entrega, de fidelidad, de misión. Este es mi regalo, el camino de vuelta de los Magos que os lo formulo como un decálogo de la Familia Cristiana, para que todos los que formáis parte de la misma viváis la misión de anunciar a Jesucristo:
1. “En el centro de la autorrealización de la Iglesia y de la Familia Cristiana (iglesia doméstica) está la conciencia de misión”. Esta conciencia la tiene la Familia Cristiana (iglesia doméstica) que, como la Iglesia, vive y cumple la misión que Cristo le ha confiado. La Iglesia es consciente de que el matrimonio y la familia constituyen uno de los bienes más preciosos de la humanidad.
2. “La Familia Cristiana es misterio de comunión”. La Iglesia y por ello la familia cristiana (iglesia doméstica) es esencialmente misterio de comunión: comunión íntima y siempre renovada con la fuente misma de la vida, que es la Santísima Trinidad; comunión con la vida de amor con Cristo, Redentor del hombre. El hombre es imagen de Dios Amor y la comunión de amor entre Dios y los hombres encuentra una significativa expresión en el matrimonio entre un hombre y una mujer, que se caracteriza por la unidad y la indisolubilidad.
3. “Jesucristo revela la originalidad, el cometido y la fuente para vivir la Familia Cristiana”. En Jesucristo, esposo de la Iglesia, se revela la originalidad del matrimonio cristiano y del don precioso del mismo que son los hijos. Son cuatro cometidos los que tiene la familia cristiana (iglesia doméstica): formar una comunidad de personas, servir a la vida, participar en el desarrollo de la sociedad y tomar parte en la vida y la misión de la Iglesia. ¿Dónde encuentra la fuente para vivir estos cometidos? Si la Iglesia nace y renace de la Eucaristía, la Familia Cristiana (iglesia doméstica) nace y renace también de la Eucaristía. En ella encuentran todos los que forman parte de la misma su vocación de servidores del amor de Cristo de unos con otros y hacia fuera de ellos mismos.
4. “La Familia Cristiana, inseparablemente unida al Señor y con necesidad constante de conversión y renovación”. Como la Iglesia, la Familia Cristiana (iglesia doméstica) es humana y divina: esto lo comprende mejor contemplando el misterio de la Encarnación.
5. “La Familia Cristiana no tiene otra vida más que la que le da Jesucristo”. Como la Iglesia, la Familia Cristiana (iglesia doméstica) no tiene otra vida fuera de la que le da su Esposo y Señor. Por ello, como la Iglesia, también la Familia Cristiana es lugar en el que cada uno debe poder vivir una experiencia de fraternidad auténtica que se lo hace vivir el mismo Jesucristo que es su vida.
6. “La esencia, contenido y misión de la Familia Cristiana tiene su definición en el amor”. Por eso, la Familia Cristiana (iglesia doméstica), recibe la misión de custodiar, revelar y comunicar el amor, como reflejo vivo y participación real del amor de Dios por la humanidad y del amor de Cristo por la Iglesia su esposa. La Familia Cristiana transparenta el amor mismo de Jesucristo.
7. “La Familia Cristiana fundada y vivificada por el amor es comunidad de personas”. La Familia Cristiana (iglesia doméstica) es una comunidad de personas: del hombre y de la mujer esposos, de los padres y de los hijos, de los parientes, en los que su primer cometido es el vivir fielmente la realidad de la comunión para desarrollar una comunidad de personas.
8. “La Familia Cristiana es escuela de humanidad, de fe, de amor, de virtudes y célula de la sociedad y de la Iglesia”. En la Familia Cristiana (iglesia doméstica) se fragua el futuro de la humanidad: es la primera escuela de humanidad y de fe, la primera escuela de amor y de solidaridad, la primera escuela de todas las virtudes humanas y cristianas para el ser humano, es la célula del cuerpo social y de la Iglesia.
9. “La Familia Cristiana muestra que la Iglesia es el corazón de la humanidad”. En la Familia Cristiana (iglesia doméstica) se muestra cómo la Iglesia es el corazón de la humanidad, pues el futuro del mundo y de la Iglesia pasa a través de la familia y se fragua en ella.
10. “Para la Familia Cristiana evangelizar es su dicha, vocación e identidad”. Lo mismo que para la Iglesia evangelizar constituye su dicha y vocación, su identidad más profunda, así tiene que ser para la Familia Cristiana (iglesia doméstica): renovar la humanidad con la fuerza del Evangelio (criterios de juicio, valores, puntos de interés, líneas de pensamiento, fuentes inspiradoras, modelos de vida). Y todo con el testimonio y anuncio explícito.