Juan Melchor Seguí (Albaida) ha sido nombrado por el Arzobispo de Valencia, Mons. Enrique Benavent, Vicario episcopal de Evangelización. Este nombramiento supone “recuperar” una figura extinta en una nueva estructura de gobierno, de gran responsabilidad, con la dimensión que supone la coordinación de veinte Delegaciones de la Diócesis. Rector de la Basílica de la Virgen de los Desamparados de Valencia y titular episcopal de la vicaría VI, párroco de Santa María de Ontinyent desde el año 2006. Le hemos conocido especialmente en la organización del Centenario de la Coronación Canónica de la Virgen de los Desamparados (1923-2023), que ha trascendido fronteras.
❐ AMPARO CASTELLANO | 27.07.23
En su faceta personal, cómo recibió usted esta petición de servicio del Arzobispo de valencia?
Cuando llegó el Arzobispo se dió cuenta de que la Vicaria VI estaba lejos y aunque me dijo que encargara hasta final de curso, me comentó la posibilidad de restaurar la Vicaría de Evangelización. Me siento muy agradecido, muy honrado para este servicio y al tiempo me siento abrumado porque realmente es una Diócesis muy grande y la Vicaría de evangelización abarca gran parte de toda la acción diocesana. Digamos que menos la parte administrativa, casi todo es pastoral y evangelización. Pero al tiempo te sientes respaldado por la confianza del pastor y pienso que la diocesis tiene un gran riqueza en personas, hay muchos trabajando ya al servicio y por la evangelización. Como decía el papa San Juan Pablo la Iglesia existe para evangelizar. Hay muchos sacerdotes, laicos, al frente de las delegaciones y evidentemente no partimos de cero ni mucho menos, con toda la historia que tiene la archidiócesis de Valencia. Siempre podemos mejorar, estos tiempos son distintos y tenemos que observar quénos pide la Iglesia valenciana, en esa inmensa tarea de evangelizar.
Menciona usted que estamos necesitados de nueva evangelización. El papa Francisco invita permanentemente a toda la Iglesia a asumir “una nueva etapa evangelizadora” marcada por la renovación conciliar, como Pueblo de Dios “en salida” misionera y sinodal. Una Iglesia corresponsable tanto a nivel interno en su gobierno, en sus estructuras -como aquí mismo estamos viendo- como a nivel externo en la misión evangelizadora. De todas las delegaciones que ha de coordinar, nos fijamos en algunas por plazos. Por ejemplo, llegará septiembre, comenzamos nuevo curso. La Delegación Diocesana de Enseñanza y Pastoral Educativa está en la promoción y acompañamiento de la educación católica y la pastoral educativa. Con tantos cambios legislativos y posible anuncio de nuevos, cómo le gustaría que fuera ese acompañamiento de la diócesis a los profesores y la asignatura de Religión en este escenario?
En primer lugar debo decir que en Ontinyent durante 16 años he sido titular de un colegio diocesano, y ahora lo soy del Colegio de la Escolanía también, y que siempre me ha preocupado y apasionado la enseñanza. Creo que es una grandísima riqueza los 66 colegios diocesanos que tenemos pero la mayoría de niños están en la enseñanza pública y tenemos que atenderlos, y por supuesto, a los profesores de religión de los colegios públicos. Siempre he intentado acompañarles porque lo necesitan, se sienten un poco solos. Tenemos que animarles y ver qué podemos hacer más en la enseñanza pública a la que van muchos niños. Con los colegios diocesanos y colegios religiosos, intentar coordinarnos todo lo que podamos, ofrecerles servicio, acompañamiento espiritual, formación para el profesorado, tenemos medios para formarles en el ideario. En los colegios siempre he buscado un equilibrio entre buenos profesionales, buenos docentes, y que vivan el ideario. Quizá no podemos encontrar el ‘mirlo blanco’, pero que exista un equilibrio entre competencia en la docencia y vivencia del ideario católico, porque el que no cree en el ideario no lo fomenta, no es suficiente respetarlo, porque evangelizar y llevar a Cristo a las personas es la finalidad, como en toda la acción diocesana. Por tanto en los colegios podemos hacer mucho porque ahí tenemos profesores, docentes, familias, niños y jóvenes que son el presente y el futuro de nuestra Iglesia. Debemos acompañarles, formarles, ponernos a su servicio y coordinarnos.
Los jóvenes son, sin duda, una tarea difícil de abordar cuando no han oido nunca la Buena Noticia. Tenemos jóvenes fantásticos como estamos viendo en la movilización en camino a la JMJ en Lisboa, en numerosos grupos como Juniors, Misiones, Hakuna…En este difícil contexto sociocultural ¿cómo se puede acercar a jóvenes que no tienen ningún conocimiento del evangelio o por circunstancias se han alejado?
Sobre todo los jóvenes necesitan autenticidad, y necesitan que se les diga la verdad, pero sobre todo, por mi experiencia pastoral, se necesita que les dediquemos tiempo. Cuando el agente de pastoral, sacerdote o laico les escucha y les acompaña, los jóvenes les abren el corazón. No harán siempre lo que les digas, pero si te consideran parte suya, ya tenemos mucho ganado. La Iglesia siempre ha hecho muy bien crear ámbitos donde el joven pueda desarrollar su vida completamente: la fe, el ocio, la amistad. Creo que a pesar de las dificultades hay muchísima riqueza, lo que hace falta es comunión, unidad, trabajar todos a una, coordinación. El Centenario ha sido un ejemplo porque hemos ido todos a una, hemos salido a la calle y hemos visto que !somos muchos!, gracias a Dios. Pues en la pastoral lo mismo, es verdad que hay distintas sensibilidades, pero creo que como decía el Sr. Arzobispo “las diferencias no nos tienen que llevar a la división, sino a la comunión”. Al enriquecimiento mutuo, por eso hay que trabajar la coordinación e ir todos a una, respetando diferentes sensibilidades, porque entre todos los instrumentos hacemos la orquesta, pero tenemos que ir todos bajo una misma dirección, que es lo importante, que es nuestra diócesis.
Es uno de los mensajes más identificables del Arzobispo Enrique Benavent, siempre apelando a la unidad, con la que nos presentamos ante la sociedad apelando siempre al diálogo y a la conciliación. En nuestra sociedad parece que la Iglesia va contracorriente. ¿Han pensado cómo lograr que la Iglesia transmita invitación que no imagen de imposición?
Creo que la Iglesia y el Evangelio por sí siempre van contracorriente, solamente que abramos el Evangelio nos damos cuenta. Ir contracorriente no significa que nosotros fastidiemos a la gente. Es ofrecer algo que el mundo no ofrece y que puede llegar al corazón de las personas, eso por sí mismo se va a expandir y se va a difundir. Cuando nos dicen la Iglesia que si es anticuada… es una cantinela que utilizan los que no nos conocen para desecharnos, o poner un adjetivo para que la gente no nos mire. Pero ahí está. En el campo político los cristianos, desde el Concilio Vaticano II tenemos que trabajar en los documentos de la Iglesia: cristianos en la política, en la economía, cristianos en la cultura…para transformar al mundo desde dentro, como el fermento que transforma la masa, pero no buscando privilegios, buscando evidentemente lo que nos corresponda. No queremos imponer nada, queremos tener nuestros derechos y que se nos respeten ámbitos para que podamos ejercer la evangelización. Al final ofrecemos algo distinto, el mejor mensaje que es el Evangelio, que es Jesús. Muchas veces no sabemos bien cómo darlo a conocer. Tenemos que buscar las formas, las maneras, pero sobre todo tenemos que ser auténticos y trabajar en comunión, y el Evangelio por sí mismo se expandirá, estoy convencido.
Otra de las claves que nos ha mostrado el Año del Centenario de la Coronación canónica de la Virgen, es la fuerza y la visibilidad de la religiosidad popular, en este extraordinario acontecimiento con más de 50.000 personas en el acto central. Dentro de la vida de la Iglesia, el patrimonio cultural, la fe y la cultura. ¿Tiene planes al respecto?
Planes es pronto, pero el diálogo fe y cultura es fundamental. Sin la Iglesia no se entiende la historia de Occidente y hay muchas voces que lo están recordando. Vemos que hay una gran parte de la juventud que desconoce ese tema y ya se reivindica que en los estudios haya un reconocimiento de la historia del cristianismo y Occidente, uno de los pilares de nuestra civilización. Por supuesto desde la Vicaría de evangelización tenemos que implementar ese diálogo y con toda la riqueza cultural y patrimonial que tiene la Iglesia dialogar con el mundo actual. Comenzando por lo que decíamos antes, por los niños, por los colegios, y buscando dialogar con todos los profesionales de la cultura. El campo es inmenso pero también tenemos que tener ganas de trabajar con ilusión para darnos a conocer.
Tantas áreas de gobierno bajo la Vicaría de Evangelización, también la Delegación de laicos, ¿qué mensaje le gustaría transmitir a los laicos de la Archidiócesis?
Lamento repetirme, pero nos hace falta organizarnos y coordinarnos mejor. Como Vicario territorial he visitado muchísimas parroquias y he visto que en todas las parroquias se sostiene la actividad pastoral gracias a los laicos. Tenemos muchas asociaciones laicales que muchas veces también tenemos infrautilizadas. En las parroquias tenemos que crear estructuras – hay muchas ya- en las que el laico pueda vivir y alimentar su fe, porque hoy en día el signo de la Iglesia no puede depender únicamente como ocurría en el pasado por la asistencia a la misa dominical. Ya decía el Concilio Vaticano II que la parroquia es comunidad de comunidades. En muchos sitios se hace y se hace muy bien, pero creo que podemos hacerlo más y mejor para que el laico se sienta cuidado, alimentado y acompañado. Muchas veces vemos la figura del laico que está en muchas cosas, que no llega, y falta un ámbito en el que pueda vivir su fe compartirla y dar su servicio por medio de los ministerios laicales. Que se sienta protagonista de la evangelización, tenemos muy buenos laicos. Una diócesis muy rica, con muchas realidades eclesiales y muchos movimientos laicales. Comunión y coordinación, eso es fundamental.
Además de los laicos, también los párrocos tienen muchas cargas, no sólo la evangelización sino la administración de la parroquia, etc…¿Cree que esta vicaría de les puede ‘entusiasmar’ también para volver a compartir esta labor?
Justo muchos se han comunicado conmigo, y se han alegrado de que se recupere la figura del Vicario de evangelización. Yo puedo decir que en mis años de vicario territorial mi prioridad han sido los sacerdotes siempre, acompañarlos, escucharlos, animarlos a que redescubramos la belleza del ministerio que tenemos encomendado, que se sientan parte fundamental de la acción evangelizadora de la diócesis. Que ofrezcamos el Evangelio, que seamos auténticos, que trabajemos con ilusión y con alegría. Yo siempre les decía ‘en nuestro nombramiento entra la parroquia, el arciprestazgo, la vicaría, la diócesis y la Iglesia universal’. Lo que quiero es eso, que nos dejemos ayudar y acompañar por otros que nos pueden ayudar en nuevos dinamismos de evangelización. No soy una persona de romper con todo y crearlo todo nuevo porque eso no es así. Cuando hablamos de alejados, los primeros alejados son los padres de los niños que vienen a la catequesis, o a nuestros colegios; que vienen a los funerales, que están en cofradías de fiestas patronales o de Semana Santa, y tenemos un potencial grandísimo para trabajar con todas estas personas. No partimos de cero, y no nos desanimemos, que las dificultades las veamos como retos para crecer, la tarea es apasionante y siempre ha habido dificultades, como dice el Evangelio.
La Misa en Mediterráneo 8tv es un rotundo éxito, los mejores datos de audiencia, pero también se ha demostrado el éxito en la televisión pública À Punt.
La comunicación es fundamental, y además de los medios tradicionales tenemos a todos los jóvenes en las redes sociales. La pandemia ayudó a que muchas parroquias crearon canales eso ha sido un punto de no retorno. Soy consciente de la influencia de la televisión porque allá donde voy con la Peregrina me reconocen como el sacerdote de la Basílica. Entramos en muchas casas, las familias observan y escuchan. También los medios públicos valencianos tienen que dejar espacio a la realidad eclesial y la Iglesia católica, porque una institución que abarca a gran parte de los valencianos, y que tiene una relevancia muy importante por muchas razones, patrimoniales, festivas, culturales, etc. Agradecemos a los medios públicos, y en este caso a À Punt, que continúe con la retransmisión de la misa dominical, pero queremos que además de las retransmisiones puntuales de la misa dominical o de las fiestas de la Virgen o de otros actos religiosos, también estén abiertos a otro tipo de programas, de contenido religioso que también es necesario porque somos una realidad. En las cadenas públicas tienen que estar presentes todas las realidades de la sociedad, y la Iglesia también es una realidad importante.
Tiene mucho trabajo por delante, con más de una veintena de Delegaciones, secretarías…. El Arzobispo ha determinado una “cabeza” para coordinar y fomentar la comunión que es Melchor Seguí. ¿Cuál es su mensaje final?
En las felicitaciones de estos días mis compañeros de curso me decían que afrontara este nuevo servicio con humildad, que escuchara a todos. Y por supuesto, voy a tener en cuenta a todos, a mi me toca coordinar, animar, acompañar pero yo cuento con todos, sacerdotes laicos, y todas las realidades, movimientos parroquias…porque el Sr. Arzobispo me ha puesto para coordinar pero insisto en que tenemos una diócesis muy rica en realidades pastorales, evangelizadoras, y podemos mirar al futuro con optimismo y con esperanza.