AURORA ARANDA, NUEVA SECRETARIA GENERAL DE CÁRITAS DIOCESANA DE VALENCIA

EVA ALCAYDE | 17.09.2020


Conoce Cáritas Diocesana de Valencia al dedillo, primero como voluntaria y después como trabajadora desde hace 27 años. Aurora Aranda ha sido responsable del programa de acogida a inmigrantes, coordinadora de la Vicaría 2 y coordinadora del Área de Animación Comunitaria. Ahora afronta su nueva responsabilidad al frente de la secretaría general con agradecimiento, pero también con la ilusión de los nuevos retos, la alegría que le caracteriza y el objetivo de que su trabajo sirva para hacer crecer a la institución.

-Con 27 años vinculada a Cáritas Diocesana de Valencia en distintos puestos, ¿Cómo afronta esta nueva designación dentro de la entidad?

Lo afronto con vocación de servicio y disponibilidad. Llevo ya muchos años – desde el 1993- trabajando en esta casa, y tengo disponibilidad absoluta para donde la entidad ha considerado que podía desempeñar un papel. También estoy agradecida porque hayan pensado que yo era la persona adecuada para esta nueva responsabilidad. Y sobre todo, estoy emocionada, porque a nivel personal me lo tomo como un reto nuevo, que me carga las pilas y da mucha motivación. También lo afronto con alegría, como todas las cosas que hago. En Cáritas siempre estamos en un continuo aprendizaje y en cada puesto en el que he estado he ido creciendo, formándome como profesional y como persona. Ahora toca poner todo lo que he aprendido al servicio de la institución y que mi tarea sirva para que Cáritas siga creciendo también.


-¿Qué legado recibe de su antecesora Fani Raga, que ha estado diez años en el cargo?

Fani es una profesional con una capacidad tremenda de trabajo y una persona que siempre ha estado disponible para escucharnos, que ha hecho mucho equipo, que ha cuidado la calidez de las relaciones personales y que ha velado siempre por el bienestar de esta institución. Como curiosidad, cuando yo entré en Cáritas ocupé el sitio en el que estaba Fani, en el servicio de acogida a inmigrantes, después estuve apoyando en sensibilización, y en el área de comunicación, después ella fue coordinadora de área y cuando lo dejó yo fui también coordinadora de otra área… así que he estado casi siguiéndole los pasos. Hemos estado muy unidas y esto facilita también la transición. En esta casa sumamos todos, así que el que viene detrás coge el testigo y desde ahí sigue construyendo.


-¿Qué objetivos se plantea en esta nueva responsabilidad, tanto a nivel personal como laboral?

A nivel personal yo quiero ser muy cercana. Me gusta escuchar a todo el mundo. También quiero que mi trabajo sirva para facilitar el de toda la casa, me gusta ser facilitadora de trabajo, con disponibilidad para todo el mundo. Soy una persona muy entusiasta, que cree mucho en esta institución y que quiere mucho a la institución. Favorecer el trabajo en equipo y generar un buen ambiente para mi es fundamental. Y en lo laboral mi plan es seguir la misión de Cáritas, que sigue siendo atender a las personas más frágiles y vulnerables y dinamizar toda la acción socio-caritativa de la Iglesia. En este sentido, todo el trabajo que se hace desde las Cáritas parroquiales y desde la diócesis da respuesta a lo que hace la Iglesia. En estos momentos de pandemia creo que nuestro deber es seguir dando esta repuesta y estar en la primera línea de atención para las personas que más lo necesitan, las familias que ya estaban y las nuevas que han llegado.


-Con la crisis sanitaria y social derivada de la pandemia del coronavirus se ha demostrado que el trabajo de Cáritas es fundamental para la sociedad ¿mucha gente lo ha percibido así?

Desde luego. A todos los que trabajamos en Cáritas nos ha emocionado el compromiso de todos los voluntarios que han estado en cada momento respondiendo a las necesidades que surgían. Han estado ahí al pie del cañón, aún con todas las medidas sanitarias. Durante el confinamiento han estado haciendo acompañamiento telefónico a las personas que estaban solas, dando apoyo económico a las familias, muchas parroquias aunque físicamente han tenido que cerrar se han mantenido activas, han mantenido la atención, la cercanía, el contacto y esto también es Cáritas. En la pandemia se ha visto la esencia de Cáritas, cómo seguimos estando ahí a pesar de todo, cómo seguimos reinventándonos para estar cerca, manteniendo viva la esperanza. Cáritas sigue siendo el reflejo de una Iglesia activa, en salida, que sale al encuentro y que cuida a nuestros hermanos más frágiles.


-¿Cuáles van a ser las líneas de actuación para los próximos meses?

Nuestro objetivo más prioritario es seguir dando respuesta con los programas que tenemos, como los programas de acogida, de atención a personas, familia e infancia, el taller pre-laboral Mambré, los servicios de orientación laboral… estamos reorganizándolo todo para adaptarnos a las nuevas condiciones, con grupos más reducidos y todas las medidas de seguridad, pero se siguen haciendo todos los programas.
También estamos trabajando con esfuerzo para que todas las Cáritas parroquiales puedan seguir dando esa respuesta a las necesidades de su entorno. Muchas están volviendo a abrir y estamos velando para que tengan las medidas adecuadas que permitan esta atención personalizada para las personas que acuden a nosotros. Estamos haciendo un esfuerzo grandísimo por apoyar a las Cáritas parroquiales.
Hay otra línea de trabajo que es sobre el voluntariado. Y es que durante la pandemia y el confinamiento, ha habido mucha gente que se han ofrecido como voluntarios, mucho voluntariado joven que estaba dispuesto en esos momentos a colaborar. Y esto es una oportunidad para nosotros que yo creo que debemos aprovechar. El voluntariado también forma parte de la esencia y el corazón de Cáritas, es una de nuestras mayores riquezas y debemos atraerlo. Por ello también estamos trabajando en la formación, no tanto el contenido, sino en la forma de acceso, con más cursos ‘online’ para potenciar todo aquello que se puede hacer de forma virtual.