Dirigimos la mirada al templo de referencia en la Diócesis de Valencia, la Seo, origen de nuestras raíces cristianas, símbolo de la unidad de los diocesanos y conversamos con Vicente Fontestad (Foios), Vicario general y Moderador de la Curia desde 2007, que cumple su primer aniversario como Deán al frente del Cabildo metropolitano.

Vicente Fontestad celebra su primer aniversario como deán de la Catedral de Valencia. FOTO: A. SÁIZ

❐ AMPARO CASTELLANO

En estos días se cumple su primer aniversario como Deán, al frente del Cabildo de la Catedral de Valencia, ¿cómo ha vivido en este primer año esta responsabilidad?

Es una responsabilidad muy hermosa para un sacerdote poder estar presidiendo el Cabildo de la Catedral que es un grupo de sacerdotes nombrados todos ellos por el Sr. Arzobispo para que atiendan en la Catedral. Con responsabilidades que afectan tanto al culto, como la pastoral, como el edificio mismo, la caridad… Todo ello se le encomienda al Cabildo y al frente está el Deán. Le digo que es una responsabilidad muy hermosa para un sacerdote, porque es poner a disposición de este ministerio lo poquito que somos, pero estar dispuestos a servir al pueblo de Dios en este ministerio que se te encarga. Un año también difícil, estamos saliendo de la pandemia pero aún se nota. Hemos tenido que ir adaptándonos según la conselleria de Sanidad nos iba indicando parta atender con la seguridad que se merecen las personas, para evitar contagios, todo ello ha hecho que tuviéramos, como en el resto de iglesias y parroquias y otros lugares, ir adecuando las medidas a tomar. En ese sentido ha sido difícil porque no ha sido un templo abierto completamente a todo. Gracias a Dios ya empezamos a tener el templo completamente disponible para ser ocupado por todas las personas que vengan, y es importante que todos consideren la Catedral como su casa, que es el templo donde está la sede del obispo, que es el pastor de todos los diocesanos, donde todos debemos encontrarnos en nuestra propia casa, escuchando la voz del obispo, que es la voz del pastor. Entonces, un año difícil pero como digo, hermoso, y donde vas aprendiendo también muchas cosas. Yo ya llevaba siete años como canónigo de la Catedral, conocía muchos aspectos, pero así y todo, estas responsabilidades te abren a conocer otras cuestiones, dificultades, y a conocer más aspectos de la vida de la Catedral.

La Diócesis de Valencia esta muy viva, la Iglesia que peregrina en Valencia es una Iglesia misionera. Hay una gran capilaridad en la Iglesia valenciana a través de las parroquias, pero ¿podemos implicarnos más en la vida de la Catedral, donde hemos vivido el Sínodo diocesano o como el que estamos viviendo, el Sínodo convocado por el Papa Francisco?

Sí, es importante que todos sepamos que ahí esta el centro de la vida de la Diócesis, donde se hacen las grandes celebraciones, por ejemplo, la ordenación sacerdotal, la ordenación de presbíteros, los grandes acontecimientos de la vida de la Diócesis que se celebran precisamente en la Catedral, porque es el lugar donde esta la sede del obispo y ahí es donde nos sentimos todos convocados. Por tanto, en se sentido podemos encontrar en la Catedral el referente de todas las parroquias, sentirla como madre.
La Catedral de Valencia que tiene el Santo Cáliz, creo que es buenísimo que los mismos valencianos lo conozcamos, que un hay muchos que no saben que tenemos la reliquia posiblemente más importante de la cristiandad. Además tenemos mucho arte cristiano, estoy pensando en el ábside, en los ángeles músicos que cantan con todas sus fuerzas a la Virgen Maria, están dándole gracias a la Virgen Maria por lo que ha supuesto para la humanidad. Ahora que empezamos este año Mariano, este Año en el que queremos que la Virgen María vaya entrando en el corazon de todos y cada uno de los valencianos, que sepamos escuchar lo que ella nos dice, que es tan importante como indicarnos a Jesús: “Haced lo que Él os diga”, o cómo Ella vive los acontecimientos de la `pasión al pie de la cruz, o cómo vive el inicio de la Iglesia católica, dándole ánimo a los apóstoles. Todo eso lo tenemos que vivir este año, sentirnos todos especialmente invitados a dar espacios en nuestro corazón a la Virgen María y a su palabra. En fin, quiero decir que esta misión que el Sr. Arzobispo ha convocado, tiene que ser especialmente mariana, es para evangelizar, para que muchas más personas puedan conocer el amor que Dios nos tiene y puedan disfrutar de sabernos salvados por el Señor y ser invitados a ser humanos unos con otros.

Don Vicente en la Catedral de Valencia. FOTO: A.SÁIZ

La Catedral es un templo que tiene referencias importantísimas en el arte, en el patrimonio, y como dice, es verdad que a veces vemos ríos de gente que la visitan, y nos genera duda si se habrán llevado realmente la intensidad de que cada piedra está levantada en honor al Señor, ¿podemos hacer una labor de evangelización a través del patrimonio de la Iglesia?

Por supuesto, y siendo también que acabamos de celebrar el Año Jubilar de San Francisco de Borja, tenemos una capilla dedicada al Santo donde hay tres cuadros espectaculares, que verdaderamente es una catequesis. Quiero decir que con esto vemos lo que es la vida de un santo, alguien que deja las cosas del mundo por las cosas de Dios y que después vuelve al mundo para servirlo de otra manera.

Como decíamos, además de ser el Déan en la Seo de Valencia, tiene en sus responsabilidades ser en la Diócesis el Vicario general y moderador de la Curia. Como vicario general tiene la perspectiva de la importancia de organización de la Diócesis. ¿Qué podemos hacer los laicos, los diocesanos, para acompañar al clero en esa enorme labor?

Lo primero que quiero pedir a los laicos es que quieran a sus sacerdotes. Los sacerdotes viven solos y es importantísimo que se sientan afectivamente acogidos en la comunidad en la que ellos están destinados, sentir que tienes al Pueblo de Dios junto a ti. Es la primera cosa que pediría, así como al sacerdote le pido que vea a cada uno de sus fieles como a un amigo, un hijo, un hermano, alguien a quien querer, primero como persona, y luego si podemos, además, llevarlo al Señor, y si además lo hacemos un santo mejor aún. Pero la dimensión afectiva entre “sacerdote- pueblo de Dios- parroquia”, es importante mutuamente, recíprocamente. Creo que lo que es importante es que el laico ocupe el lugar que le corresponde. El Concilio Vaticano II insiste muchísimo sobre la labor que tiene el laico. No se trata de una Iglesia donde únicamente estén al tanto de ella el obispo, los sacerdotes, los religiosos, sino que el Pueblo de Dios tiene que estar presente, tiene que sentirse implicado en la vida de la comunidad, en la vida de la Iglesia, ocupar el sitio que le corresponde como laico, como Pueblo de Dios, y que tiene una misión importantísima de colaborar, de presidir en aquellas cosas que le correspondan, de evangelizar, de ayudar en muchos aspectos de la vida de la parroquia, como la caridad por ejemplo, los grupos de matrimonios, la ayuda a los enfermos en la pastoral de la salud…Hay muchísimos aspectos que dependen de los laicos. El sacerdote no puede estar en todos los sitios al mismo tiempo, sino que es una misión de todos nosotros, colaborar por tanto en la vida de la parroquia en aquello que podamos. Muchas veces es colaborar en nuestra propia casa, hacer de nuestra casa una Iglesia doméstica con lo que eso significa. Es decir, hacer vivir en nuestro propio hogar la palabra de Dios, rezar juntos, cada vez que el padre o la madre enseñan a su hijo cómo ser un buen hijo, un buen cristiano, están haciendo evangelización, está haciendo posible la vida de la Iglesia en su propio lugar. Pero también con los vecinos, también en la vida laboral, también en la vida de amistad, todo eso no es algo al margen de nuestra fe, sino que como creyentes hemos de llevarlo como laicos allí donde estemos, hacer este mundo más humano y más cristiano. Por tanto, una labor fundamental en la que los sacerdotes hemos de contar necesariamente con los laicos.