Xavier Bartomeu, en su estudio.

❐ REDACCIÓN | 10.03.2022
El próximo viernes 18, se estrena en cines en Valencia y en el resto de España un documental sobre san José. ‘Corazón de padre’ es el nombre de esa película-documental, de Goya Producciones, dirigida por Andrés Garrigó. La película es una invitación a redescubrir la personalidad del esposo de la Virgen y padre adoptivo de Jesús, no como una figura del belén o como un silencioso personaje histórico, sino como un padre muy especial con poder para ayudar a miles de personas en la actualidad.

De ello dan fe muchos testimonios recogidos por todo el mundo en este documental. Desde conversiones radicales a curaciones imposibles o la recomposición de matrimonios rotos. En definitiva, el documental muestra que este hombre, misterioso y discreto, san José, está hoy más activo que nunca.

Una de las personas que ofrecen su testimonio en la película es Xavier Bartomeu, pintor de 56 años natural de Barcelona, que hace unos pocos años experimentó una fuerte conversión al cristianismo en la que san José estuvo muy implicado. El artista ha compartido su testimonio en el programa ‘El espejo de la Iglesia en Valencia’, de Cope Valencia.

Siendo de educación católica, Xavier vivía alejado de su fe. Después de muchos años alejado de la Iglesia, cuando su vida iba a la deriva, le aconsejaron hacer un retiro espiritual. El retiro no tuvo demasiada importancia para Xavier, que lo califica de “anecdótico”, pero allí le encargaron una escultura de san José y, aunque él se considera más pintor que escultor, aceptó. Así, el trabajo constante de investigación sobre la vida de san José, sobre su silencio “fue poco a poco, gota a gota, filtrando en mí”, recuerda Xavier.

Cada tarde, cuando el escultor salía de su estudio, abrazaba la figura que estaba esculpiendo y se despedía de ella hasta el día siguiente. “Así, poco a poco, él se fue haciendo amigo mío y empecé a entenderle, ese silencio, ese ‘estoy aquí para lo que me mandes’. Y en ese momento en que yo tenía una profunda crisis religiosa, él, con su santa paciencia, me reconvirtió”.

Xavier reconoce que cada mañana, cuando llegaba al estudio, encendía la luz y veía la figura a medio hacer pensaba “mira, ahí está”. Precisamente ese estar allí siempre es lo que más le impactó. “Yo tenía el ejemplo gráfico de la propia figura. Me levantaba e iba al estudio con mis problemas personales, familiares, llegaba y allí estaba, donde la había dejado. Nunca se movía. Siempre estaba allí para mí”, explica.

“Me acostumbré a la extraña idea de decirle buenos días y abrazarle, de despedirme de él. Y así aprendí de ese personaje silencioso y callado, cuyas palabras no aparecen en la Biblia. Y pude entender que él, que era un artesano, que está dentro de mi profesión, es clave para la figura de Jesús. Fue esencial en el plan de Dios”, manifiesta. “Y de repente todo me encajó. Vi la sonrisa de san José y en ese momento mi alma se alegró de estar ahí con él, era mi amigo silencioso”, añade.

El artista no duda en destacar que en este momento san José tiene para nosotros un mensaje claro. “En medio de este mundo nuestro tan atribulado, con tanto ruido y guerras, Dios es nuestro refugio. A pesar de los ruidos, de los bombardeos, de internet, de las ‘influencers’, de la frivolidad… detrás de todo eso hay un silencio reparador. Y san José para mí simboliza ese silencio reparador donde, de repente, te vuelves a encontrar con Dios y con tu alma. Y ahí no cabe nada, sólo tú y Dios, de la mano de san José. No cabe nadie más”.

“Se dio la vuelta al calcetín”
A partir de esa experiencia de fe, de reconversión todo cambió en la vida de Xavier. “Cambió mi jerarquía de valores. De repente, arriba de todo, a parte de Dios, se puso el bien, la moral, mi ética, mi familia, mis emociones… todo lo que antes estaba más basado en la fama, el arte, la intelectualidad, que son valores importantes pero no esenciales, pasaron a segundo plano”.

Por eso, para Xavier ahora lo más importante es “hacer felices a las personas”, algo que hace cuatro años le hubiera parecido “inaudito” decir. “Se dio la vuelta el calcetín y resulta que fue entonces cuando estaba bien puesto”, comenta con una sonrisa.

La escultura de san José fue elaborada por Xavier Bartomeu para la Adoración Nocturna Femenina de la iglesia del Santísimo Sacramento de Barcelona. Allí puede verse también otra de sus esculturas, san Pascual Baylón. Ahora le ilusiona su próximo proyecto, la pintura de un altar sobre la Última Cena, en la iglesia de San Olegario, también de Barcelona.