Arturo Javier García en la capilla del Colegio Seminario de la Presentación y Santo Tomás de Villanueva. FOTO: V.GUTIÉRREZ

AMPARO CASTELLANO | 29.09.2022

– Acaba de recibir el nombramiento como Rector del Colegio Seminario de la Presentación y Santo Tomás de Villanueva, destinado a la formación eclesiástica y académica. Una misión que añade a su larga trayectoria, más de una década como Delegado de Misiones, facetas inseparables para los futuros sacerdotes.

– Ya fui colegial del Colegio Seminario, y lo acepto con mucho agradecimiento y con mucha responsabilidad. A nosotros los sacerdotes cuando hacemos promesa de obediencia, pero además es un reto y un honor poder ser rector del Seminario y estar con estos jóvenes. Yo ya estoy en el Seminario 6 desde hace años como director espiritual en Moncada, y ahora cambio a Valencia, para ser Rector, que es otra manera de estar, pero también al servicio del Seminario y de los seminaristas. Es un reto y una oportunidad. Yo confío en Dios, en donde he estado me ha ayudado y me ha acompañado y ahora seguro que también.

– El Seminario es de una enorme tradición, fundado por Santo Tomás de Villanueva, uno de los más relevantes arzobispos de Valencia, conocido como el “limosnero” con una gran conciencia y misericordia a favor de los pobres, ¿es como se dice, el seminario más antiguo del mundo?

– Sí, en efecto. El Seminario es del siglo XVI antes del Concilio de Trento, porque Santo Tomás de Villanueva que había sido agustino, se dió cuenta de que vivir en comunidad le había ayudado mucho para ser religioso. Y a los sacerdotes diocesanos les faltaba eso, por eso pensó en que hubiera una vida en comunidad de los candidatos al sacerdocio. Y además había otra circunstancia, que había sacerdotes muy válidos pero que eran muy pobres y no podían pagarse los estudios, y entonces llegaban a ser sacerdotes, pero sin letras, sin preparación cultural. Entonces se juntan esas dos cosas: en el colegio podían vivir en comunidad y además disponer de una beca para estudiar en la Universidad. Por eso el Colegio está al lado de la universidad. Luego cuando San Juan de Ribera hace lo mismo (actual Colegio del Patriarca) hace lo mismo al otro lado para que esté al lado de la universidad, y tener así un clero formado y santo.

– Lo impresionante es que desde 1550 el Colegio Mayor de la Presentación de la Bienaventurada Virgen María en el Templo haya llegado hasta nuestros días, así que tenemos una tradición de formación de seminaristas muy relevante

Sí, la Fundación la hizo muy bien Santo Tomás de Villanueva, pero también hay un cariño muy grande de la Archidiócesis a estos dos Colegios porque han hecho un gran servicio muy grande. Para los que están ahora es un “lujo” extraordinario, porque hay una dedicación para ellos muy importante que es un regalo en su formación. Y también está ahí el espíritu de Santo Tomás, y la gran devoción a la Virgen María, su gran preocupación por la Sagrada Escritura. Reciben el legado del amor a los por los pobres, la devoción mariana pero también la preparación, la formación, el estudio y por la Misión.

– Precisamente una de las cosas que se les pide es enviarles a tierras de Misión.

– Precisamente, es una de las partes importantes de su formación, ser enviados a la Misión, la Misión aquí y la Misión Ad Gentes. Este verano lo han pasado en Requena en el amazonas peruano, Juan Oliver valenciano, y es una visión para que ellos mismos aquí valoren la Misión. No todos somos misioneros en tierra de Misión, pero sí somos todos misioneros y con capacidad de comprender esa misión en territorio lejano. Tenemos que sostenerlos, con la oración, con nuestra ayuda y sostenimiento económico, ayudando también con sustituirlos cuando es necesario, y no olvidar que hay que sostenerlo porque en aquellos países sin tener medios allí.

– En un contexto de la sociedad actual hay muchos católicos pero un proceso de secularización importante, parece difícil seguir desarrollando vocaciones en los jóvenes, ¿cuáles son los perfiles de los que el día de mañana serán nuestros sacerdotes, qué les mueve a entregarse a esta vocación?

– La vocación es un milagro. El pasado año entraron 12, y 11 siguen este año. Y además este año han entrado 8 más. A lo mejor algunos está en algún movimiento, puede ser en el Opus, en los Neocatecumenales, en la Adoración Nocturna, en los Juniors, o en las parroquias, pero aún así cada uno es un milagro. Y algunos se han incorporado relativamente tarde, que no llevan mucho tiempo ahí diciendo quiero ser sacerdote, y sin embargo dar ese paso para decir, quiero estar ahí y ser sacerdote, el Señor les tiene que transmitir para que se den cuenta de que lo que quieren verdaderamente es ser sacerdotes, y es sorprende cómo el Señor les habla para que lleguen a querer dar este paso. Y a veces encuentran dificultades o incomprensión entre los amigos, a veces en la familia, o en los profesores…que les parece que van a echar por la borda su vida. Y es al contrario, la van a guardar y siguiendo su vocación la van a disfrutar. Y cuando toman la decisión están muy contentos. Hay perfiles diferentes: unos han estudiado ya y luego deciden entrar en el seminario, otros cuando acaban Bachiller, otros vienen del Seminario Menor y una media de edad son 22 años cuando entran. La edad media en la que toman la decisión son los 18 años, y de 22 cuando entran. El 25 por ciento de los seminaristas proceden del Seminario Menor, o han pasado directamente, o han  estado una temporada antes, o sea que a veces, las vocaciones se despiertan en edades muy tempranas.  

– El 25% es una cifra bastante elevada en el conjunto de la media española, seguramente con respecto a otras diócesis.

– Es muy importante el papel de los padres, de estar atentos a lo que manifiestan los niños. Y en ese caso, cuando les ofrecen ir al Seminario Menor aceptan los niños que ya tienen bastante definida su vocación.

– La Iglesia, que tiene esa inquietud de realizar una buena formación con los seminaristas, tiene también y cada vez más, un interés por observar las aptitudes para llegar a ser sacerdotes. En el contexto actual, en ese proceso de convivencia con la sociedad actual, ¿se les prepara también para ello?

– Va totalmente ligado a la vocación, porque si hay alguno que manifiesta dudas se da cuenta de que verdaderamente el Señor no le ha llamado a la vocación. Nuestra tarea es el discernimiento para que cada candidato se dé cuenta de si está enteramente entregado a la vocación. O hay una conversión y un cambio o no. Si un candidato no manifiesta alegría es que no es su camino. Por el contrario cuando van a avanzado y se les ve más alegría para encomendarse al servicio, la vocación es sólida, y es una bendición.

– Esta formación y preparación en el contexto actual, incluye planes de formación específicos. El papa Francisco ha pedido sensibilidad hacia aquellos que se sintieron agredidos. ¿Existe formación específica para mostrar esa observación con posibles casos de víctimas?

– Sí, la verdad es que en esto la Iglesia ha respondido mucho con formación. En tiempos de Juan Pablo II, luego con Benedicto XVI y ahora muy directamente el papa Francisco, han dado muchas directrices para que esto no ocurra, y para que es gravísimo. Así que los educamos en la seguridad y en la madurez humana, para poder vivir el celibato que les hace estar preparados. Hay cursos de formación y charlas, para que si observan o tienen conocimiento se corte de raíz, para nunca llegue a producir ningún daño a las personas, que afecta también a la Iglesia. Nos consagran para ayudar, consagran nuestras manos, todo nuestro ser para bendecir, para ayudar a la gente nunca para crear daño.

– España ha sido de salir a Misión, pero la archidiócesis de Valencia acoge ahora también seminaristas que proceden de las vocaciones nativas.

– Precisamente me decía un sacerdote de Burundi que está feliz, gracias a las becas ha podido estudiar en el seminario. Y becas que también recibió de Infancia misionera cuando era niño para ir al colegio,para tener un comedor, para los niños albinos, para un montón de proyectos que se han hecho en su diócesis. Y esto es un beneficio para nosotros porque formamos sacerdotes que volverán a esas tierras de misión, y además aquí también ayudan en las parroquias. Y te encuentras con ese misionero, que tú le has ayudado y ahora está ayudándote aquí celebrando la misa, dándote la confesión, etc..

– El papa Francisco nos habla siempre del Amazonas y la archidiócesis de Valencia está precisamente ayudando en el Vicariato del Amazonas en Perú. Con enorme experiencia al frente de la delegación de Misiones, siempre es necesario recordar la necesidad que tienen nuestros misioneros.

– Hace mucha falta porque es verdad que hay muchas Misiones que no tienen misioneros, no sacerdotes, tampoco hay misioneras. A veces tampoco hay dinero para coger esos barcos e ir a visitar los poblados…la extension territorial es como Andalucía, y claro los desplazamientos son de varios días, primero Lima, Iquitos, luego tres horas de autobús y dos de barco, para llegar y es de los que está más cerca, que tenemos otros más alejados, donde ya serían dos días de barco.. En muchos están creciendo sectas evangélicas, porque claro, como no hay sacerdotes, se aprovechan y viven una religiosidad pobre, muy falsa y providencialista que no les ayuda a superarse, a mejorar, sino simplemente a mantenerse, es una pobreza. Entonces hace falta mucha presencia de los católicos, de religiosos, religiosas, sacerdotes diocesanos, laicos, familias, que pudieran ir al Amazonas y hacer presente a Jesús, porque la gente lo está esperando, lo está deseando. Les hace un bien inmenso. Necesitamos oraciones para que las Misiones vayan adelante.