❐ C.A. | 9.02.2023
“Están en mi corazón, no pierdan nunca la esperanza”. Con este mensaje el papa Francisco se despidió de África tras su visita a El Congo y Sudán del Sur, que realizó del 31 de enero al 5 de febrero. Un viaje apostólico en el que el Papa lanzó un mensaje de esperanza y de paz en unos países marcados por la violencia. De hecho, a lo largo de su recorrido ha podido escuchar de primera mano testimonios desgarradores de víctimas de los conflictos de cada país.

En este sentido, realizó una fuerte llamada a la comunidad internacional a respetar a los países africanos: “No toquen la República Democrática del Congo, no toquen el África. Dejen de asfixiarla, porque África no es una mina que explotar ni una tierra que saquear. Que África sea protagonista de su propio destino”. “No podemos acostumbrarnos a la sangre que corre en este país desde hace décadas, causando millones de muertos sin que muchos lo sepan. Que se conozca lo que está pasando aquí. Que los procesos de paz que están en marcha, los cuales aliento con todas mis fuerzas, se apoyen en hechos y que se mantengan los compromisos”.

Otro de los momentos más impactantes de esta visita fue el encuentro con las víctimas de la violencia en el Congo en una zona del país martirizada, como es el este del país africano, donde los asesinatos, mutilaciones o secuestros están a la orden del día. Fue el caso de un joven de 17 años que presenció cómo despedazaban a su padre. O de un niño de 13 años que estuvo secuestrado nueve meses y que pidió “a Cristo vencedor en la cruz, que toque el corazón de los torturadores para que liberen a otros niños que siguen en la jungla”. O de una joven secuestrada 19 meses y violada varias veces cada día.

“Sus lágrimas son mis lágrimas, su dolor es mi dolor. A cada familia en luto o desplazada a causa de poblaciones incendiadas y otros crímenes de guerra, a los sobrevivientes de agresiones sexuales, a cada niño y adulto herido, les digo: estoy con ustedes, quisiera traerles la caricia de Dios. Su mirada tierna y compasiva se posa sobre ustedes. Mientras los violentos los tratan como objetos, el Padre que está en los cielos mira su dignidad y le dice a cada uno”, aseguró el Papa.

Además, durante la celebración de la eucaristía en el aeropuerto ‘Ndolo¡ de Kinshasa, una de las más multitudinarias, pidió al pueblo del Congo dejar las armas: “Que sea el momento oportuno para ti, que en este país te dices cristiano, pero cometes actos de violencia; a ti el Señor te dice: “Deja las armas, abraza la misericordia”. “No hay cristianismo sin comunidad, como no hay paz sin fraternidad”, añadió.

Sudán del Sur
Ya en Sudán del Sur inició una peregrinación ecuménica de paz, acompañado por el Arzobispo de Canterbury, Justin Welby, y el Moderador de la Asamblea General de la Iglesia de Escocia, Iain Greenshields. Allí pidió paz para un pueblo que, “con gran dignidad llora por la violencia que sufre, por la constante inseguridad, por la pobreza que lo golpea y por los desastres naturales que lo atormentan”.

Ante las autoridades del país no dudó en lanzar un grito de paz: “Basta, en nombre de Dios, del Dios al que juntos rezamos en Roma; del Dios manso y humilde de corazón, en el que mucha gente de vuestro país cree, ha llegado la hora de decir basta, sin condiciones y acusaciones recíprocas sobre quien haya sido culpable, basta de dejar al pueblo sediento de paz. Basta de destrucción, es la hora de la construcción. Hay que dejar atrás el tiempo de la guerra y propiciar un tiempo de paz”.

Asimismo, En otro momento pidió a la Iglesia “caminar en medio de los sufrimientos y las lágrimas, en medio del hambre de Dios y de la sed de amor de los hermanos y hermanas”.

Durante la rueda de prensa que ofreció en el vuelo de regreso a Roma también hablo de la paz en el mundo tras preguntas por la guerra de Ucrania: “Sí, hay guerras más importantes por el ruido que hacen, pero, no sé, el mundo entero está en guerra, y en autodestrucción. Tenemos que pensar seriamente: está en autodestrucción. Detengámonos a tiempo, porque una bomba te pide otra más grande y otra más grande y en la escalada no sabes dónde acabarás”.

La hermana Inmaculada, natural de Alfafara, de El Comtat.

“Los habitantes del Congo necesitan mensajeros de paz”

❐ CARLOS ALBIACH
La hermana Inmaculada Pascual Alcaraz, religiosa de la congregación Pureza de María y natural de la localidad alicantina de Alfafara, que pertenece a la diócesis de Valencia, lleva 32 años como misionera en la R.D. del Congo. Allí llegó tras acabar los estudios, en 1991, y ha ejercido su labor en los colegios de la congregación como directora e impartiendo clases. También ha sido la encargada de la formación de junioras. Desde hace dos cursos está en Lubumbashi, la segunda ciudad más importante del país, donde se encarga de la administración de la delegación de sus obras de África, que comprende Camerún y R.D. del Congo. En sus diferentes comunidades atienden diferentes misiones como hospitales, colegios, internados de chicos y chicas, residencia de universitarias, así como obras sociales en favor de la mujer.

Tras toda una vida en este país africano la hermana Inmaculada no duda en asegurar que “con la gracia de Dios todo se puede y que es Él el que lo hace todo”. “Muchas veces uno se siente muy pequeño e impotente, pero cuando te confían un servicio, si te abandonas en manos de Dios y confiando siempre en Él, todo va saliendo. Y es muy importante confiar en los demás, querer mucho a las personas con las que tienes que tratar, aprender de ellas, ser humilde y servir con alegría, sabiendo que eres enviada, que el Señor te quiere donde estás y procurando dar lo mejor de ti misma sin ninguna pretensión.

Y para ello son muy necesarias la oración diaria y la vida de comunidad, los dos pilares de nuestra vida misionera”, asegura.
Para la religiosa valenciana hoy en día R.D. del Congo necesita “buenos dirigentes que se sacrifiquen por mejorar tanto la vida de las personas”. También asegura que “el país es muy rico a nivel de subsuelo, pero la gente sufre mucho porque no se beneficia y hay mucha desigualdad”. “El país necesita verdadera paz y buenos políticos que no promuevan el tribalismo ni la división. La gente necesita que se respete su dignidad y se le asegure un mínimo de seguridad y de bienestar. Hay demasiada corrupción a todos los niveles.”, añade.

Aunque no ha podido acudir a los actos de la visita del Papa sí que los ha seguido por la televisión. “La gente necesita mensajeros de paz, que se les hable en verdad de parte de Dios. El pueblo necesita un cambio. Por eso y porque la gente es muy religiosa en general se han volcado con la visita del Papa. Yo me he quedado muy impresionada de ver cómo las personas han respondido, la cantidad de gente que se ha congregado junto a él”, detalla. El Papa, añade, ha hablado “con verdad” y ha exhortado a todos “a decir no al tribalismo, a la corrupción, a todos los antivalores y trabajar por la unidad, la fraternidad, la honestidad, a ser valientes y a denunciar el mal, a dejar las armas y construir la paz, a quererse todos como hermanos, a vivir la compasión y misericordia para con todos”.

“Esperemos que todos estos mensajes, que profundizaremos y llevaremos a la práctica, no queden en el olvido. Tengo confianza de que esta visita traerá mucho fruto, si seguimos rezando y trabajando por ello”, concluye.