❐ C.A. | 25.05.2022
Su obra marcó un antes y un después en la historia misionera de la Iglesia. Pauline Jaricot fue la impulsora de lo que hoy son las Obras Misionales y el DOMUND. Esta laica francesa ha sido declarada beata en una eucaristía celebrada el pasado domingo en Lyon.

Un 3 de mayo de 1822 Paulina Jaricot, con tan solo 21 años, revolucionó la misión de la Iglesia al implicar en ella a todos los católicos con su oración y donativos en la evangelización. Empezó con las obreras de la fábrica de su padre, formando grupos de 10 que rezaban por la misión y ofrecían sus donativos. La evangelización no era solo tarea de los misioneros sino de todos los bautizados. Nacía así hace 200 años la Obra de Propagación de la Fe, germen del Domund, e inspiradora del resto de las Obras Misionales, que fueron naciendo poco después, aplicando el mismo esquema para diferentes dimensiones de la misión: Infancia Misionera para sostener el trabajo misionero con niños (cuyo fundador fue monseñor Charles de Forbin-Janson), y San Pedro Apóstol para sostener las Vocaciones Nativas (cuya fundadora fue Juana Bigard).

El milagro
La curación de una niña de tres años, Mayline, en estado de muerte cerebral, ha sido la llave para abrir la vía de la beatificación de Paulina Jaricot. Cuando tenía 3 años y medio, Mayline se atragantó con una salchicha mientras cenaba en su casa en Lyon, y llegó al hospital en estado de muerte cerebral. Su colegio se puso a rezar una novena a la venerable Pauline Jaricot, que en esa misma ciudad había fundado la Obra de la Propagación de la Fe. Poco a poco, y contra toda esperanza, fue mejorando.

Beatificación
El papa Francisco también recordó a la nueva beata el pasado domingo 22, el mismo día de la beatificación, tras el rezo del Regina Coeli: “Esta fiel laica, que vivió en la primera mitad del siglo XIX, fue una mujer valiente, atenta a los cambios de los tiempos y con una visión universal de la misión de la Iglesia. Que su ejemplo suscite, en todos, el deseo de participar, con la oración y la caridad, en la difusión del Evangelio en el mundo”. Una beata, añadió Francisco, “que fue pionera del catolicismo social laico, con su esfuerzo por mejorar la situación de los trabajadores de su época, de una forma que se adelantaba a las encíclicas sociales”.

La celebración fue presidida por el cardenal Luis Antonio Tagle, prefecto de la congregación para la Evangelización de los Pueblos, y fue concelebrada por 300 sacerdotes, entre ellos los más de 120 directores nacionales de las Obras Misionales Pontificias presentes en Lyon para la Asamblea Internacional de la institución, que normalmente tiene lugar en Roma.

El cardenal Tagle recordó en su homilía “la docilidad de Pauline Jaricot al Espíritu Santo que la impulsaba con nuevas ideas e iniciativas para la difusión del Evangelio y el servicio a los pobres”. “En esto siguió una gran tradición espiritual, misionera y social de la Iglesia de Lyon”, añadió.

Paulina Jaricot es una de los ‘gigantes’ a los que Obras Misionales Pontificias rinde homenaje este año 2022, con el lema ‘A hombros de gigantes’.

SU VIDA A GRANDES RASGOS

l Nació en 1799, en una familia cristiana de ricos industriales. Tenía una vida acomodada y superficial hasta que decidió dejarlo todo, sin dejar de ser laica. A los 17 años, en privado, hizo voto de castidad y se entregó por completo a la misión de la Iglesia. Empezó a vestir como las obreras de la fábrica de sus padres.
l Su hermano Philéas era seminarista y se preparaba para ser misionero en China, y le contaba la situación crítica de las misiones. Con 18 años comenzó a organizar colectas de carácter misionero entre las obreras.
l Con 23 años concibió la primera red social misionera basada en el binomio oración-donación: grupos de 10 personas que rezaban y colaboraban con las misiones. Fue el germen de la Asociación de la Propagación de la Fe, que se fundó hace 200 años, el 3 de mayo de 1822. Esta iniciativa creció exponencialmente y se extendió por Francia y todo el mundo.
l Movida por su celo apostólico, Paulina multiplicó las iniciativas: creó el Rosario Viviente, fundó las Hijas de María, apoyó nuevas fundaciones misioneras como los maristas y los viatores, etc.
l Se interesó por la difícil condición de los obreros en Francia. Compró en 1845 una fábrica, para ofrecer dignidad a los trabajadores. Sin embargo, fue estafada y arruinada. Abandonada por todos, incluso se negó que ella fuera la iniciadora de la Propagación de la Fe. Finalmentetuvo que inscribirse en el registro de indigentes de Lyon.
l Despojada de sus bienes y de la iniciativa misionera que había impulsado, Paulina permaneció fiel a la voluntad de Dios y a la Iglesia, en adhesión total al Papa. Murió el 9 de enero de 1862.