Reparto de comida por los caseríos del Vicariato de Requena.

BELÉN NAVA | 30.04.2020

El coronavirus es capaz de traspasar cualquier tipo de fronteras. Pocos son los rincones del planeta que no se han visto afectado por él. Ahora, se ha introducido en la selva amazónica donde se encuentran los vicariatos de Requena y de San José, asumidos por la diócesis de Valencia en 2017.


Ante el avance de la pandemia provocada por el Covid-19 en las regiones amazónicas, los ocho representantes eclesiásticos de la selva peruana han emitido un comunicado dirigido a las autoridades y a la ciudadanía peruana. En la nota, firmada entre otros por Mons. Juan Bautista Oliver, OFM, obispo vicario apostólico de Requena y Mons. José Javier Travieso, CMF, obispo vicario apostólico de San José del Amazonas -vicariatos asumidos por la diócesis de Valencia-, urgen a las autoridades a realizar una estrategia sanitaria de emergencia adecuada a la realidad indígena y rural de la Amazonía y otra que asegure alimentos y productos de higiene y limpieza.


La situación de la población que vive a orillas del río Amazonas no es fácil. Hace días ya que en muchas poblaciones indígenas nadie entra y nadie sale. Cortar el contacto con el mundo parece ser la única forma de que la pandemia aterrice en sus territorios. Su acceso a la sanidad es prácticamente nulo. Tan sólo se puede acceder a ellos por aire o agua lo que dificulta, aún más, el traslado de cualquier enfermo a un centro hospitalario. Hay que tener en cuenta que, con datos del jueves 23 de abril en Perú habían cerca de 20.000 casos diagnosticados de coronavirus; casi 600 muertos y unas siete mil personas recuperadas.


Precisamente, tal y como les informó PARAULA, monseñor José Javier Travieso está recuperándose a día de hoy en su domicilio de Iquitos tras confirmarse su positivo en Covid-19 y convertirse en el primer obispo de la Amazonía en padecer la enfermedad. Permaneció en el Hospital Regional de Loreto entre el 24 y el 26 de marzo, cuando fue dado de alta. Actualmente Travieso “se encuentra en condiciones de aislamiento total y bajo supervisión médica permanente“, según ha confirmado el sacerdote César Luis Caro, vicario general de la jurisdicción eclesial.


Toque de queda vespertino
En el vicariato de Requena la pandemia se ha hecho notar. La céntrica Plaza de Armas en la capital del vicariato ya no bulle de actividad, del ir y venir de personas haciendo gestiones, yendo a la compra, a la trabajar…Ahora está prácticamente vacía “porque desde hace casi 40 días estamos confinados en casa, con lo cual la movilidad de la gente queda reducida al mínimo. Por la mañana aún se ve gente haciendo la compra diaria de los alimentos para su sustento, pero a partir del mediodía ya no se ve prácticamente a nadie y a las cuatro de la tarde hay toque de queda por lo que por las calles sólo se ve a las patrulla policiales y a los reservistas del ejército”, comenta el obispo valenciano.


Poco a poco la vida del vicariato se ha ido adaptando a las nuevas condiciones. “En nuestra parroquia, como en todas las iglesias, se han suspendido todas las celebraciones. Desde el 14 de marzo no ha habido ninguna actividad ni celebración ni aquí ni en las capillas de los caseríos. Además hemos suspendido las catequesis, los cursillos y la escuela de Teología”, indica monseñor Oliver a PARAULA.


Por este motivo la parroquia de San Antonio de Padua de Requena se ha adaptado a los nuevos tiempos. Ha creado un perfil en Facebook para que la feligresía pueda seguir la misa dominical, además de retransmitirse a través de una emisora local de radio y un canal de televisión.
También participan en un programa de radio diario “donde hago una lectura del Evangelio con una reflexión sobre la vida, lo que estamos viviendo y cómo esto nos está afectando así las repercusiones que está teniendo en nuestro día a día”, comenta. “La gente suele seguirnos por un medio o por otro, las conexiones no son óptimas para una retransmisión de mucha calidad pero estamos contentos porque llegamos a los hogares”. Porque tal y como asegura el sacerdote valenciano lo que se está consiguiendo es “fomentar lo que es la vida dentro de la familia como una Iglesia doméstica donde se alaba, se escucha la palabra de Dios, se ora y se reflexiona todos juntos. En este sentido es positivo y la gente no ha perdido el sentido religioso sino más bien al contrario, lo ha acrecentado”.

Monseñor Oliver con el Santísimo por las calles de Requena.


Con el Santísimo por las calles
En el vicariato de Requena, en Pascua, es tradicional que en todas la celebraciones se realice una bendición de agua y se lleve el agua bendita a las casas. Como este año no se pudo realizar “decidí salir con el Santísimo en procesión y bendecir el agua que la gente había colocado en cubos a las puertas de las casas. Fue como recibir la presencia de Jesús, la vida, y llenarnos a todos de esperanza porque el mal no triunfará”, concluye Oliver.