ZENIT | 5-04-2018
Con motivo de la Pascua, el domingo 1 de abril el papa Francisco pidió “frutos de paz para el mundo entero”. Al dar la bendición ‘Urbi et Orbi’, a la ciudad y al mundo, desde la logia central de la basílica, el Papa oró especialmente por los países en conflicto: Siria, Tierra Santa, Yemen, Oriente Medio, Sudán del Sur, República Democrática del Congo, Corea, Ucrania y Venezuela.
Citando “la amada y atormentada Siria, con una población agotada por una guerra que no ve el fin”, el Papa deseó que “la luz de Cristo resucitado ilumine las conciencias de todos los líderes políticos y militares, para poner fin de inmediato al exterminio en curso”.
Pidió “respeto por el derecho humanitario y el acceso a la ayuda que estos hermanos y hermanas necesitan urgentemente, al tiempo que se garantice las condiciones adecuadas para el regreso de todos aquellos que han sido dispersados”.
Invocando “frutos de reconciliación para Tierra Santa, todavía herida en estos días por conflictos abiertos que no perdonan a los indefensos”, el Papa también rezó “por Yemen y por todo el Oriente Medio, para que el diálogo y el respeto mutuo prevalezcan sobre las divisiones y la violencia”.
“Que nuestros hermanos en Cristo, que a menudo sufren persecución y hostigamiento, sean testigos luminosos del Resucitado y de la victoria del bien sobre el mal”, añadió.
El Santo Padre también se refirió a “aquellas partes del continente africano atormentadas por el hambre, los conflictos endémicos y el terrorismo”. “Que la paz del Resucitado pueda sanar las heridas en Sudán del Sur y en la atormentada República Democrática del Congo: Que abra los corazones al diálogo y al entendimiento mutuo”.
“¡No olvidemos a las víctimas de estos conflictos, especialmente a los niños! Que no falte la solidaridad por las muchas personas obligadas a abandonar sus tierras y privadas del mínimo necesario para vivir”, insistió.
Diálogo para Corea
Deseó “frutos del diálogo para la península de Corea, para que las conversaciones en curso promuevan la armonía y la pacificación de la región”: “Que los que tienen responsabilidades directas actúen con sabiduría y discernimiento para promover el bien del pueblo coreano y construir relaciones de confianza dentro de la comunidad internacional”.
El Papa pidió también “frutos de paz para Ucrania, para que se tomen medidas a favor de la concordia y se faciliten las iniciativas humanitarias que la población necesita”.
Por último deseó “frutos de consolación para el pueblo venezolano”: “Que él, por el poder de la resurrección del Señor Jesús, pueda encontrar el camino correcto, pacífico y humano para salir lo más rápido de la crisis política y humanitaria, que le atenaza, y que la acogida y la asistencia no falten a todos aquellos de sus hijos que se ven obligados a abandonar su patria”.
El obispo de Roma abogó, asimismo, por los niños “que, debido a las guerras y al hambre, crecen sin esperanza, privados de educación y asistencia sanitaria”; y a los ancianos “apartados por la cultura egoísta, que deja de lado al que no es ‘productivo’”.