REDACCIÓN | 23-10-2014
Francisco y, tras él, el tapiz del beato Pablo VI. ANTOINE MEAKARY / ALETEIA
Al beatificar el pasado domingo a su antecesor Pablo VI, el papa Francisco ensalzó su figura por la labor que desarrolló al frente de la Iglesia, en un momento histórico de dificultad, cambios y convulsión como el de los años 60 y 70. La ceremonia de beatificación supuso el colofón del SínodoExtraordinario de Obispos, que se ha celebrado en el Vaticano del 4 al 19 de octubre y que ha versado sobre ‘Los desafíos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización’.
En su homilía, Francisco calificó a Pablo VI como el “gran timonel del Concilio”. Y recordó que, al día siguiente de la clausura del Concilio Vaticano II, el papa Montini anotó en su diario personal: “Quizás el Señor me ha llamado y me ha puesto en este servicio no tanto porque yo tenga algunas aptitudes, o para que gobierne y salve la Iglesia de sus dificultades actuales, sino para que sufra algo por la Iglesia, y quede claro que Él, y no otros, es quien la guía y la salva”. Tras ello, el papa Bergoglio añadió: “En esta humildad resplandece la grandeza del beato Pablo VI que, en el momento en que estaba surgiendo una sociedad secularizada y hostil, supo conducir con sabiduría y con visión de futuro –y quizás en solitario– el timón de la barca de Pedro sin perder nunca la alegría y la fe en el Señor”.
Pablo VI “supo de verdad dar a Dios -afirmó el papa argentino- lo que es de Dios dedicando toda su vida a la ‘sagrada, solemne y grave tarea de continuar en el tiempo y extender en la tierra la misión de Cristo’, amando a la Iglesia y guiando a la Iglesia para que sea ‘al mismo tiempo madre amorosa de todos los hombres y dispensadora de salvación’”.
Por todo ello, dio “gracias a nuestro querido y amado papa Pablo VI. Gracias por tu humilde y profético testimonio de amor a Cristo y a su Iglesia”.
“Sínodo quiere decir caminar juntos”
El Papa también hizo referencia a la Asamblea General Extraordinaria del Sínodo de los Obispos que se cerraba ese mismo día. Primeramente, el Obispo de Roma recordó que “sínodo quiere decir caminar juntos”.
“De hecho -explicó el Papa-, pastores y laicos de todas las partes del mundo han traído aquí a Roma la voz de sus Iglesias particulares para ayudar a las familias de hoy a seguir el camino del Evangelio, con la mirada fija en Jesús. Ha sido una gran experiencia, en la que hemos vivido la sinodalidad y la colegialidad, y hemos sentido la fuerza del Espíritu Santo que guía y renueva sin cesar a la Iglesia, llamada, con premura, a hacerse cargo de las heridas abiertas y a devolver la esperanza a tantas personas que la han perdido”.
Después, pidió que “el Espíritu Santo, que en estos días intensos nos ha concedido trabajar generosamente con verdadera libertad y humilde creatividad, acompañe ahora, en las Iglesias de toda la tierra, el camino de preparación del Sínodo Ordinario de los Obispos del próximo mes de octubre de 2015. Hemos sembrado y seguiremos sembrando con paciencia y perseverancia, con la certeza de que es el Sínodo.
Lea el articulo del cardenal Cañizares ‘Beato Pablo VI, testigo de la verdad’ en la edición impresa de PARAULA