MªJosé Fraile | 5-07-2012

Seminaristas de ‘Nuestra Señora de Guadalupe’, durante un vía crucis fuera de las instalaciones del seminario.

A diferencia de lo que ocurre en otros países, entre ellos España, “nosotros tenemos muchas vocaciones, pero no tenemos medios para formarlas”. Con estas tristes palabras de presentación Fernando Samaniego Orellana, rector del seminario ‘Nuestra Señora de Guadalupe’ y vicario general de la prelatura de Juli (Perú), y Juan Pablo Vizcarra, de la oficina de desa­rrollo institucional, llegaban a PARAULA tras haber pasado por la Fundación ‘Ad Gentes’ del Arzobispado de Valencia solicitando ayuda.
Hasta nuestra diócesis han venido a presentar un proyecto de formación permanente para sacerdotes, seminaristas y ca­­tequistas que se quiere llevar a cabo en el seminario mayor ‘Nuestra Señora de Guadalupe’ situado en esta diócesis situada al sur de Perú. Una propuesta de la que, según comentan, “también saldrán beneficiadas las nuevas vocaciones que surgen en esta región andina, la segunda más pobre de todo el país”, explica el rector del Seminario.
Entre la lista de solicitudes, el rector presentó también un programa de apadrinamiento de seminaristas.
Apadrina a un seminarista
A 3.825 metros sobre el nivel del mar, en pleno altiplano peruano, colindante con el lago Titicaca, se encuentra el seminario mayor ‘Nuestra Señora de Guadalupe’, en la demarcación territorial de la diócesis de Juli. Aquí conviven y se forman 37 seminaristas, cuyas edades van desde lo 18 hasta los 30 años.
La economía de la zona está basada en la agricultura y la mayor parte de la población, 98 por ciento católica, es campesina. “El 80 por ciento de ellos vive por debajo de la línea de pobreza”, explican Samaniego y Vizcarra.
Y es que a esta altitud la vida se vive en situaciones críticas. Con una escasa concentración de oxígeno, y marcada por terribles amplitudes térmicas que llegan incluso a diferencias de 30 ºC en un mismo día, pasando de los -5 a 25 ºC., la mayoría de las noches, inclusive muchas de verano, puede llegar a helar. De clima frío y seco, la economía doméstica de la zona se basa fundamentalmente en la agricultura, la ganadería, aunque hay una minería que da de comer a muy pocas personas.
De estas familias con apenas recursos salen las nuevas vocaciones sacerdotales. “Una beca completa de formación de un seminarista europeo ronda los 11.600 euros al año. Uno de Juli, sobre los 6.000 euros al año”, detalla el rector.
“Nuestros seminaristas, no pueden aportar nada de dinero, y en el mejor de los casos, como mucho, 15 euros al mes para su formación”, remarca Fernando Samaniego. De ahí que otras aportaciones económicas sean imprescindibles para el sostenimiento del Seminario Mayor ‘Nuestra Señora de Guadalupe’ que lleva en funcionamiento desde el 2002. “Las dificultades econó­micas en las que se en­cuentra inmersa la región limita mucho nuestra capacidad para poder formar a nuestros seminaristas”, comenta Samaniego. “La situación social es muy dura y apenas hay dinero para invertir en cualquier cosa”. La prelatura, añade, “no tiene ningún tipo de ingresos, tan sólo los que llegan de limosnas, donaciones y alguna ayuda de otras organizaciones”.
El propio edificio del Seminario necesita reformas. Tanto Samaniego como Vizcarra comentan que están previstas una serie de obras en el edificio. “Originariamente fue un hotel, y como tal carece de la distribución apropiada para Seminario”, comenta Vizcarra, “por lo que las intervenciones se centrarán en crear un oratorio, mejorar la zona de cocinas y se invertirá en comprar libros para la pequeña biblioteca”.
Nuestra contribución al sostenimiento de esta casa de formación sacerdotal es fundamental. Como lo es para las nuevas vocaciones.
AD GENTES 96.391.05.37 agents@fundacionadgentes.org www.ierjuli.org www.mujeresaymaras.com

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