L.B. | 23-01-2014
La ceremonia comenzó en el locutorio, donde la madre abadesa encendió una vela y bendijo a Dios por el don de la luz. A continuación, se encendió el cirio pascual que encabezó la procesión de entrada portado por un diácono. También formaban parte de la procesión otros ministros y algunos fieles que llevaban Biblias en varias lenguas y flores, como signo de alegría por la resurrección.
Tras el lucernario, comenzó la celebración de la Palabra en la que se leyeron dos lecturas, un salmo y el evangelio.
Al tratarse de una celebración ecuménica, en el momento de proclamarse las lecturas se anunciaron también los versículos que se iban a leer. Y al terminar, el lector dijo “aquí se acaba la primera lectura”, y los fieles contestaron “amen”, en vez de “Palabra de Dios” y “te alabamos, Señor”.
En su homilía, el pastor de la parroquia evangélica Jesús es el Señor, Eddy Muskus, destacó cómo esta ‘Semana de oración’ es “una oportunidad a la que Dios nos llama”. “Somos hermanos, y hermanos en el Señor, y juntos vamos a hacer su voluntad” añadió. Terminó animando a “caminar juntos con el Señor porque Él es nuestro Dios y nosotros su pueblo y ovejas de su rebaño”.
A continuación, el claretiano Antón Mª Vilarrubias y el pastor pentecostal nigeriano Emmanuel Bush ofrecieron sus testimonios sobre las dificultades que viven algunas Iglesias cristianas.
Posteriormente, hubo un rito de reconciliación y signo de la paz. Los fieles de distintas confesiones se dieron la paz mientras se entonaba el canto de Taizé. Una hermana clarisa introdujo la plegaria de la paz y todos juntos recitaron la oración de San Francisco.
También juntos, los asistentes proclamaron la fe común rezando el Credo.
Con los ministros situados alrededor del altar, se renovó el compromiso ecuménico rezando todos juntos una oración por la unidad.
Tras la plegaria universal y antes de la bendición y envío, el presidente de la celebración, el vicario de evangelización, Javier Llopis, destacó cómo “hoy hemos comprobado que es posible rezar juntos. Por tanto, la unidad es posible”. “Es verdad que a veces las diferencias impiden que nos acerquemos, pero nuestra oración hará que se acerquen los corazones de los hombres”, añadió. “A veces nos cogemos a cosas que no son importantes, pero hemos de ser capaces de ir arrinconándolas porque la unidad es posible”, concluyó.
Terminó la celebración con la conmemoración de los mártires. Los ministros se dirigieron desde el presbiterio a la capilla de los mártires, donde se oró por los “santos testigos”.
Además, en la edición impresa de PARAULA testimonios y oraciones al estilo Taizé por toda la diócesis