Miles de fieles asistieron a la bendición ‘Urbi et Orbi’ en la plaza de San Pedro.

❐ AGENCIAS | 21.04.2022
Todo un clamor por la paz. Así fue el mensaje que pronunció el papa Francisco en la bendición ‘Urbi et Orbi’ impartida desde el Vaticano con motivo del Domingo de Resurrección el pasado 17 de abril. De hecho, definió a este tiempo pascual como una “Pascua de guerra”: “Nuestras miradas son incrédulas en esta Pascua de guerra. Nuestros corazones se llenaron de miedo y angustia, mientras tantos de nuestros hermanos y hermanas tuvieron que esconderse para defenderse de las bombas”.
En este sentido, el Santo Padre lamentó que tras más de dos años de pandemia que ha dejado “heridas profundas”, “la esperanza por un mundo mejor se ha visto cercenada por una sociedad en la que tenemos todavía en nosotros el espíritu de Caín, que mira a Abel no como a un hermano, sino como a un rival, y piensa en cómo eliminarlo”. “Necesitamos al Crucificado Resucitado para creer en la victoria del amor, para esperar en la reconciliación. Hoy más que nunca lo necesitamos a Él, para que poniéndose en medio de nosotros nos vuelva a decir: “¡La paz esté con vosotros!”, añadió.

Por ello, el Pontífice instó a los fieles a dejar que la paz de Cristo entre en sus vidas y en los estados, recordando especialmente a Ucrania, que desde hace casi dos meses sufre los efectos de una guerra provocada por la invasión rusa: “Que haya paz en la martirizada Ucrania, tan duramente probada por la violencia y la destrucción de la guerra cruel e insensata a la que ha sido arrastrada. Que un nuevo amanecer de esperanza despunte pronto sobre esta terrible noche de sufrimiento y de muerte. Que se elija la paz. Que se dejen de hacer demostraciones de fuerza mientras la gente sufre”, imploró Francisco.

En este contexto, reclamó a los gobernantes y al Pueblo de Dios no acostumbrarse a la guerra, sino que proclamemos la paz “con voz potente, desde los balcones y en las calles”. “Que los responsables de las naciones escuchen el grito de paz de la gente, que escuchen esa inquietante pregunta que se hicieron los científicos hace casi sesenta años: “¿Vamos a poner fin a la raza humana; o deberá renunciar la humanidad a la guerra?”, añadió.

No solo de Europa, también el Pontífice pidió la paz en aquellos estados donde la guerra marca el día a día de sus gentes, como es el entorno de Oriente Medio como Jerusalén, Líbano, Siria, Irak, Muyanmmar o Afganistán, así como en el continente africano o América Latina.

“Ante los signos persistentes de la guerra, como en las muchas y dolorosas derrotas de la vida, Cristo, vencedor del pecado, del miedo y de la muerte, nos exhorta a no rendirnos frente al mal y a la violencia. ¡Dejémonos vencer por la paz de Cristo! ¡La paz es posible, la paz es necesaria, la paz es la principal responsabilidad de todos!”, concluyó.

Salud del Papa
El dolor en la rodilla que sufre el Papa desde hace meses le impidió presidir la vigilia pascual el Sábado Santo. Aún así, estuvo presente en la celebración sentado y leyó la homilía. También bautizó a diversos adultos, que recibieron el Bautismo en la vigilia.