❐ CARLOS ALBIACH | 15.09.2022
El 16 de septiembre de 2012 la archidiócesis de Valencia vivió un día histórico, tal y como calificó PARAULA esa semana en su portada. Ese día se abría la primera capilla la adoración eucarística perpetua en la diócesis. Era en la capilla de la Comunión de la céntrica parroquia San Martín obispo y San Antonio Abad de Valencia. Tras una misa en una abarrotada Catedral el Santísimo fue trasladado bajo palio hasta San Martín, donde comenzaron los turnos de adoración gracias a los más de 700 adoradores. “Habrá un antes y un después en la archidiócesis”, decía el entonces arzobispo de Valencia, mons. Carlos Osoro.
10 años después la capilla, abierta sigue abierta 24 horas todos los días del año. A ella se han sumado más capillas en diferentes puntos de la archidiócesis de Valencia como Alzira, Alcoi, Agullent, Gandia y Catarroja. Son muchos los valencianos los que han acudido a ella para poner a los pies del Señor sus preocupaciones y sufrimientos y elevar sus peticiones o acciones de gracias a Dios.
Este sábado 17, para celebrar el décimo aniversario, se volverá a celebrar una eucaristía en la Catedral. A la misa seguirá, como ocurrió el día de la apertura, una procesión con el Santísimo bajo palio hasta la parroquia de San Martín, donde volverá a quedar expuesto el Santísimo en la capilla.
“Para muchos de nosotros ha resultado un gran salto en nuestra relación con Dios”, así define la coordinadora de la Capilla, Patricia Peña. “Hace diez años se nos dijo que uno de los primero frutos que veríamos sería el deseo y la necesidad de aumentar la presencia de la Eucaristía entre nosotros. Y se ha cumplido. Cada vez más parroquias acogen adoración eucarística y han surgido movimientos de jóvenes, niños o matrimonios que ponen la adoración en el centro”, añade.
Además, apunta, “ha habido muchos frutos espirituales y algunas vocaciones sacerdotes o a la vida consagrada son fruto del tiempo en la adoración o han sido reforzadas por la presencia del Señor”.
Pero sobre todo, resalta la coordinadora, el fruto se ve en la vida de cada adorador. “En medio de la vorágine del día a a día, cuando uno acude a su hora, logras entrar en diálogo con el Señor y poco a a poco la agitación se disipa y te encuentras con a calma y paz”. De hecho, sorprende cuando tras la pandemia “los adoradores tenían muchas ganas”. Como decía el beato Carlo Acutis, recuerda Patricia, “al estar ante Jesús Eucaristía nos hacemos santos”.
Reforzar las madrugadas
Actualmente la capilla cuenta con más de 400 adoradores que cubran las franjas de todo el día. Sin embargo, las de la madrugada son las que más se necesitan reforzar.