El 11 de noviembre de 2023, Juniors M.D. cumple 40 años de inspirar, transformar vidas y de querer cambiar el mundo. Un día para celebrar, no solo cuatro décadas de logros sino para dar testimonio de la dedicación inquebrantable de los miles de voluntarios y de generaciones que han trabajado por dar a conocer el mensaje de Jesús a los más jóvenes de nuestra archidiócesis.

BELÉN NAVA| 9.11.23

Ha llegado el momento de celebrar y de dar gracias por estos intensos 40 años caminados juntos y me emociona mucho comprobar el compromiso de los Centros Junior”. Son palabras de Luis Albors, presidente diocesano de Juniors M.D. que duda en destacar el tremendo honor responsabilidad que supone estar al frente de las celebraciones del movimiento, pero a la vez, subraya que es “una satisfacción brutal ver como las parroquias y los centros Juniors M.D. se han implicado”.

“El hecho de que Juniors cumpla 40 años significa que dentro de la vida de la Iglesia, durante estos 40 años, ha habido un espacio que se ha intentado cuidar, sobre todo para que niños, adolescentes y jóvenes, tengan un lugar donde crecer en la fe y donde hacerlo de la mejor manera que saben, disfrutando, aprendiendo y, sobre todo, acercándose al Señor. El objetivo que tiene el movimiento, en definitiva, es el seguir anunciando el Evangelio y haciéndolo comprensible para los niños, niñas, adolescentes y jóvenes que lo forman”, asegura el sacerdote Domingo Pachecho, Consiliario de Juniors M.D.

“Juniors Moviment Diocesà se ha convertido a lo largo de los años en una realidad clara, concreta y fundamental en la pastoral para la infancia y la juventud de la diócesis de Valencia”. De esta manera se da la bienvenida a los lectores del libro de Rasgos de Identidad de Juniors M.D., un movimiento que, como tal, ya ha superado las bodas de plata pero que, si pensamos en sus orígenes, ya lleva más de 50 años de feliz matrimonio con los niños y jóvenes de nuestra diócesis.

“Juniors M.D. como comunidad cristiana, es una gran familia donde vivir en comunidad, con Cristo y los hermanos, compartiendo una identidad que nos une. Una historia, una estructura, unos miembros, unos símbolos, unos ritos, un proyecto, una metodología, una espiritualidad que habla de Cristo, y que por tanto transforma el corazón de quienes forman parte del movimiento”, explican desde el propio movimiento juvenil que ya cuenta por miles a sus integrantes. Una gran familia que crece cada vez más y que, atendiendo a los cambios sociales, educativos, económicos e incluso nuevas líneas y propuestas catequéticas, eclesiales y pastorales ha sabido adaptarse y “conectar” con los jóvenes de cada generación.
“Es verdad que las generaciones de jóvenes han cambiado desde el inicio del movimiento, pero es verdad que al final al cristiano le toca estar en la realidad del día a día”, indica Luis Albors quien precisa además, que uno de los principales escollos de la juventud de hoy en día “es una falta de catequización”.

El consiliario del movimiento juvenil coincide con Luis Albors. “Los tiempos han cambiado pero objetivo sigue siendo el mismo, la metodología sigue siendo válida para lo que queremos llevar a cabo y eso se muestra en la cantidad de jóvenes que poco a poco se van acercando a Dios a través de Juniors y, al mismo tiempo, lo hacen asumiendo esa identidad del movimiento, esa manera de estar en medio de la iglesia que tiene el movimiento, que hace que se identifiquen en un lugar que consideran como casa, que consideran como su propio lugar o su propio espacio dentro de la vida de la iglesia diocesana”.

Echando la vista atrás, hay que recordar que “el movimiento surge, en sus inicios como un movimiento de post comunión de post confirmación…pero evoluciona…y hoy por hoy, además de eso, muchas veces somos un Primer Anuncio; una primera carta de presentación de Jesucristo a los más pequeños. Y eso, al final, es una responsabilidad y es el momento que nos ha tocado vivir. Los tiempos son estos y con eso jugamos”.


Con el paso del tiempo, Juniors M.D. se ha convertido en un proyecto educativo sólido y una metodología clara que permite hacer de una misión evangélica un propio proyecto que lleve a conocer a Cristo a los más pequeños, a los adolescentes y a los jóvenes. Partir de una experiencia concreta que va transformando la vida de estos jóvenes se convierte en una reflexión para ellos a la luz de la palabra y a su vez esta reflexión se vuelca de nuevo en la sociedad en un compromiso con querer cambiar las cosas y querer anunciar a Cristo a la sociedad y finalmente celebrar, porque el propio ‘Método Juniors’ termina con una celebración de todo aquello que hacemos y de la presencia de Jesús en medio de nosotros, y esa es la clave. Y el secreto para que esa clave funcione no es otra que como en el amor, ser atractivo. Hacer la santidad y al propio Cristo atractivo a los demás.La pregunta es obvia, y ahora, ¿cuál es el objetivo que se plantea este movimiento juvenil diocesano? “Principalmente, no dejar de ser lo que somos y no dejar de hacer lo que ya veníamos haciendo. Yo creo que, al final, la presentación de la Iglesia o del mensaje del Evangelio tiene que ser siempre en verdad y en misericordia”, responde sin dudar Luis.

“Nuestro objetivo es ese, seguir siendo un movimiento de evangelización. Y eso es lo fundamental. ¿Retos como tal? El reto demográfico es un reto importante, el reto de la desaparición de los jóvenes dentro de la Iglesia, retomar todo eso y ser abanderados como una carta de presentación al resto de jóvenes que vean algo atractivo en la Iglesia”.
“Y que -prosigue-, por lo menos, hay muchos jóvenes que se plantean algo diferente por algo será. No ser bichos raros, sino una imagen normal de jóvenes normales que se implican a nivel parroquial, y eso yo creo que es lo que llama la atención”.

IDENTIDAD PARROQUIAL
Otro de los retos que se plantean desde Juniors M.D. es el “del arraigo parroquial. Yo creo que es algo que a veces perdemos. Hoy, sobre todo, nos vamos de Erasmus o lo hacemos todo desde casa y se pierde un poco el arraigo a una parroquia. Y Juniors M.D. eso lo intenta trabajar, pese a ser un movimiento diocesano, Juniors M.D. es lo que son los centros en las parroquias. Por esa parte, luego se refuerza mucho más la identidad parroquial”, concluye.

Juniors M.D. no concibe su actividad sin la parroquia, ya que nace a partir de ella como respuesta de la pastoral de infancia y juventud de la misma. La estructura de Juniors M.D. en todos sus ámbitos (Diocesano, Vicaría, Zona y Centro), no sería posible si no formase parte de una comunidad parroquial. Son 138 centros repartidos por todo el territorio de Valencia y parte de Alicante. Esto supone alrededor de 14.000 miembros.

“El que Juniors esté en 138 parroquias en nuestra diócesis y significa que hay 138 realidades distintas, que aunque asumen algunos rasgos de identidad comunes, también es cierto que son únicos cada uno de ellos y distintos”, puntualiza Domingo Pachecho. “Es una oportunidad para que las personas que están dentro de nuestros Centros Juniors vayan creciendo en la fe y vayan creciendo, en definitiva, en la cercanía con Dios. El movimiento Juniors, para un sacerdote, siempre es una oportunidad y es una oportunidad por el hecho de que nos permite estar cerca de aquellos que muchas veces, también por las circunstancias y por el momento que vivimos, pueden estar más alejados de la vida de la iglesia. Juniors se convierte en un espacio de encuentro donde los sacerdotes también nos podemos encontrar con niños y jóvenes que ya están vinculados a la parroquia y a los que tenemos la misión de evangelizar”, indica el Consiliario de Juniors M.D.

De igual forma, recientemente, Juniors M.D. celebró Encuentro Diocesano de Consiliarios al que asistieron cerca de 40 sacerdotes. Al acto acudió el Arzobispo de Valencia, monseñor Enrique Benavent, quien animó a los allí presentes a seguir adelante con sus tareas en los Centros y a promover en ellos la eclesialidad. En su opinión, esa es “la misión más importante del Consiliario”.

“Yo creo que tenemos que mantener esa vinculación entre parroquia y Centro porque es la garantía de la eclesialidad del Movimiento, aunque a veces no sea sencillo”, aseguró. En este sentido, sostuvo que “una eclesialidad claramente vivida no debilita el Movimiento. Al contrario, le da fuerza”. De la misma forma, sostiene que “una esclesialidad vivida de una manera natural y con una identidad eclesial clara no solo no debilita la vida de los Centros, sino que los hace más fuertes. Esa es una convicción que muchas veces no es fácil de transmitir”.

Durante su intervención, erecordó una “idea” que le escuchó una vez a D. Rafael Sanus, Premi Sant Maure 2009, “hablando de otra realidad eclesial”. “Es una frase que siempre me ha hecho pensar: Cuando una idea es buena, no debemos tirar la toalla. Aunque muchas veces la idea no pueda realizarse plenamente, tenemos que intentar luchar para que esa idea se haga realidad”. Así, les animó a “ver las cosas buenas que el Movimiento está dándoles a las parroquias y a la Diócesis”.
“Las palabras de don Enrique deben ser un impulso a nuestra tarea como Consiliarios, pues puso de relieve que tenemos una tarea esencial en Juniors, que es la de ser constructores de eclesialidad en los Centros para que la labor evangelizadora del Movimiento se pueda llevar a cabo”, comenta Pacheco.